Diario de Noticias (Spain)

A Maya le dicen agur desde casa

- Joseba POR Santamaria

Admito que esto de que le enseñaran la puerta de salida a Maya públicamen­te no me lo esperaba. Que no iba a repetir como candidato de UPN en Pamplona era sabido, pero que el fuego amigo le haya forzado a un final tan abrupto es absurdo. Ya lo dijo Pío Cabanillas, ¡todos al suelo que vienen los nuestros!. O el mismo Romanones, ¡qué tropa!. Otro ejemplo del desconcier­to en que navega a la deriva la UPN de Esparza, que sale a defender el derecho de Maya a decidir cuándo y cómo comunicará un futuro que ya está al descubiert­o y con el alcalde con el cuchillo del Bruto de turno clavado en la espalda. A Maya le anuncian el cierre una etapa política de 12 años, ocho de ellos como alcalde, a través de un medio de comunicaci­ón y él se resiste y niega que haya tomado tal decisión de no repetir como cabeza de lista de UPN o las siglas con las que comparezca­n finalmente las derechas navarras tras el fiasco de Navarra Suma. No sé algo huele mal en la sede de Príncipe de Viana. Pese a que la decisión de no continuar era más que previsible. No ha sido tampoco esta una alcaldía fácil para Maya, en minoría e incapaz de lograr acuerdos más allá de sus siglas solo ha aprobado unos Presupuest­os y de chiripa. Ya le ocurrió lo mismo en su anterior periodo como primer edil entre 2011 y 2015. De hecho, de estos últimos cuatro años hay muy poco que recordar o destacar de su acción municipal. La mayor parte de los proyectos en marcha en la ciudad vienen heredados de la Legislatur­a anterior, cuando la mayoría progresist­a de Iruña gobernó con Asirón como alcalde. Y las pocas iniciativa­s que han tratado de impulsar Maya y el equipo de Navarra Suma han quedado en nada y casi siempre generando malestar ciudadano. Sigue enzarzado con la pasarela del Labrit –parece que aprovechar­á la festividad de San Saturnino el próximo día 29 para su reapertura tras otra costosa reparación económica más–, imponiendo como gran idea las barras de la Plaza del Castillo y encabezona­do con la reconstruc­ción de la presa de San Engracia pese a los informes contrarios de la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro y del Gobierno de Navarra. Como bagaje final estas ocurrencia­s parecen muy poco. Además de las razones objetivas que persiguen desde hace meses a Maya para poner fin a su ciclo político, resaltan otras dos evidencias: que la continuida­d en la alcaldía está muy complicada para UPN. Y la obviedad política de que el tándem Esparza-maya no es un buen ticket para los carteles electorale­s de 2023. Con Esparza ya nominado como cabeza de lista al Parlamento de Navarra, si había que quitar a uno de los dos de la foto electoral, solo podía ser el alcalde de Pamplona. Desconozco si Maya tenía tomada ya esa decisión y si quería hacerla pública con su propia agenda y tiempos, pero en todo caso se lo han anunciado por él. La cara descompues­ta y el malestar que mostró Maya en este caso están más que justificad­as. Maya ha cometido muchos más errores que aciertos para el interés general de Pamplona, pero tampoco se merecía una jugarreta así como ridícula escena final a su ciclo político.฀una herencia complicada para quien le sustituya al frente de la candidatur­a tanto por el autoaislam­iento político en el que ha decidido situarse UPN como por las sombras se imponen claramente a las luces en su gestión de Pamplona desde hace años.

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