Diario de Noticias (Spain)

“No preparas a tu hija para enfrentars­e con 18 años a un maltratado­r”

María, la madre de Ana, recuerda que “es durísimo ver a una hija sufrir”, pero valora su “mérito y valentía”

- – E.C.

PAMPLONA – Resulta inevitable que María, la madre de Ana, eche la vista atrás y reviva algunas discusione­s que tuvo con su hija con la nueva informació­n que ahora ha obtenido. “Pero no me hago reproches, lo que me hago son preguntas. Pero sobre todo de quererla tanto como siempre la he querido. Al final de todo te das cuenta de que tu hija es incluso más fuerte y madura que otras de su edad, que la preparas para muchas cosas en la vida, pero nunca preparas a una hija con 18 años para que se enfrente a un maltratado­r. La he educado en el esfuerzo, en saber aceptar el no, en situacione­s problemáti­cas cotidianas, pero no en algo así. Ella no pensó que alguien tan malo pudiera hacerle también cosas buenas”, responde María, en la misma charla con su hija. Ana precisa: “Lo que yo pensaba era que un maltratado­r era un monstruo en todos los sentidos, no que pudiera tener dos caras. Me parecía imposible que un maltratado­r pudiera tener cosas buenas como él tenía”.

María recuerda que la relación de su hija con su novio “nunca creí que pudiera ser maltrato, o algo tan negaoculto, tivo. No me hacía gracia que saliera con un chico bastante mayor que ella con la edad que ella tenía. Le estaba quitando sus años de aprendizaj­e en una relación. Pero lo veía como una pega, no era nada tremendo. Sí que recuerdo que le decía que la veía nerviosa y que no estaba preparada para una relación con un chico mayor. Eso le llegué a decir. Pero supongo que en esos momentos ella pensaba que le compensaba­n otras cosas en la relación”.

De todo el proceso, madre e hija se felicitan de pese a haber vivido una experienci­a tan traumática se han sentido tratadas con todo el respeto, sensibilid­ad y una profesiona­lidad fuera de toda duda. “Doy gracias a todas las personas que trabajan en el día a día para que las víctimas reciban en comisaría y en los juzgados la atención que necesitan para terminar con una situación que rompe sus vidas”, agradece María. Si precisamen­te algo les ha sorprendid­o, es que un maltrato que llevaba tiempo que se ejercía de modo sibilino y del que nadie había tenido conocimien­to, finalmente fue denunciado y terminó condenado en apenas tres días. Y Ana pudo salir del juzgado con una sentencia en las manos, una orden de alejamient­o y la firme convicción de empezar otro camino muy alejado del anterior.

Y lo hará de la mano de su familia, sin duda. Porque el trauma vivido seguro que ha fortalecid­o sus lazos. “Al final tenemos que estar orgullosos de que no ha podido con nosotras, de que hemos estado muy unidas. Estábamos aparenteme­nte bien pero ahora estamos mucho mejor. Y veo que mi hija ha tenido un gran mérito, que ha sido valiente, humilde y se ha dejado ayudar”. Ana tiene tiempo y ganas de lanzar una broma que le viene a la cabeza. Recuerda que, ahora, una vez que todo ha terminado, sus padres le dicen que se alegran “de que les volviera a molestar con la música todo el día”.

Pese al final feliz, y a la recuperaci­ón, María confiesa que todo “ha sido durísimo. Ver a una hija sufrir por un maltratado­r que se ha encontrado por el camino es terrible. Ella decidió que era una persona buena, que tenía defectos. Pero no era eso. Era algo peor. ¿Quién tiene informació­n suficiente con 18 años para saber eso?”.

UNA FAMILIA UNIDA

“Damos las gracias a quienes trabajan para que las víctimas reciban la atención necesaria para acabar con algo que rompe sus vidas”

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