Diario de Noticias (Spain)

Ander Izagirre: “El pueblo vasco siempre fue muy activo y abierto, y por eso pervive”

El periodista y viajero desmonta tópicos en el libro ‘Vuelta al país de Elkano’

- ✎ Paula Etxeberria Cayuela  Unai Beroiz

– No hace falta irse muy lejos para encontrar relatos curiosos y exóticos. Acostumbra­do a hacer periodismo de viajes en el extranjero, en países muy desconocid­os para él, Ander Izagirre (Donostia-san Sebastián, 1976) ha optado ahora por darle una vuelta geográfica, histórica y mental al país de los vascos. Nueve días ha pedaleado en bicicleta por la costa vasca y el interior, saliendo “casi de casa”, de Getaria, y con vuelta de nuevo a Getaria, el pueblo natal de Elkano; ha recorrido unos 750 kilómetros viviendo experienci­as, muchas insólitas, que han cambiado la visión sobre su propio origen.

Todo lo cuenta en su último libro, Vuelta al país de Elkano (400 páginas, 22,9 euros), publicado por Libros del K.O. y que el autor presentó ayer en la librería Muga de Pamplona.

El reto ante este periplo era interesant­e. “Tengo una cierta manera de trabajar el periodismo de viajes en el extranjero, y lo curioso ha sido aplicarla aquí, en mi tierra. Y eso era difícil porque supones que ya conoces bien todo, que no hay mucho nuevo que contar, y precisamen­te por eso vi claro que tenía que acompañarm­e de gente que sabe mucho, especialis­tas: una arqueóloga, un historiado­r, un submarinis­ta, un minero, un cocinero... porque ellos me iban a contar capas de la realidad que están detrás de la visible y que era lo que a mí me interesaba”. Y el resultado, asegura, la ha sorprendid­o: “Me lo he pasado muy bien descubrien­do historias que no imaginaba en mi propia casa”.

El principal tópico contra el que

PAMPLONA ●฀Primer arrantzale.

En la Getaria de Lapurdi hay una placa de mármol de hace 2.000 años, en unos cubículos de piedra donde los romanos hacían salsa de pescado, y el propietari­o dice que es un esclavo liberado, que se llama

Caius Julios Niger, el Negro. “El primer arrantzale de la costa vasca, o el primer trabajador de la industria pesquera vasca con nombre y apellidos que conocemos de hace 2.000 años, era un negro, un esclavo liberado. Así que hace dos mil años los vascos ya estaban conectados a esa parte globalizad­a, en la que también ha habido episodios muy terribles, de esclavitud y explotació­n”, dice Izagirre.

De los oficios implicados en la primera vuelta al mundo de Elkano, dice el escritor, “solo hay dos que se sigan trabajando con la misma herramient­a: uno es el de rey de España con la corona y el otro el de salinero con el rodillo. Sin la sal, toda la aventura marítima vasca hubiera sido imposible. El bacalao que dio tanto dinero se traía de Terranova porque existía la sal para conservarl­o”.

●฀De oficios antiguos. ANDER IZAGIRRE

Periodista y viajero lucha este libro es que los vascos han sido un pueblo aislado y cerrado. “Todo lo contrario, han sido un pueblo muy abierto a través del mar. La arqueóloga Mertxe Urteaga me dio la primera pista, me dijo: mira, si la cultura vasca ha pervivido, y su lengua y sus institucio­nes políticas, no es, como se dice, porque fue un pueblo resistente, encerrado, que no dejó pasar a ninguna influencia externa, sino precisamen­te por lo contrario, porque siempre fue una sociedad muy activa que se hizo valer y que participó, cuando los romanos o luego en tiempos del imperio de Castilla. Ha sido una sociedad muy abierta y muy mezclada”, dice Izagirre.

La apertura al mar era inevitable. “No había otro remedio, la parte de la costa cantábrica no daba para vivir de otra cosa, tenían que tirarse al mar, primero a pescar, y fueron aprendiend­o. Y el mar lo que hace es ponerte en contacto con gente de otros lugares, con otras culturas, por el comercio y luego por la caza de ballena. Era la vía de comunicaci­ón más rápida. Yo soy de Donosti, y Donosti se funda con gascones que vienen de la zona de Baiona o de las Landas, y ya empeza siendo una ciudad trilingüe, lo que habla de un pueblo muy abierto”.

Un pueblo en constante mezcla. “De hecho, todo lo que consideram­os que es de aquí de toda la vida, vino de fuera, o ha sido mejorado porque hemos mirado fuera; como el caserío, el txakolí, o el pimiento de Ezpeleta. Me ha sorprendid­o saber que el caserío vasco es en realidad una mezcla de arquitectu­ra centroeuro­pea que se produce en esos enormes caseríos de madera, que en realidad no son viviendas sino máquinas de prensar sidra, todo

EN CORTO

es una estructura de madera para aplastar sidra en el piso de arriba, y que es una inversión enorme que hacen las familias porque tienen que suministra­r sidra a las expedicion­es transoceán­icas. Y el caserío vasco surge en esa forma enorme de madera del siglo XVI porque los barcos van a Terranova, es decir, por influencia americana. El caserío vasco es un Frankenste­in cultural. Hasta lo que consideráb­amos el cofre de las esencias está conectado a la globalizac­ión de su momento”, cuenta el periodista y viajero, concluyend­o que “una sociedad es mucho más vigorosa cuando está abierta y mezclada, no cuando se encierra en sí misma”.฀●

“Todo lo que decimos que es de aquí de toda la vida, como el caserío vasco o el txakolí, vino de fuera”

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Ander Izagirre, retratado con su libro ayer en Pamplona.

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