Diario de Noticias (Spain)

Basta de mentiras

- Laura Galar Martín POR La autora es madre de dos niños de Berbinzana y administra­tiva del CS Larraga

a presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, ha asegurado este lunes que “el 80% de las solicitude­s de consulta en Atención Primaria se atienden en el día”. Mentira. Así de simple y llano. Les pediría que se dignasen a pasar un ratico de su tiempo en los servicios de admisión de los centros de salud de Navarra. Verán que ni de lejos están hablando de la realidad que, tanto pacientes como profesiona­les, estamos viviendo a día de hoy. A los 5 minutos de abrir las puertas y los teléfonos, en muchos centros se podrá escuchar: “lo siento, pero ya no hay citas disponible­s para hoy”; uno de los tantos mensajes que las administra­tivas debemos transmitir a la población, asumiendo la responsabi­lidad de mandarles a casa porque no hay recursos humanos suficiente­s para atender sus necesidade­s sanitarias, aplicando el triaje que debemos poner en práctica en el Servicio de Admisión para el que no tenemos apoyo formativo ni remunerado que reconozca dicha responsabi­lidad, y sumando el desgaste psicológic­o que supone esta manera de atender al público. Y puede que la tensión de los peores momentos del covid haya pasado y casi hasta la hayamos olvidado, pero los serios problemas que venía padeciendo la Atención Primaria en nuestra comunidad siguen permanecie­ndo y se sigue sufriendo de manera muy grave en muchos de nuestros centros. Y para muestra, un botón de esa falta de previsión y de gestión de recursos.

El Centro de Salud de Larraga, está sin pediatra, por baja laboral de larga duración de nuestra compañera y para la cual, por ahora, no hay sustitució­n. Casi 800 niñas y niños de la Zona Básica que agrupa a 4 localidade­s (Artajona, Berbinzana, Larraga y Miranda de Arga) sin atención pediátrica.

Sin revisiones, con un traspaso de atenciones y tareas al estamento de enfermería, que está sin apoyo alguno, y asumiendo una gran responsabi­lidad y unas competenci­as extra para las que no tienen formación ni remuneraci­ón, y con la carga psicológic­a que todo ello suma; sin seguimient­o de enfermedad­es crónicas; sin derivacion­es a especialis­tas; saturando los servicios de urgencias por un uso indebido; sobrecarga­ndo a los y las profesiona­les de medicina general,

Lque tienen que asumir los procesos agudos de pediatría que no puedan esperar al horario de Urgencias, saturando unas agendas ya de por sí desbordada­s con sus propios pacientes y teniendo que ofrecer una atención más deficiente a la población adulta; y en caso de que éstos últimos no puedan dar la atención necesaria, familias obligadas a acudir a las urgencias pediátrica­s de Pamplona, para que sus hijas e hijos puedan ser vistos por profesiona­les de pediatría, lo que supone gasto económico, riesgo en carretera, dificultad­es en la conciliaci­ón familiar...

Ahora viene la guinda: desde la semana pasada, estamos recogiendo reclamacio­nes para hacer llegar a la Subdirecci­ón de Atención Primaria la preocupaci­ón de la población ante la situación actual de falta de pediatra en esta Zona Básica, pidiendo que se ofrezca una solución lo antes posible. Pero, tras registrar decenas de impresos en pocos días, nos han confirmado que esas reclamacio­nes no van a ser atendidas por los responsabl­es que deberían hacerse cargo de la situación, sino que están siendo

A los 5 minutos de abrir las puertas y los teléfonos, en muchos centros se podrá escuchar: “lo siento, pero ya no hay citas para hoy”

rebotadas a la Dirección del Equipo de Atención Primaria de Artajona-larraga, para que dé la cara y dé respuesta a este problema. Se han debido de olvidar que la directora, además de ese cargo, tiene que atender a su consulta diaria en dos consultori­os, y asumir las posibles atenciones a población infantil que no pueda esperar a acudir al Servicio de Urgencias.

Lo veo un acto cobarde y de empatía nula hacia la ciudadanía y hacia las compañeras y compañeros. Hagan el esfuerzo de ponerse en la piel de otras personas. En la piel de tantas familias con txikis, que ven con miedo y rabia que la atención a la salud de sus hijas e hijos está en peligro, y en la piel de sus compañeras y compañeros, que están al borde del colapso. A estas alturas, con tanta desesperac­ión y tristeza, ya solo pido al Gobierno de Navarra que no me traten de tonta. Solo me queda pedir sinceridad. Por una sanidad pública y de calidad para todas y todos.

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