Koldo Sebastián
El artista pamplonés recorre sus 4 décadas de trayectoria artística en la exposición retrospectiva ‘Confluencias’, con más de un centenar de obras en el Condestable. El universo de un creador que gravita entre la geometría y la espiritualidad.
Un reportaje de
ntre caos y el cosmos, el orden y el desorden, la geometría y la espiritualidad, el canon y la evanescencia, gravita el universo creativo de Koldo Sebastián del Cerro. Una puerta de entrada a los misterios insondables del arte y de la vida que el artista pamplonés abre
EFotografía
ahora de par en par en el Palacio del Condestable. Allí, en las Salas 1 y 2, se despliega la exposición retrospectiva Confluencias, que repasa sus cuatro décadas de creación artística a través de 129 obras, principalmente pinturas aunque también lucen collages, dibujos, volúmenes y fotografías.
Creaciones que dan cuenta de una trayectoria iniciada a mediados de los 80 y que sigue viva, proyectándose hacia el futuro con pasión y deseo, con grandes incertidumbres y algunas certezas. La exposición, que se inaugura esta tarde (19.00 horas), fruto de un ejercicio retrospectivo que el artista ha llevado a cabo durante dos años, tras jubilarse de su paralela actividad pedagógica, es también la interpretación plástica de la filosofía como vehículo de aproximación a lo verdaderamente esencial; una interpretación en la que la cultura japonesa juega un papel clave, y en la que Koldo Sebastián
ahonda en su autoconocimiento en un camino que le ha llevado –le está llevando– del canon al vuelo.
“Si algo he identificado en este ejercicio retrospectivo es mi bipolaridad. Soy un ser absolutamente incoherente y contradictorio. Me muevo entre el canon y la evanescencia con una frescura y una naturalidad casi insultantes. Me da lo mismo medir con precisión un ángulo de 90 grados que pretender perderme en la desmesura de una nube”, dice el artista sobre esta “vocación bipolar” que es “una constante fundamental” en su trayectoria artística. Un camino que se invita a transitar en esta muestra, que se celebra cuando se cumplen 30 años de la exposición que Koldo Sebastián realizó con motivo del Premio Pamplona Jóvenes Artistas que el Ayuntamiento de Pamplona le concedió en la modalidad de pintura en 1991.
Esta retrospectiva, que para el autor ha supuesto “rememorar muchas situaciones preciosas, llenas de luz, pero también identificar algunas cicatrices que la vida te deja” –un ejercicio del que, asegura, “nadie sale indemne”–, es fruto de un trabajo de preparación de dos años que ha lle