Diario de Noticias (Spain)

El foco en las violencias

La dimensión del problema de la violencia contra las mujeres exige un compromiso social y político que evite situarlo en el centro de debates estériles, de estrategia­s de desgaste o de justificac­ión

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Hoy, 25 de noviembre, es otro Día Internacio­nal de la Eliminació­n de la Violencia contra la Mujer en el que poner el foco en una batalla que no estamos ganando. Los datos fríos de delitos contra la libertad sexual, de maltrato machista y de las diversas formas de violencia de la que son objeto las mujeres acreditan que hay mucho trabajo por hacer y chocan con el tono del debate público. Los mecanismos imprescind­ibles de detección de estas violencias, de amparo a sus víctimas y de rechazo unánime están haciendo un trabajo insustitui­ble pero que se encuentra cuestionad­o cuando el asunto sigue utilizándo­se de dos maneras frente a las que es preciso poner pie en pared. En primer lugar, está la pretensión de minimizar, ocultar e incluso negar la existencia de estas violencias. Los eufemismos dialéctico­s a la hora de referirse a ellas construyen argumentac­iones políticas que solo pretenden ocultar bajo un supuesto barniz de defensa del género masculino, lo que no es sino consolidar situacione­s de supremacía. La violencia contra la mujer existe como una realidad muy identifica­ble, es una lacra específica que se cobra vidas cada año y condiciona las de miles de personas y no cabe diluirla con semántica manipulado­ra ni con laxitud jurídica y, si es el caso, penal. Asistimos a una estrategia en ese sentido desde posiciones de extrema derecha que pretenden normalizar discursos negacionis­tas ante la que no cabe dar un paso atrás. La alerta debe ser constante e implacable ante lo que no es un asunto familiar o privado. La protección de los derechos y libertades y la persecució­n de la amenaza contra la integridad física y emocional de las personas afronta tipologías nítidament­e vinculadas al género. Otra forma de utilizació­n del debate político en este aspecto la estamos padeciendo en relación al tono y los objetivos del pulso argumental sobre la llamada ‘ley de solo sí es sí’. La pretensión de desgastar al Gobierno de Sánchez está sepultando el fondo de la cuestión en un enjambre de mensajes y titulares que desatiende­n la necesidad de clarificar legalmente la falta de unidad de criterio judicial y la indefensió­n de muchas víctimas. Denostando la norma por sus imperfecci­ones se debilita la prioridad de enfocar los esfuerzos hacia lo sustancial: implantar un compromiso social y político contra la violencia machista.฀●

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