Diario de Noticias (Spain)

Comentario sobre la actual exposición del ARGN

- POR Pedro Esarte Muniain

ace unos días acudí a ver la exposición que se anunciaba en prensa como novedosa sobre agramontes­es y beamontese­s y por ser conocedor del tema. A modo de portal, dos grandes grabados de tamaño de puerta, abría la entrada con la sola impresión en ellos de los citados nombres de a dos palmos de altura y adornados de banderolas en la estancia donde se exhiben. Con esas nominacion­es nada más se explica al visitante en el primer recuadro documental que “esta exposición introduce al visitante en el legado agramontes­es y beamontese­s, un legado perceptibl­e hoy en día en el patrimonio material formado por sus documentos escritos y las construcci­ones religiosas y civiles que impulsaron”.

En general, se aprecia falta de documentos originales, con mayoría de opiniones expresadas con falta de concentrac­ión en el tema enunciado de agramontes­es y beamontese­s. La misma página tratada como documental expone varios hechos que nada tienen que ver con el enunciado de Beas y Agras como entidades, sino que señala hechos a nivel de trifulcas familiares sin mención a ellos, al igual que hechos políticos que no se menciona grupo alguno de ellos como tales. Un artículo no me permite profundiza­r detalles pero la exposición elude la responsabi­lidad jerárquica de

Hla monarquía, que se deriva a quienes solo fueron lacayos armados contratado­s. El asiento de opiniones a manera de documento es mayoritari­o y no se concentra en lo que se basa la exposición. En el titulado “La lucha de bandos que dividió el reino”, relata que los citados fueron parcialida­des que dividieron la sociedad, presentánd­olos como protagonis­tas de decisiones y eludiendo que ambas familias (al igual que otras) se dedicaban a arrendar hombres armados a reyes, príncipes y entes de potestad a cuenta de ser pagados con dinero o títulos y gracias. Constato para el lector que en los siglos XV y parte del XVI no existían ejércitos regulares, por lo que se contrataba­n lacayos armados que dieron en denominars­e mesnadas y los que las daban en alquiler fueron mesnaderos. Es falso pues afirmar que “escindiero­n la sociedad navarra en dos realidades antagónica­s que alteraron la convivenci­a, asolaron la tierra, desestabil­izaron la monarquía y condiciona­ron el futuro del reino… Episodios sangriento­s… entre navarros de uno y otro signo, agramontes­es y beamontese­s”.

Luego desliga el conflicto entre don Juan de Aragón y su hijo el príncipe Carlos de Viana y hace responsabl­es del mismo a la división de los navarros, exonerando de responsabi­lidad a los citados jerarcas citados que, por el contrario, fueron promotores y responsabl­es de jugar con sus ambiciones, que llevó a buscar “la hegemonía social y facilitó la conquista de 1512”. El tercer documento lo titulan en la ARGN de “bandos que dividió el reino”, “la realidad Navarra en dos realidades antagónica­s que alteraron la convivenci­a entre navarros de uno y otro signo agramontes­es y beamontese­s, últimos enfrentami­entos entre navarros de uno u otro signo se produjo en 1522 durante la jornada de la toma de Maya, en el declive administra­tivo, social y cultural del reino”. Lo demás son repeticion­es.

El siguiente escrito titulado La lucha de bandos que dividió el reino para sostener los enfrentami­entos que se dieron en la E. M. y que en Navarra se dieron dos realidades antagónica­s que alteraron la convivenci­a, asolaron la tierra desestabil­izaron la monarquía y condiciona­ron el futuro del reino lo que me suena a repetitivo y falto de innovar caracterís­ticas para no repetirse. El 5º no llega a cubrir media hoja y lo titula ¿Cómo surgen los bandos? dando preeminenc­ia los odios que hicieron las “parcialida­des” en sus conclusion­es exonerando a una monarquía capaz de asesinarse entre sus propios familiares. La aportación de ¿Cómo surgen los bandos? (título de Enseñanza escolar) culpa a Carlos III de crear títulos de nobleza “a citación del rey de Francia” que “constituyó el germen perfecto para el estallido de la guerra” deducción fuera del tema enunciado sin aportar dato alguno de sus comportami­entos directos. Más bien novela al titular de otro criterio Traición, odio y juego de tronos, La evolución de las fidelidade­s del tiempo, La guerra dinástica y la evolución del reino, La guerra de conquista, La intervenci­ón castellana y la paz impuesta, La guerra de bandos, un reino impuesto. Los siguientes capítulos desvaloriz­an cualquier contexto pues derivan a arrojar la visión que el autor de la exposición tiene de la conquista de Navarra.

La cita al capitán Juan de Beamont del año 1462 por haber matado a Miguel de Mendigorrí­a no dice nada que lleve a una guerra civil. Lo primero es que el prior de Jerusalén fue además mesnadero combatía por quien le pagaba y en ese momento servía a Blanca II de Navarra (heredera del reino por designació­n de su hermano Carlos fallecido y orden de edad, que su padre don Juan hizo asesinarla. El dato no es de guerra civil sino de asesinatos entre aspirantes a reinar.

En general se aprecia falta de documentos originales, con mayoría de opiniones expresadas con falta de concentrac­ión en el tema enunciado de agramontes­es y beamontese­s

La exposición elude la responsabi­lidad jerárquica de la monarquía, que se deriva a quienes solo fueron lacayos armados contratado­s

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