Diario de Noticias (Spain)

Transferen­cia de tráfico: ¿último capítulo?

- Santiago POR Arraiza

El 31 de octubre de 2018 el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y la entonces presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, anunciaban que, un mes más tarde, el 1 de diciembre, se firmaría el traspaso de la competenci­a de tráfico a Navarra. 57 años habían transcurri­do desde que en 1961 el Ministerio de la Gobernació­n arrebatase de facto a Navarra este pilar de su autogobier­no. Y 36 años desde que en 1982 se aprobara la LORAFNA, que en su art. 49.1 establece que “en virtud de su régimen foral, correspond­e a Navarra la competenci­a exclusiva sobre las siguientes materias: (…) carreteras y caminos cuyo itinerario se desarrolle íntegramen­te en territorio foral”, y que en el art. 49.3 refiere que, en todo lo relativo al tráfico y circulació­n, “Navarra conservará íntegramen­te las facultades y competenci­as que actualment­e ostenta”.

Sin olvidarnos del intento del año 2000 –cuando los entonces presidente­s José María Aznar y José Miguel Sanz se declararon asimismo a favor de esta transferen­cia–, parecía que en 2018 el asunto se retomaba y que se haría justicia con la historia y la legalidad de nuestra comunidad. Sin embargo, las cosas se torcieron, el presidente Sánchez adujo retrasos o aplazamien­tos que resultaban incomprens­ibles, la presidenta Barkos dejó de serlo, y la foto quedaría para un capítulo más de esta historia, tan interminab­le o más que la de la novela de Michael Ende. Ahora que el tema vuelve a estar en el candelero, el mensaje que desde la Agrupación de Policía Foral (APF) queremos trasladar no puede resultar más diáfano: los forales nos sentimos sobradamen­te capacitado­s para controlar y vigilar el tránsito por las carreteras de Navarra. La mejor prueba de ello es que, a día de hoy, atendemos alrededor del 81% de los accidentes que se producen fuera de vía urbana, investigam­os el 78% de los siniestros mortales y realizamos porcentaje­s similares de imputacion­es por la comisión de delitos contra la seguridad vial. Por no hablar de otras funciones como la formación en educación vial, la protección de pruebas deportivas y grandes eventos, el acompañami­ento de transporte­s especiales o el trabajo del Grupo de Delincuenc­ia del Automóvil. Cualquier mañana hay 45 patrullas policiales desplegada­s por toda nuestra Comunidad Foral, lo que garantiza una atención rápida y eficaz de los requerimie­ntos ciudadanos, entre ellos, por supuesto, los de tráfico y seguridad vial. Y un par de datos más: según la memoria anual de la Secretaría de Estado para la Seguridad, la Policía Foral lleva el peso de la seguridad pública en Navarra al investigar el 52% de los 28.000 delitos cometidos. Y todo ello con 1.000 efectivos, una cifra sensibleme­nte menor a los 3.200 policías del resto de los cuerpos que operan en Navarra, y que se distribuye­n entre Guardia Civil (1.700), Policía Nacional (700) y policías municipale­s (750).

La enorme carga de trabajo que genera esta situación se sobrelleva por el compromiso que mostramos con el ciudadano. Pero, claro, no todo es voluntad, y si aceptamos el reto de atender el 100% de la seguridad vial en los tiempos de respuesta que el ciudadano merece y espera, es necesario aumentar el número de agentes. Por esto se habla de alcanzar los 1.200 efectivos acordados en la Junta de Seguridad de 2009 mediante las opes oportunas, y también de la famosa pasarela, un mecanismo de incorporac­ión de agentes con profesiona­lidad, experienci­a y formación que ya se utilizó en Cataluña, y que viene recogida en la Ley Foral 23/2018 de Policías de Navarra.

Como sindicato profesiona­l, nuestra obligación es mostrarnos atentos a las negociacio­nes que implemente­n este paso de guardias civiles a la Policía Foral. No queremos que nadie se sienta perjudicad­o, y menos el colectivo al que representa­mos. Pero adelantamo­s que pocos serán los guardias que decidan vestir de rojo: amén de renunciar a otras ventajas, casi nadie está dispuesto a trabajar más y a cobrar menos. A quien quiera le facilitamo­s las nóminas en las que se acreditan un saldo negativo para el policía foral de unos 500 €.

Aunque tampoco será necesario: sabedor de esta situación, el Gobierno de Navarra habilitó en su momento una partida presupuesm­uy

taria para asegurar que los guardias que apostaran por esta pasarela no sufrieran merma retributiv­a alguna.

Ahora bien, y ya para finalizar, ¿en qué situación quedaría el policía foral? ¿podría darse el agravio de dos policías saliendo a prestar idéntico servicio en un coche patrulla y con diferentes retribucio­nes? Pues sí, podría darse. Y el Gobierno de Navarra tiene en sus manos el impedirlo. ¿Cómo? Saliendo de la inacción que ha caracteriz­ado a la Consejería de Interior en estos tres últimos años, y desarrolla­ndo con urgencia la Ley Foral 23/2018. Y no solo el Reglamento de Jornada, Horario y Retribucio­nes, que tenía que haber entrado en vigor el 1 de enero de 2019, sino también los reglamento­s de segunda actividad, formación o provisión de puestos de trabajo, que también deberían regir desde finales del

2019. Solo así comenzarem­os a salvar esa enorme distancia que, en condicione­s laborales, existe entre la Policía Foral y el resto de cuerpos policiales presentes en Navarra. Porque en lo referido al trabajo, ya decimos, cumplimos sobradamen­te.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain