Diario de Noticias (Spain)

CON EL MÍNIMO ESFUERZO

BRASIL PASA A OCTAVOS TRAS DESENVOLVE­RSE SIN BRILLO ALGUNO ANTE UNA SUIZA QUE LO APOSTÓ TODO AL EMPATE SIN GOLES Y, COMO ERA PREVISIBLE, PERDIÓ

- ✎ José L. Artetxe

BRASIL:

Alisson; Militao, Marquinhos, Silva,

Alex Sandro (Min. 86, Telles); Fred (Min. 58, Guimaraes), Casemiro, Paquetá (Min. 46, Rodrygo); Vinícius, Richarliso­n (Min. 73, Gabriel Jesús), Raphinha (Min. 73, Antony).

Sommer; Widmer (Min. 86, Frei), Akanji, Elvedi, Rodríguez; Freuler, Xhaka, Rieder (Min. 58, Steffen); Sow (Min. 75, Aebischer), Vargas (Min. 58, Fernandes), Embolo (Min. 75, Seferovic).

SUIZA: Goles: Árbitro:

1-0, Min. 83: Casemiro.

Iván Barton (SAL). Amonestó a Fred por parte de Brasil y a Rieder por parte de Suiza.

Incidencia­s:

Partido correspond­iente a la segunda jornada del Grupo G de la fase de grupos del Mundial de Catar 2022 disputado en el 974 Stadium de Doha (Catar) ante 46.649 espectador­es.

BILBAO

– Tiene pinta de que Brasil llegará lejos en este Mundial. De momento ya tiene plaza en octavos y sin despeinars­e. Cabe que su juego rácano sea consecuenc­ia directa de su complejo de superiorid­ad. Tite prefiere que sus estrellas vayan con el freno de mano echado y estos se muestran muy obedientes, tanto es así que el producto que venden resulta hasta vulgar, impropio de la calidad técnica que atesoran. Sin embargo, es suficiente para, al menos en la fase actual, resolver cada compromiso eludiendo apuros. La historia dice que este perfil bajo en ocasiones se les ha vuelto en contra dando lugar a disgustos muy sonados, aunque viendo a Suiza o hace unos días a Serbia la posibilida­d de un revés es pura utopía.

Para hacerse una idea aproximada del espectácul­o visto ayer, señalar que fue un acierto de la organizaci­ón colocar el partido en la hora de la siesta. Dos seleccione­s jugando al paso durante una hora invitan a cerrar los ojos y soñar con que el fútbol puede ser maravillos­o. Andando sobre el verde, los unos y los otros, dando cientos de pases de seguridad,

Casemiro celebra su gol contra Suiza.

hacia atrás o en paralelo, ninguna aceleració­n ni intenciona­lidad con el balón, cero regates y como fruto de este compendio de datos ilustrativ­os de una sesión insufrible de aburrimien­to, un tiro a gol en el único despiste europeo, un centro cruzado de extremo a extremo que Vini conectó mal, con la suela, para que Sommer estrenase los guantes.

Como la esperanza, dicen, es lo últi

mo que se pierde, quedaba la segunda mitad para ver algo decente. No hubo gran cosa, pero sí que el ritmo subió levemente y sí que Brasil, tras un amago de agitación de su rival, revistió de una pizca de gracia sus evolucione­s. No era necesario nada del otro jueves para superar su registro previo, de no proponer nada en absoluto a ligar un puñado de combinacio­nes en terreno rival va un trecho y con eso hubo que conformars­e. Y de esta manera, con pinceladas sueltas fue descosiend­o a un bloque de granito cuya aspiración no excedía el 0-0.

Vini marcó en una acción luego invalidada por fuera de juego de Richarliso­n y nacida de un mal control propio que desorientó a Suiza. Ya había comenzado el carrusel de cambios en ambos bandos. Murat Yakin se limitó al hombre por hombre, no fuese a ser que se le moviese el esquema de futbolín, y Tite introdujo a varios delanteros a fin de resolver un duelo que se antojaba pan comido. También metió a Guimaraes, medio que se asocia con cualquiera, una novedad interesant­e en mitad de un panorama errático.

Suiza sufría cuando se enfilaba el tramo final, las posesiones insípidas le valieron para reservar fuerzas, pero una vez que el rival tiró algo de imaginació­n, sin exagerar pero lo suficiente para obligar a un mayor gasto, puede que se acordase de esas pocas contras de que dispuso en el primer acto y que por razones desconocid­as malgastó con un pasecito atrás para que Brasil se reubicase en torno a su área. Si no fue así, seguro que cuando Casemiro, a la altura del punto de penalti, agarró un chutazo a cesión de Rodrygo lamentaría esa nula ambición que le convierte en un rodillo defensivo y una ruina en el plano ofensivo.

Adquirida la ventaja, con Suiza incapaz de proyectars­e hacia adelante, fue el turno de las jaimitadas de Vini, taconcitos, amagos y controles vistosillo­s que le exponen a recibir un buen recado en cualquier superficie de su anatomía, y una serie de malos centros de Antony en la banda opuesta. Rodrygo, más serio, contó con dos balones ideales para elevar la cuenta y para de contar. Brasil, impertérri­to, continúa su camino al amparo de la ley del mínimo esfuerzo.฀●

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Foto: Efe

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