Ya vale, ya vale, por favor
abía pensado destinar estas líneas a comentar algunos aspectos del Mundial, la sexta sustitución por golpes en la cabeza, el siempre controvertido uso del VAR, la actitud muy estricta en la recuperación del tiempo perdido, pero de repente todo esto parece lejano y otros acontecimientos, más próximos, nos afectan.
Semana tras semana se dan incidentes desagradables en nuestros campos regionales, es un goteo
Hcontinuo que amenaza con crear charcos y hasta inundaciones. Un sábado son los espectadores que se enzarzan en peleas como si les fuera en ello la vida, otro domingo los jugadores se olvidan de la pelota y se dedican a pelearse sin control y ya, en el paroxismo del disparate, los entrenadores de equipos juveniles obligados a dar ejemplo, pretenden darlo a cabezazos y mamporros con el primero que se les cruza.
Resulta sorprendente que a estas alturas renazca la mayor rémora que puede tener nuestro deporte y la violencia se desate en los campos como si volviéramos más de medio siglo atrás, de qué poco han valido tantas campañas de concienciación, tanto intento de educarnos. ¿Ha sido todo en balde?
Ha llegado el momento de que todos los actores del fútbol tomemos cartas en este asunto, por supuesto se puede recurrir a medidas punitivas, los castigos a veces son precisos para corregir conductas, pero se me ocurre que existen unas figuras que tienen mucho que aportar, el presidente y los directivos de los clubes.
Yo sé que es duro pedirlo, dirán con razón que bastante tienen con mantener sus clubes en funcionamiento, que les dan muchos días de trabajo y algunas noches de insomnio, pero puede que sean las figuras clave. Ellos, como nadie, saben lo que tienen en sus clubes y lo que pueden limpiar, por eso me atrevo a pedirles que a ese jugador que da problemas tienen que convencerlo de que se le acaban las oportunidades y sobre todo a ese monitor-entrenador de jugadores jóvenes hay que decirle que, si no entiende su función, está de sobra, así de simple, tampoco podemos olvidar al padre o la madre que no respeta ni al deporte ni a los hijos/as de los demás, la hora de partido debe dedicarla a otros menesteres, no le faltarán ideas, pero lejos del campo.
Seguro que estamos a tiempo, es el momento de limpiar nuestro deporte para no llevarlo a una situación límite. Podemos hacerlo, sin lugar a dudas.●