Retorno al legado de Pío Baroja
ndrés Amorós recordaba en 1979 que, en ocasiones, Pío Baroja embarcaba a sus personajes en viajes “aparentemente sinsentido” en los que hay, sin embargo, “profunda autenticidad humana, vital; sencillez y frescura en la visión de las cosas, no empañada por prejuicios retóricos y librescos”. El donostiarra, en cualquier caso, nos legó un buen número de obras no
Acarentes de más de una descripción “sencilla e impresionista” (de nuevo, Amorós) y muchos otros detalles especialmente destacables, propios de quien naciera en la capital de Gipuzkoa el 28 de diciembre de 1872, hace ahora exactamente siglo y medio. Ya en 1893, presentó en Madrid su tesis doctoral, El dolor. Estudio psicofísico, y, tras iniciarse en diarios como El Globo y revistas como Vida Nueva, su actividad creativa dio un gran salto en 1900, cuando publica su libro de relatos Vidas sombrías. A partir de ahí, y después del retorno a España desde un París al que accediera enfrentado a los diferentes bandos políticos mayoritarios al otro lado de los Pirineos, crearía una fecunda obra. Una variada producción literaria que, sin embargo, nunca ha carecido de convencidos detractores. Libros de memorias, ensayos, poesía, teatro… un buen número de géneros son aquellos en los que Pío Baroja plantó sus frutos narrativos, algunos de los cuales son ahora recordados gracias a diferentes reediciones.
Una de ellas es bien reciente: la de Canciones del suburbio, el único poemario que, al parecer, publicó don Pío en vida y presenta de nuevo el sello Cátedra con el cuidado que caracteriza a este sello a la hora de afrontar las distintas posibilidades de una oferta notable. Otra de las citas actuales con él y con su obra es la nueva edición de La busca (1904, primera entrega de la trilogía ‘La lucha por la vida’), recuperada ahora mismo por Alianza Editorial en forma de edición ilustada, la que cuenta con las aportaciones de Carlos Caranci Sáez; Familia, infancia y juventud es el nombre de otra reciente edición: la de una de las entregas de la saga ‘Desde la última vuelta del camino’, conjunto de textos memorialísticos de gran carga autobiográfica publicada por primera vez en 1945; por su parte, José Andrés Alvaro y María Mercedes Marte Abreu son los autores de Pío Baroja, el hombre que vino del mar (Desireediciones), libro que hace hincapié en un personaje esencial en algunas de las obras de Baroja: Eugenio de Aviraneta, fallecido siglo y medio atrás, el 8 de febrero de 1872. Quien vuelve a aportar ahora nuevas citas con la literatura menos convencional es Manuel Puig, pues Seix Barral ha venido celebrando a lo largo de este año el 90 aniversario de su llegada a este mundo, el 28 de diciembre de 1932. El hijo de emigrantes españoles nacido en el pequeño pueblo argentino General Villegas, vivió, al parecer, una vida intensa, tanto en el aspecto positivo como en el más doloroso y ahora, el citado sello brinda al lector la posibilidad de volver a disfrutar con obras suyas como Boquitas pintadas (1969), The Buenos Aires Affair (1973), Sangre de amor correspondido (1982) o la popular novela El beso de la mujer araña, de 1983, adaptada al cine por Héctor Babenco en 1986. Finalmente y en lo referente a este 2022, también acaba de aparecer una edición especial de La naranja mecánica con motivo de los 60 años del nacimiento de la más famosa obra de Anthony Burgess.
Se trata, pues, de la reaparición de una historia de ciencia-ficción apasionante y popular de nuevo gracias a la igualmente apasionada adaptación de la misma a cargo de Stanley Kubrik. Minotauro es el sello que ahora nos ofrece esa versión revisada de la muy especial novela del autor de
1985, otra de sus mejores narraciones.