SIEMPRE FUE ROJA
REPORTAJE DECÍA WILLIAM SHAKESPEARE QUE NAVARRA, EN ALGÚN MOMENTO, SORPRENDERÍA AL MUNDO. OSASUNA TIENE EN SUS MANOS PODER HACERLO DOBLEGANDO AL TODOPODEROSO REAL MADRID Y, DE PASO, SIGUIENDO AL DRAMATURGO INGLÉS, “DEBEMOS PISOTEAR LA CABEZA DEL REY” (REF
PAMPLONA
– “El 1 º de mayo, Osasuna viajó a San Sebastián y ganó 1-2 a la Real”, cantaban los mocetes en Iruña siguiendo la melodía de La Internacional. Aquel primero de mayo de 1921, una manifestación salpicada de estandartes y banderas rojas al son de La Pamplonesa llamaba a la solidaridad obrera en Iruña.
No, Osasuna en su origen no fue carlista, esa es la imagen que proyectó el Club a partir del infame 19 de julio de 1936 y la posterior posguerra, conclusión a la que se podría llegar siguiendo únicamente el relato oficial, construido por las directivas sucesivas y a través de la prensa del régimen. Pero al principio de todo hubo “otro” Osasuna, veámos.
Meses antes de la victoria en Donostia de 1921, el semanario carlista Radica tachaba de napartarra (nacionalista vasco) a la recién constituida sociedad Osasuna, elevando al ámbito político su rivalidad con la selección militar con la que se enfrenta por primera vez, venciendo a doble partido, y los carlistas de La Deportiva, otro de los equipos del momento en la capital. En el terreno de juego los rojos vencieron por 4-1 y 3-1 en sendos enfrentamientos consecutivos. Una década más tarde, Francisco Goya, Patxi, escribía en el diario nacionalista La Voz de Navarra: “El día primero de Mayo es día de gala para Osasuna. Antes, en San Sebastián (1921), se anotó un triunfo contra los donostiarras. Este año ha hablado de tú al Athletic. La roja camisa es enseña de La Internacional”. Los logros de aquel primer Osasuna ante equipos de mayor entidad eran recogidos en la prensa local con entusiasmo.
Diez años antes de la fundación del club, la Diputación Foral acordó adoptar como oficial la actual bandera y escudo de Navarra a propuesta de los historiadores Altadill, Campión y Olóriz, nacionalista y fuerista respectivamente. Posteriormente, en 1970, Franciso Altadill, hijo del primero, al referirse al color de la camiseta del club, confirmó haber sido inspirado en la bandera e identificaba al rojo y al azul como los colores representativos de la región vasca.
Por lo que respecta a la evolución del fútbol durante los años 20, la inesperada plata conseguida por la selección española de fútbol –copada por jugadores vascos– en los Juegos Olímpicos
celebrados en Amberes, acelera el salto cualitativo y cuantitativo. La regulación del profesionalismo en el fútbol y su consiguiente mercantilización como espectáculo de ocio convirtieron en determinante el factor económico en la jerarquización de los clubes. Fue entonces cuando una reducida élite de clubes históricos quiso organizar su propia competición selecta y excluyente, dejando fuera al resto. Frente a ello, clubes como Osasuna a través de su perseverante directivo Ramón Bengaray insistieron en la necesidad de crear una competición estatal más accesible y abierta a más clubes. La mediación de la RFEF evitó el cisma, pero permitió a los clubes más poderosos posicionarse mejor en las nuevas estructuras organizativas creadas alrededor del balompié ibérico.
Volviendo a Pamplona, a principios de los años 30, el diario Democracia constituyó durante algunos meses el órgano de los republicanos de izquierdas navarros, y en ese proyecto coincidieron varios directivos y fundadores de Osasuna: el periodista Alberto L. Lamas como primer