Osasuna ya ha ganado
“Hablo de emociones individuales y de sentimientos colectivos. De la fuerza de la ilusión, que va más allá del fútbol y que puede con casi todo”
Osasuna ya ha ganado y los aficionados y aficionadas también. Hay veces que no hace falta saltar al campo para tener la sensación de victoria. El sábado por la noche habrá un resultado en el marcador de la Cartuja y si hay suerte una copa en el palmarés rojillo. Pero así como hay partidos que no terminan hasta el pitido final, hay otros que ya se pueden considerar por ganados antes de que el balón empiece a rodar. Este es el caso. No hablo de fútbol, no es lo mío. Ni siquiera de deporte en general. Tampoco de política, aunque una final de la Copa del Rey, al menos en otras ocasiones con la polémica de los silbidos y con una casa real en claro descenso, tiene su carga y más en un enfrentamiento con el Real Madrid y en plena precampaña electoral. Hablo de emociones individuales y de sentimientos colectivos. De la fuerza de la ilusión, que va más allá del fútbol y que puede con casi todo, incluso en momentos económicos inciertos como los actuales. Puede sonar casi a pan y circo para algunas personas, pero estamos hablando de Osasuna. De un club que sabe mucho del esfuerzo y de la necesidad de resurgir cuando se toca fondo. De haber conquistado ya el trofeo de la ilusión. De saber ganar la competición de la autoestima y la confianza. De haber sellado círculos intergeneracionales y también geográficos, orgullosos de ese sentimiento de ser y sentirte parte de algo importante. Estos días han desfilado por los medios antiguos jugadores que vivieron otros momentos claves: ascensos, debut europeo y como no, la final de la copa del Rey del 2005. Momentos de euforia rojilla que marcaron hitos decisivos, tanto como la larga serie de salvaciones en el último partido, porque sufrir también se sufre. Fechas y encuentros marcados en rojo en el calendario y también jalonados por una larga serie de jugadores y entrenadores que estos días han abierto su baúl de los recuerdos. La final de este sábado en Sevilla dejará un nuevo recuerdo en retinas, corazones y hemerotecas. Pero por encima de referencias históricas y nombres propios está ese sentimiento colectivo trasversal que encarna Osasuna con su afición, que lo hace único en El Sadar y a mil kilómetros de Iruña. Y en eso ya hemos ganado por goleada antes de empezar. Y eso es lo que en el fondo cuenta. Ese otro partido emocional que se juega en las gradas y en estos días antes de que suene el pitido inicial, con el color y el calor gorria desparramado por las calles.●