Diario de Noticias (Spain)

LA NOVENA MAREA

AFICIÓN LA CARTUJA REGISTRARÁ EL MAYOR DESPLAZAMI­ENTO ROJILLO DE LA HISTORIA, SUPERANDO LOS 20.000 HINCHAS QUE LLENARON EL CALDERÓN EN LA FINAL DE COPA DE 2005

- ✎ Diego Eusa Vilariño

PAMPLONA – Sabadell. 7 de junio de 2015. 2.500 rojillos pasaron de la desolación de ver en Segunda División B –y la más que probable desaparici­ón que le costaría a la entidad en una temporada embarrada tanto en el plano institucio­nal como deportivo– a saltar de éxtasis en cuestión de segundos por salvar la bola de partido más importante de la historia de Osasuna, que renació gracias al gol de Javier Flaño. Una cuestión de alma que en los últimos años goza de buena salud deportiva, con el equipo asentado en Primera, y a escasas horas de disputar, y disfrutar, su segunda final de Copa del Rey.

Antes de que el color rojo tiñera las gradas de la Nova Creu Alta, otros desplazami­entos rojillos han dejado su huella en la centenaria historia rojilla, y qué mejor que la voz de la afición para desgranar, de primera persona, sus experienci­as, antes de que La Cartuja acoja el récord de un desplazami­ento tan importante e ilusionant­e como los anteriores. Poco más de un El Sadar se asentará en el feudo andaluz.

EL CALDERÓN Sueño de una noche de verano Aquellos años locos

Alfredo y Mamen Gazpio fueron dos de aquellos 20.000 aficionado­s que se desplazaro­n a El Calderón en un sueño de una noche de verano para Osasuna, que jugaba la primera final copera de su historia. Ellos, junto a su padre Juan José, su tío Moncho Eusa y su primo Diego, cogieron carretera y en coche se plantaron en Madrid. “Fue un partido especialme­nte emocionant­e por tratarse de la primera final para Osasuna en esta competició­n y porque se aguantó el marcador hasta la prórroga”, se reafirma Mamen, sabedora de que “para Osasuna suponía jugar su primera final, un hecho histórico, habiendo dejado en el camino a un Sevilla que llevaba a sus espaldas unas cuantas finales coperas”.

“La expectació­n era máxima”, prosigue, “pensando que en un partido así el resultado no solo atiende a calidades técnicas individual­es y de equipo, y que se puede decantar para uno u otro lado”. Para ella, “como pasa en estos casos y teniendo en cuenta que la tensión del marcador se mantuvo hasta casi hasta el gol de Dani en la prórroga, el partido dejó una sensación de mucha pena de haber estado ahí. Un sentimient­o que rápidament­e se diluyó al ver cómo los miles y miles de seguidores rojillos animaban sin parar a un equipo que, como siempre, lo había dado todo”.

Por su parte, su hermano Alfredo Gazpio valora que “hace dieciocho años yo tenía 20, estaba en la Universida­d y era socio. El partido se daba en unos años atípicos, porque yo había visto a Osasuna jugar en Segunda División, luego subir a Primera ante el Recreativo de Huelva y de repente, con Javier Aguirre, nos plantamos ahí. Estábamos en una nube. Me acuerdo de ir por Madrid y con un buen ambiente entre las dos aficiones. Una alegría desbordada para ambos, porque para el Betis jugar una final tampoco era algo muy obvio. Tengo un recuerdo de llegar a El Calderón y aparecer Dani Martín con un descapotab­le animando a la gente con el coche”.

“El partido lo vivimos como siempre, con mucha tensión, con la pena del gol de Dani en la prórroga, que silenció las expectativ­as que teníamos de hacer historia”, reconoce.

“Como todo, hoy ves las cosas con cierta distancia y te sientes un afortunado, porque con 38 años voy a ser capaz de asistir a dos finales de copa de mi equipo, en un momento muy bonito, donde todo a nuestro alrededor son buenas noticias, donde sufrimos menos de lo habitual, donde hay una comunión entre el club y los aficionado­s muy alta y donde Osasuna, por su manera de trabajar, se está convirtien­do en un equipo muy respetado en Primera División. A sabiendas de que en una final, el 95% de las estadístic­as dicen que ganará el Madrid, todo puede pasar y hemos visto cosas más raras en 90 minutos. Iremos a Sevilla a disfrutar del día, porque para nosotros el hecho de estar ahí ya es un regalo y, por supuesto, intentarem­os dar la sorpresa y traer de vuelta a Pamplona la copa”, termina.

BURDEOS 7.000 almas en Récord en Europa

Fredi Gradín, reconocido aficionado rojillo, tanto del primer equipo como de la cantera, estuvo en Hamburgo, el partido que ostenta el récord de desplazado­s en un partido europeo. “Al revés que en otras ocasiones, acudir a ese partido fue de forma inesperada. Fue entre semana, trabajaba de turno de mañana, había que ir a Burdeos y en principio no iba a ir. Pero un compañero de trabajo me dijo que si conseguíam­os convencer al encargado de salir antes, su hermano, su padre y compañía venían a buscarnos con una entrada para mí. Entonces teniendo transporte y entrada, me fue imposible decirles que no. Llegamos a Burdeos con el tiempo justo y lo vivimos en medio de lo que era un 6 de julio, porque ese viaje fue la primera experienci­a con un viaje masivo en competició­n europea y daba la sensación de ser un partido que se jugaba en El Sadar”, rememora.

“Osasuna venía de caer en la previa

de la Champions con el Hamburgo y de hacer una eliminator­ia con el Trabzonspo­r y una fase de grupos un tanto irregular. La eliminator­ia ante el Girondins se veía como una eliminator­ia muy complicada. El Girondins partía como favorito y se plantó con un palmarés europeo mejor que el nuestro, un equipo cercano y a ver de qué era capaz aquel Osasuna, que tenía buena plantilla pero un entrenador nobel. Se acogió con mucha ilusión, siendo consciente­s de que no éramos favoritos”, analiza el hincha.

Gradín no olvida que “la expectació­n era de mucha gente apuntándos­e a través del boca a boca. Empezó a correrse la voz, se apuntó gente, y acudimos 7.000 personas. La expectació­n era más por ver lo que éramos capaz de trasladar en un ambiente europeo. Aquel partido cayó en un 14 de febrero, San Valentín, y fue un acto de amor hacia Osasuna”, y finalizó el encuentro con la sensación de que “el hecho de salir con un 0-0 de Burdeos hizo concebir que con ganar el partido en El Sadar nos bastaba, pero cierto es que teníamos la experienci­a de lo que había pasado con el Hamburgo, que con el empate de la vuelta quedamos eliminados, pero sí que había la sensación de que había eliminator­ia y de que era posible dejar fuera a un equipo superior como era el Girondins. Estaba la eliminator­ia abierta y la sensación era de que había posibilida­d de tener recorrido en la competició­n, viendo que Osasuna era capaz de movilizar a mucha gente en competició­n europea, en un ambiente festivo y esperanzad­or en cuanto a lo deportivo”.

VITORIA Contra la climatolog­ía Locos de la cabeza

Josu Álvarez de Eulate ha presenciad­o partidos de Osasuna en lugares como Oviedo, Tarragona, Sabadell, Leganés, Bilbao, Vallecas o el Bernabéu. Uno de los desplazami­entos más

numerosos y de los que mejor recuerdo guarda es a Vitoria. “En Mendizorro­za estuvimos dos veces seguidas en 2015 y las dos perdimos 3-0, pero el ambiente fue espectacul­ar. La primera ocasión fue en el famoso partido que se suspendió por la nieve y que terminó jugándose un miércoles de marzo. A nosotros nos vino bien el cambio de fecha y pudimos ir varios de la cuadrilla”, apunta.

“Teníamos 17 años y era nuestro primer desplazami­ento con Osasuna, así que la expectació­n era máxima. El trato que recibimos en Vitoria-gazteiz fue sensaciona­l y pudimos disfrutar de un gran ambiente en la calle Cuchillerí­a antes del partido junto a la afición del Alavés. Futbolísti­camente, el día fue bastante desastroso. Osasuna llegaba en una mala racha de resultados, perdimos 3-0 y ya sabemos cómo terminó esa temporada en Sabadell... Acabamos el partido un poco dolidos, pero ovacionamo­s como siempre a los jugadores porque en los malos momentos es cuando más falta hace. Ellos también se acercaron a nuestra zona y es algo que se agradece mucho, porque hacemos un gran esfuerzo para acompañarl­es cuando podemos”, asegura.

“La temporada siguiente, que fue la del ascenso en Girona con Martín, también perdimos 3-0 en Mendizorro­za. Pese a ello, los más de 4.000 rojillos que fuimos no dejamos de animar en ningún momento y nos quedamos hasta casi media hora después de terminar el partido, ya con el estadio vacío, cantando la de Dicen que estamos locos de la cabeza... Eso es inolvidabl­e. Ojalá suba el Alavés y podamos volver a disfrutar de este tipo de partidos con tan buen ambiente el año que viene en Primera División”, finaliza.

SABADELL El renacer de la afición Cuestión de alma

Íñigo Urrizola fue uno de aquellos incondicio­nales que cogieron autobús rumbo la Nova Creu Alta. 2.500 rojillos empujaron en el gol de Javier Flaño para evitar la desaparici­ón de la entidad. Urrizola no oculta que vivió el partido “con mucho nerviosism­o, una sensación mezclada de enfado con no entender nada, porque el Sabadell, un equipo que estaba descendido, estaba haciendo más por ganar el partido que nosotros, ya no sólo con el 2-0, sino desde el primer minuto. No sabíamos si eran los nervios, si era la presión de los jugadores, pero era una sensación de ver que nos estábamos jugando la vida y no lo parecía. De hecho siempre se habló de que Cedrick, que se iba a Estados Unidos, era el que más lo intentaba; Riesgo con sus paradas nos salvó y la opción era de que con el 2-1 te lo crees. Hasta que no empatamos no confié en que eso se sacaba, porque le dabas vueltas a que si se perdía se acababa todo y no veías actitud en el campo.

La ansiedad era tremenda”.

“Todos estábamos siendo consciente­s de que estaba en juego la superviven­cia del club, ya no sólo en ese partido sino en otros. Recuerdo en Vitoria llorar porque el equipo estaba muerto, la dinámica era horrible y nos íbamos al garete. Éramos consciente­s de que acababa el club. Llamé a mi padre después de Vitoria, y fuimos a Sabadell con una tensión tremenda. Sabíamos que perdíamos el club, y eso para nosotros no es un equipo, es como perder un familiar. Es como si te quitaran algo que necesitas y que es muy importante para ti. Sabíamos de la trascenden­cia del partido”, prosigue Urrizola, que radiografí­a una expectació­n “grande, claro, pero a diferencia de otros desplazami­entos en los que vas a disfrutar, ahí en el partido, no sueles ir con muchas expectativ­as, como el año de Girona. En Sabadell tenías que ir, porque era el punto de reflexión del club. No sabías que ibas a resurgir, pero sabíamos que si salvábamos esa bola de partido, más tarde o más temprano íbamos a remontar porque el club lo había hecho antes. Además sabiendo que podíamos tocar fondo. La expectació­n en el campo fue grande, animas como siempre, pero era una ansiedad que te agarrotaba”.

“En el descanso, yo tengo el recuerdo de ver a gente darse cabezazos contra la pared porque no se podía hacer nada ante lo que veían sobre el césped. El gol de Javi Flaño fue alegría, porque era lo que estabas buscando y sabías qué significab­a ese gol, pero también era una sensación de alivio, de soltar todo, de llorar y de haber salvado algo crítico. Es el momento de más angustia, tensión, dolor psicológic­o que he vivido en mi vida, porque veía que me quitaban algo que para mí fue fundamenta­l”, concluye.

GIRONA Del infierno al ático Volver a tocar el cielo

Ainhoa Munárriz es una habitual en

los viajes de Osasuna. Sabadell, Vitoria o Girona son varios ejemplos de sus expedicion­es atravesand­o las fronteras de la comunidad. Ella fue una de las 450 almas rojillas que celebraron el ascenso, a pesar de que el partido, relata, “lo viví con muchos nervios, pero con mucha ilusión a la vez, por cómo se habían dado los partidos anteriores en el play off, por lo que estaba bastante optimista”.

El encuentro era trascenden­tal porque “a Osasuna le suponía volver a lo grande a Primera División, ganando los cuatro partidos y, además, por cómo se metió Osasuna en el play off. Después de los años que habían pasado, fue una alegría para el osasunismo y en la grada la gente estaba bastante motivada y había ilusión en sus rostros”. “Acabé llorando, para variar, porque aunque estaba optimista, ahí exploté y me llevé una buena sensación”, recuerda.

SEVILLA Un ejercicio de resistenci­a Apunta a batir el récord

Cuatro prórrogas después, jugando en alguna con fuego como en Tarragona, y realizando un ejercicio de resistenci­a ante el Betis, Sevilla y Athletic de Bilbao, Osasuna afronta su segunda final copera de la historia, una cita que va a marcar un antes y un después en las páginas rojillas.

Se especula con que habrá 24.000 gargantas en las gradas de La Cartuja, una cifra récord para alentar a un equipo que no deja de sorprender a nadie, ni de superarse a sí mismo. Con una excelente temporada liguera, alejado siempre de los puestos de descenso, Osasuna ha vuelto a apostar por llegar lejos en la Copa, donde ha recogido el premio. Paso a paso, ronda a ronda, el equipo ha ido derrotando rivales hasta asomarse a la segunda final. El camino que comenzó en Fuentes de Ebro –rival que eliminó al Amigó en ronda previa– fue quemando etapas. El primer objetivo fue volver a traer un encuentro copero a El Sadar cinco años después. En cuartos de final, el Sevilla fue el rival y el estadio rojillo, el escenario de la contienda. Primer objetivo conseguido. El segundo, que fue más bien un deseo de Sabalza –aseguró en la comida con los medios que anhelaba llegar a las semifinale­s– se cumplió con el tanto de Abde a los hispalense­s. La semifinal llegaba a El Sadar y el Athletic, el rival. ¿Por qué no soñar con llegar a la final? Ni en sus mejores sueños Pablo Ibáñez iba a imaginarlo. ¿Y ahora qué?.●

“Subir en Girona le suponía a Osasuna volver a lo grande a Primera División después de los años que había pasado” AINHOA MUNÁRRIZ

Aficionada

“Sabadell fue el momento de más angustia, tensión, dolor psicológic­o que he vivido en mi vida; me quitaban algo fundamenta­l” ÍÑIGO URRIZOLA

Aficionado

“Para Osasuna, jugar su primera final de Copa del Rey suponía un hecho histórico y fue un partido especialme­nte emocionant­e” MAMEN GAZPIO

Aficionada

“Pese a perder dos veces 3-0 en Mendizorro­za, los 4.000 que estuvimos no dejamos de animar en todo el partido” JOSU ÁLVAREZ DE EULATE

Aficionado

“Yo había visto a Osasuna en Segunda, luego el ascenso con el Recreativo y, de repente, con Aguirre estábamos en la final” ALFREDO GAZPIO

Aficionado

“En Burdeos, Osasuna fue capaz de movilizar a mucha gente en competició­n europea, en un ambiente festivo y esperanzad­or” FREDI GRADÍN

Aficionado

 ?? Foto: Mikel Saiz ?? Jugadores de Osasuna haciendo una piña frente a las gradas llenas de rojillos en Burdeos.
Foto: Mikel Saiz Jugadores de Osasuna haciendo una piña frente a las gradas llenas de rojillos en Burdeos.
 ?? Foto: Mikel Saiz ?? 2.500 aficionado­s tiñieron de rojo la grada visitante de la Nova Creu Alta de Sabadell.
Foto: Mikel Saiz 2.500 aficionado­s tiñieron de rojo la grada visitante de la Nova Creu Alta de Sabadell.
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Foto: Chema Pérez Así lució el fondo rojillo en El Calderón, el mayor desplazami­ento hasta este de La Cartuja.
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Foto: Mikel Saiz Una veintena de aficionado­s de los 1.000 que se desplazaro­n a Hamburgo.
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Foto: Mikel Saiz 1.800 aficionado­s alentaron en el Sánchez-pizjuán.
 ?? Foto: Archivo ?? Rennes fue otro epicentro rojillo.
Foto: Archivo Rennes fue otro epicentro rojillo.
 ?? Foto: Mikel Saiz ?? Aficionado­s toman la Plaza de la Virgen Blanca en Vitoria.
Foto: Mikel Saiz Aficionado­s toman la Plaza de la Virgen Blanca en Vitoria.
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