LO NUNCA VISTO
EXPECTACIÓN PAMPLONA CELEBRÓ EL EMPAREJAMIENTO CON UN EQUIPO AL QUE LA PRENSA PRESENTABA COMO “EL MÁS CARO DE ESPAÑA Y CON MÁS INTERNACIONALES”
– El 25 de marzo de 1934 la catedral de Pamplona acogía los actos del Domingo de Ramos; los periódicos informaban de enfrentamientos en Madrid entre obreros de la construcción y fuerzas de orden público, de la incautación de armas en domicilios de diferentes ciudades, de un atraco en Pamplona en el almacén de carbón de la empresa Mina y Frauca, y del nombramiento de Eduardo Aizpún (primer presidente de Osasuna) como responsable provincial de la Junta de Reforma Agraria. Ese domingo se encontraba en la capital navarra Rafael Sánchez Guerra, secretario general de la Presidencia del Gobierno: había viajado para asistir al partido de ida de los octavos de final de la Copa de la República entre Osasuna y Madrid CF.
La primavera había traído a Pamplona la fiesta del fútbol. Y no es ninguna metáfora oportunista: “El domingo se verá Pamplona como en los grandes días de San Fermín”, proclamaba la prensa. Osasuna había encendido los ánimos de la ciudad y del resto de Navarra; en unas fechas en las que la tensión política y social provocaba constantes enfrentamientos, el equipo de fútbol ejercía como único nexo de unión.
La eliminación del Athletic de Madrid en dieciseisavos de final (20 y 1-1) ya fue calificada como “una de las páginas más brillantes de la historia” del club, según El Pensamiento Navarro. Y nada más conocerse el emparejamiento con el Madrid, no hubo empacho en proclamar que este partido de fútbol era “un acontecimiento nunca visto por los navarros”.
Como suele ocurrir en estos casos, la expectación generada estuvo por encima del resultado deportivo. Todo lo concerniente a los preparativos provocó más entusiasmo que el juego de los rojos, aunque la unanimidad era total al resolver que la victoria por 0-3 del Madrid reflejaba su superioridad y el nulo acierto de los rojillos en el remate. La devolución de visita no pasó de ser un compromiso y un mal trago para el portero Oyaga, que recibió cinco goles (5-1) y las críticas de quienes le señalaban como el responsable de un resultado tan abultado. El equipo blanco llegó a la final y derrotó por 2-1 al Valencia. El partido por el título se jugó el 6 de mayo.
LOS ANTECEDENTES
Un amistoso en San Juan en abril de 1928
No era extraño que la presencia del Madrid en Pamplona ejerciera de imán para aficionados y curiosos, ya que, por si alguien no lo sabía, “es el equipo más caro de España y con más internacionales”, subrayaba la prensa. Ese cara a cara era también un viejo deseo de los rectores del club, que habían intentado contratarle para jugar en San Juan con sus mejores futbolistas. En julio de 1925, Osasuna solicitó al Ayuntamiento una ayuda de 2.000 pesetas para organizar dos partidos en vísperas de fiestas. El rival elegido era el Real Madrid, pero finalmente no pudo cerrarse su contratación.
Ese empeño cuajó, a medias, el 9 de abril de 1928. Con un importante esfuerzo económico, Osasuna apalabró al Real Madrid para jugar un día después de hacerlo en Vitoria. Pero el equipo madrileño no se presentó “completo”, según la terminología de la época, lo que traducido quiere decir que alineó a una mayoría de suplentes. Es fácil adivinar la decepción del numeroso público congregado en San Juan. Al menos habrían quedado satisfechos con el empate a dos goles.
En aquella década de los años veinte, el Real Madrid seguía de cerca a Osasuna; fichó primero a Juanito Urquizu y más tarde a Jaime Lazcano, y porfió mucho por reclutar a Seve Goiburu, que acabaría firmando por el Barcelona. El interés por el interior internacional, muy apegado a la familia y que se resistía a salir de Pamplona, casi deriva en incidente cuando un grupo de aficionados quiso linchar al directivo madridista Emilio Sánchez Corona, que hizo acto de presencia en Pamplona para negociar con la directiva rojilla. La noticia, publicada por la prensa, fue desmentida por el protagonista.