EL HONOR NUNCA PELIGRÓ
DERROTA TRAS UNA DURA ELIMINATORIA A TRES PARTIDOS CON EL GERONA, OSASUNA PLANTÓ CARA AL MADRID PERO LE PASÓ FACTURA EL ESFUERZO
– El 23 de mayo de 1940 Pamplona celebraba la festividad del Corpus Christi; los periódicos informaban de los bombardeos alemanes sobre Inglaterra, del reconocimiento de Perú y Panamá del régimen de Franco, y de la repatriación a España de niños evacuados durante la guerra. Ese jueves los hinchas del fútbol y los aficionados a los toros seguían lanzándose dardos en la prensa por el desplazamiento de fecha del festejo taurino previsto para ese día. ¿Cuál era el motivo? Osasuna y Madrid CF se enfrentaban en el partido de ida de octavos de final de la Copa del Generalísimo.
Habían pasado seis años desde el anterior duelo copero entre ambos equipos y en ese tiempo corrieron ríos de sangre. El fútbol también salió lastimado del golpe militar: jugadores muertos, estadios destrozados y clubes intervenidos. Promesas incumplidas, como la que obligó a Osasuna a jugarse su permanencia en Primera división al cara y cruz de un partido con el Atlético Aviación que acabó perdiendo y enfilando una década crítica en la que se asomó en varias ocasiones al precipicio de la desaparición.
Para ocultar el hambre y la represión, el franquismo adaptó el panem et circenses de la antigua Roma en una versión más autárquica del fútbol y toros con los que distraer al pueblo. El deporte había comido terreno al arte de Cúchares, pero tras la guerra todos partían de cero. El régimen eligió a sus favoritos para que alcanzaran cotas de popularidad en ambos ámbitos.
En lo tocante al balompié, las competiciones se pusieron en marcha con los cañones mudos pero aún calientes. En una reunión celebrada en Pamplona en junio de 1938 coincidiendo con la final del torneo Brigadas de Navarra, el presidente de la Federación Española, Julián Troncoso, sugirió la creación de un torneo en el que los clubes que se clasificaran en una fase previa disputarían la que se deno