Entre carlistas
La editorial Pamiela publica el libro ‘Entre carlistas’, una cuidada edición, a cargo de Guillermo Sánchez y Jon Arrizabalaga, de la obra que escribió el cofundador de la Cruz Roja británica, sir John Furley, tras su estancia en Navarra, el País Vasco y C
Convencido humanitario, como tantos otros que entonces se empeñaron en intentar paliar el sufrimiento de los heridos de guerra, el británico John Furley acudió como explorador enardecido en misión de salvación a una guerra intestina en un país extranjero, dispuesto a actuar como observador «neutral» del cumplimiento del Convenio de Ginebra aceptado por ambos bandos, y a extraer de esa experiencia lecciones con las que mejorar la organización y logística de ambulancias y hospitales en las guerras. (...) Pero su descripción de paisajes y paisanajes, tanto rurales como urbanos, del País Vasco-navarro interior y la costa cantábrica entre Bayona y Santander, atrapan al lector y sumergen al caminante local en la nostalgia de sus propios paseos por territorios bien reconocibles.
Fotografía de John Furley durante el asedio de La Comuna de París, 1871.
Un reportaje de
enfrentados en una guerra civil o internacional, es una donación que no se hace a los enfermos y heridos, sino a sus gobiernos.
Probablemente tendré más oportunidades de poner ejemplos del derroche que supone enviar ciertos suministros hospitalarios a los carlistas. Porque cuando se necesita que casi todas las mulas se destinen a fines militares y ni los donantes ni los receptores disponen de medios de transporte regulares, unos y otros se ven condenados a gastar el dinero en buscar dónde comprar o alquilar lo que no hay, al precio que sea.
No hay duda de que en esta desafortunada guerra que todavía continúa en las provincias del norte de España, la única manera que tienen los neutrales de ayudar a las víctimas es empleando el dinero directamente en o cerca del lugar donde se encuentren. Unas cuantas libras puestas en mano de intermediarios en los que se pueda confiar serían de mucha más ayuda que toneladas de suministros. Porque después de una batalla siempre hay muchos pequeños remedios que pueden comprarse, hasta en España, y que son, muchas veces, los que permiten salvar vidas, incluso si los administran personas sin experiencia sanitaria.
Estoy convencido de que todos los voluntarios que están trabajando hoy en España en servicios hospitalarios son de la misma opinión.