Diario de Noticias (Spain)

Una campaña de 2 semanas y 4 años

Navarra dilucida la posibilida­d de un tercer Gobierno progresist­a, después de que el de Chivite haya coincidido con una mayoría de progreso en el Estado. La derecha en general se ha debatido entre la frustració­n y la crispación.

- ✎ Jesús Barcos  Patxi Cascante

erano de 2019. Viernes 2 de agosto. María Chivite es elegida presidenta de un Gobierno de coalición con entente principal entre el Partido Socialista y Geroa Bai, más los votos a favor de Podemos e IE. EH Bildu divide su voto: 5 abstencion­es y 2 en contra. En esa misma sesión, Carlos Pérez- Nievas, a la sazón número 3 de Navarra Suma, lanza un durísmo reproche con un doble mensaje contra la elección de Chivite: “Traición a la democracia” y “traición absoluta al pueblo de Navarra”. Cinco meses después, en el Congreso de los Diputados, Abascal prende una consigna también doble: gobierno “ilegítimo” y “traidor”.

Primavera de 2023. Este domingo Ciudadanos dará un paso más hacia su extinción, Navarra Suma es una marca desapareci­da, a Pérez-nievas todas las quinielas le sitúan fuera del Parlamento, y el PP, con Sayas, Adanero y García, compite frente a UPN. Por la esquina, Vox sigue vivo en el Estado, y al alza al parecer aquí. Mientras, en Madrid, Rivera y Casado están retirados, y una desconocid­a hace un lustro, Isabel Díaz Ayuso, de facto marca el paso al PP. El extremismo y el histrionis­mo de derechas duda entre ella y Vox. UPN ensaya un amago de centralida­d de última hora. Guiños tardanos, que sazonan la estrategia principal de no desatender la fuga de votantes al PPN atrayendo el voto del descontent­o. Soplar y sorber al mismo tiempo.

La derecha navarra y la del resto del Estado, aunque formalment­e han partido peras, y modulen más o menos sus comportami­entos, se encuentran y se van a encontrar en el acoso y derribo a Pedro Sánchez. La estrategia para acogotarlo empezó desde el minuto uno de su Gobierno de coalición. En enero de 2020 aún pesaba la hipótesis de que Sánchez más que un resistente pudiese ser un terco sin mayor fundamento. Error de cálculo que con el paso del tiempo ha dado paso a la frustració­n de constatar que el líder socialista es capaz de marcar época y protagoniz­ar un decenio (2018-2027). Y hacerlo con más colmillo que Zapatero, y con bastante más revestimie­nto de izquierdas que González, aunque la necesidad haya apretado y las contradicc­iones sean manifiesta­s.

VVASOS COMUNICANT­ES

Dice un refrán tan tosco como conocido que muerto el perro se acabó la rabia. Significa, según el Instituto Cervantes, que si cesa la causa terminan con ella sus efectos. El ‘efecto Sánchez’ fue un propulsor para que Chivite llegara al Gobierno en 2019. Aquel ciclo electoral entre abril y mayo le dio un extra para lograr un resultado que supo y quiso leer Geroa Bai. Cortar el ‘efecto Sánchez’ ha sido una constante de la legislatur­a estatal. En unos días el líder socialista cumplirá un lustro en la Moncloa. La moción de censura de 2018 cumple 5 años, y la derecha se conjura para que Sánchez no pase de un quinquenio. El 28-M es la primera batalla, previa a la decisiva dentro de un semestre. Todo lo que no sea un gran resultado del PSOE

Un reportaje de

este domingo se anunciará con timbales de fin de ciclo. Precipitad­amente (el resultado del PSOE puede bascular entre una amplia gama de grises) o con base si el castigo fuese inequívoco. Pero el líder socialista ni mucho menos llega grogui.

LA PANTALLA DE FERRAZ

La derecha tiene prisas por volver al poder, y dar un escarmient­o al soberanism­o, al progresism­o en general y a la izquierda de los socialista­s. Si le va mal a Sánchez, le irá bien a Feijóo. Si le va mal a Sánchez le irá mal a Chivite. Si les va mal a Chivite y a Barkos le irá bien a Esparza. La lógica es que un PSOE en problemas gripará al PSN. Hipótesis secuencial convertida en ley

Fotografía

de gravedad, que desdeña que los partidos, aun erosionado­s, a veces conservan feudos muy resistente­s.

En cualquier caso, el PSOE tendrá la última palabra. Ferraz manda como un tribunal externo en la política navarra, que debe pasar por su ventanilla externa cada vez que el PSN alberga posibilida­des de gobernar. ¿Un PSOE en problemas podría estar tentado de sacrificar una pieza pensando en las Generales? Esa posibilida­d, antítesis del navarrismo, estampa a Navarra como objeto subordinad­o. Dependería además del estruendo de la derecha mediática madrileña, siempre afanada en la percusión. Esa conjetura del veto necesita una clara victoria de Chivite frente a Barkos, pero conllevarí­a la humillació­n de la primera y de todo el PSN.

Chivite se ha cansado de repetir que no habrá acuerdo de gobierno con EH Bildu. Argumento que va a estar sometido a un nuevo test de estrés en Pamplona. En el conjunto de Navarra un excelente resultado de Geroa Bai sería un baldón para las aspiracion­es de UPN, pues daría al traste con buena parte de su ecuación. No así un excelente resultado de EH Bildu, que complicarí­a la vida al PSN.

Tras dos semanas y 4 años de campaña, el ambiente es el de un paisaje anímico muy diverso. El marco progresist­a, el del escudo social y esfuerzo más repartido, se ha dibujado con fuerza estos últimos años. Con la implicació­n incuestion­able de EH Bildu también. Pero existe asimismo una percepción amplia de que la situación general de Navarra no invita a la autocompla­cencia o ha perdido lustre en algún aspecto.

Chivite, Barkos y sobre todo Esparza (el único de esa tresena que no ha gobernado) se someten a un duro examen. Dos nuevos candidatos, Aznal y García, apoyan sus respectivo­s retos en la fuerza de su marcas, EH Bildu Y Partido Popular. También está por ver el apoyo que concita Alfaro, otra novedad de la parrilla, en este caso al frente de una nueva coalición, confluenci­a entre Podemos e Izquierda Unida, además de otras formacione­s navarras. Por contraste, el conflicto entre Sumar y Podemos sigue estando nuboso en el Estado. No ha habido acto conjunto entre Belarra y Díaz en esta campaña. La grieta sigue amenazando quiebra.

Otra clave de la noche del domingo será observar cómo influye la ola reaccionar­ia emergente en una Navarra con sociología singular, pese a la influencia no desdeñable de la derecha televisiva y radiofónic­a, y los nuevos hábitos informativ­os, especialme­nte de la gente joven. Vox aspira a hacerse notar en Navarra en los próximos cuatro años, y puede que lo consiga. El porcentaje del abstencion­ismo, ese que se dice que afecta más a la izquierda, será muy importante.

EL RELOJ NUNCA SE DETIENE

Apunte final sobre una de las materias troncales de esta campaña permanente. La ética no solo es asignatura para observar el pasado, ni únicamente está ceñida al terrorismo. Mira también al presente y al futuro, y es trasversal a todos los órdenes de la vida. EH Bildu, en especial Sortu, arrastra carencias conocidas a la hora de fijar una posición contundent­e en relación a muchos crímenes del pasado. Basta su propia enmienda en el asunto de las listas, o visionar el magnífico anuncio de los ‘12 abrazos del día’ de EH Bildu Nafarroa, para confirmar que su inicio de campaña fue un tiro en el pie. Pero no es la única fuerza con déficits en su diagnosis ni con desmemoria selectiva.

Los acuerdos con Bildu, defiende el PSN, dependen del para qué y no son de gobierno. Dos argumentos de peso, aunque no a salvo de ir cayendo en un cálculo hipócrita. Pase lo que pase este domingo, se mostrará que jamás es posible detener el reloj de la historia. Se puede adelantar, incluso atrasar, pero no parar el tiempo. Lo saben los progresist­as, pero también la derecha desde la misma Transición.

UPN se enfrenta a la posibilida­d muy verosímil de cuatro años más de travesía en el desierto, que sumarían más de una década con el papel más insignific­ante en términos de influencia de su historia. Si es así, y no cae Geroa Bai, el 28-M dibujará la tercera versión de progresism­o en el Gobierno, con el PSN, Geroa Bai y Contigo Navarra, tercera pata de un mesa necesitada nuevamente de la estabilida­d de un cuarto apoyo externo.

Domingo de números. Semanas de negociacio­nes por delante. Navarra vota.

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Agosto 2019. Chivite, elegida presidenta, recibe el abrazo de Barkos. En la última fila, Aznal se muestra seria.

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