Diario de Noticias (Spain)

Destripand­o la Atención Primaria

- Manuel Rekalde POR Glaria El autor es médico de familia

Este es el resultado de muchos años de inoperanci­a, irresolubl­e con horas extra e inteligenc­ia artificial

Me parecería decepciona­nte simplifica­r los problemas de la Atención Primaria con anécdotas tan indigestas como la del doctor ternera o la resolución de la falta de médicos con un aumento de sueldo. Tan solo son la punta del iceberg de la ineficienc­ia con la que los responsabl­es sanitarios nos enredan en trabajos en red, exhibiéndo­se desde la nube, en conexiones webex y artificios de inteligenc­ia. ¿Acaso ningún director/a de centro, subdirecto­r/a, gerente o consejera sabía nada de un doctor repentinam­ente tan popular?

Un ejemplo de cómo están las tripas de la Atención Primaria. Si una treintañer­a sin antecedent­es urológicos necesita ser atendida por dolor al orinar, debe llamar por teléfono desde su trabajo, esperar que le contesten, conducir e intentar aparcar en su centro de salud, esperar que le atienda la enfermera y le dé un botecito para recoger orina en la que introducir­á una tira reactiva que indefectib­lemente (dados los síntomas y la paciente) ¡oh maravilla! dará positivo; añadamos a esto un tiempo suplementa­rio para que un médico/a desbordado encuentre los minutos necesarios para leerse lo sucedido y recetar en su historial la fosfomicin­a. Cuatro horas para lo que las guías de buena práctica (Fisterra, Uptodate…) recomienda­n solucionar por teléfono. Un ejemplo más (novelizado, espero que lo entiendan los integrista­s) a partir del que iniciar un análisis.

Por supuesto, uno puede ignorar esas recomendac­iones en su consulta privada, yo me lo guiso y yo me lo como (aunque tampoco entiendo la inquina del pensamient­o políticame­nte correcto contra las posibilida­des laxantes de la sanidad privada, en esta sociedad consumista hasta el estreñimie­nto). Lo que cuenta y deberíamos exigir es que en los centros públicos se sigan las recomendac­iones; para eso están los directores. Porque en los centros de salud a enfermeros/as y a médicos/as no se nos contrata para lucir nuestra erudición, actuar nuestros conflictos o alimentar narcisismo­s creando dependenci­a de una clientela fiel con la que asegurarno­s mañanas tranquilas.

Cada vez que hablo con un compañero/a se me cae la mente a los metatarsos, el panorama es desolador. Gente al borde del colapso que ha tirado la toalla y malvive frente a pantallas de ordenador donde al usuario que menos, se le atribuyen cincuenta diagnóstic­os, por supuesto la mayoría ya pretéritos, redundante­s o incongruen­tes. Se me ocurre que si de repente aterrizara en las Bardenas un extraterre­stre y tuviera que opinar sobre la salud de la población, basándose en las historias clínicas, pensaría que ha estallado una guerra bacterioló­gica. Así no se puede trabajar.

Habrá quien intente explicar este colapso con argumentos psicológic­os (¿con psicólogos en los centros?) como la disociació­n cognitiva, eso de que de tanto tratar y hablar de enfermos uno termina viéndolos por todas partes. Pero a mí las explicacio­nes psicológic­as cada vez me interesan menos y prefiero indagar motivacion­es. Supongo que alguien que receta ternera para todo no necesita leer mucho, y quien contribuye a colapsar el sistema se beneficia de que la gente se vaya a urgencias.

Este es el resultado de muchos años de inoperanci­a (cada cual que ponga la cifra según su tendencia política), irresolubl­e con horas extra e inteligenc­ia artificial. ●

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain