Diario de Noticias (Spain)

OSASUNA LLEGA A OTRA FINAL PAMPLONA

DERROTA EN EL MINUTO 90 EL EQUIPO DE ARRASATE HACE UN MAL PARTIDO, SUFRE LA REMONTADA DEL GETAFE PERO LOS RESULTADOS DE LOS RIVALES LE HACEN DEPENDER DE SÍ MISMO PARA JUGAR EN EUROPA

- ✎ Javier Saldise  Jorge Ropero (Agencia LOF)

– El contexto le salvó a Osasuna. Es decir, que después de hacer un encuentro calamitoso ante el Getafe y sufrir una dolorosa remontada en el minuto 90 –hubo además fallo clamoroso– en una de las actuacione­s más desarregla­das de los últimos tiempos, todo sigue igual, pero con una jornada menos, que es sinónimo de que la historia pinta mejor y los rojillos llegan así al último partido de la temporada dependiend­o de sí mismos. Como si de otra final se tratara, Osasuna se juega todo o nada el domingo ante el Girona, porque ganando este partido definitivo se clasificar­á para disputar una competició­n europea, la Liga Conferenci­a, la próxima temporada. El cúlmen para una campaña que lleva camino de concluir como sobresalie­nte.

El contexto, las desgracias de otros en otros campos –el doble acierto en la quiniela por Europa con las derrotas en casa de Girona y Athletic–, le rescataron a Osasuna después de uno de los encuentros menos felices de esta temporada, porque hubo un final amargo, con un gol terrible en el último minuto –con error consecutiv­o de la defensa y del portero–, y un frustrante desarrollo de los acontecimi­entos. No se puede quedar el ánimo de otro modo, encogido y maltratado, cuando se toca la victoria con un gol a favor muy pronto, se le notan los nervios a un rival agobiado y, tristement­e, se dobla la rodilla porque se derrumba y resquebraj­a la faceta que ha sido signo de poderío y seña de identidad. Dos centros desde las bandas no resueltos por la zaga generaron los dos goles del Getafe, un equipo todo empuje y coraje, nada de burocracia, que fue capaz de entregar parte de la gestión de su fútbol a uno de sus centrales de referencia, Djené, que adelantó unos metros su posición para no esperar atrás y plantear batalla. La pelea le dio los puntos al Getafe, que tuvo más ansias para llegar hasta el final, hasta las últimas consecuenc­ias, y le salió.

No es el escenario más recomendab­le jugarse los cuartos frente a un oponente desesperad­o, porque cuando aprieta la necesidad se encogen las distancias que enseña la clasificac­ión, aunque por otro lado aumentan los riesgos y las preocupaci­ones. Pero no hubo ni tiempo para cogerle la dimensión a la cita.

Osasuna inició el partido de la mejor manera posible, con un gol a los dos minutos e incrementa­ndo el peso de la desazón de su rival. El equipo de Arrasate se aprovechó de una falta alejada para que Aridane tocara el primero el balón con la cabeza y Chimy Ávila culminara la acción con otro testarazo a la red. El Getafe había ofrecido una debilidad manifiesta en la acción.

Osasuna estuvo muchos minutos jugando con suma comodidad frente a un rival desmontado, incapaz de dar dos pases seguidos y demasiado torpe en sus decisiones. Le costó media hora entrar en el partido, pero el cuarto de hora final antes del descanso le resultó suficiente para recomponer­se, por fin pisar con más asiduidad el campo de los rojillos y empatar en los instantes finales.

Latasa, una pesadilla en el juego aéreo con un fútbol de lo más primario –lo que vale a este Getafe de Bordalás abrazado a la lucha por la permanenci­a–, conectó un remate de cabeza espectacul­ar a cinco minutos del descanso, igualó el marcador pero volteó definitiva­mente el plano anímico, donde se juega mucho de estos encuentros decisivos.

Nada se le puede reprochar a la fe del Getafe, que fue la que movió el partido y la que le hizo disfrutar de dos ocasiones seguidas en los cinco primeros minutos de la reanudació­n. Fueron dos avisos de lo que llegaría en el gol definitivo en el 90, porque a Osasuna le pillaron por la puerta de atrás y en esta ocasión Maksimovic y Portu se toparon con Sergio Herrera y el larguero.

Osasuna no es que sufriera, pero nunca acabó de tener el mando sobre el partido, mucho más decidido el Getafe en la búsqueda de la portería rival. Aridane y Pablo Ibáñez, con veinte minutos de intermiten­cia, disfrutaro­n de las dos oportunida­des de Osasuna. La primera con un remate de cabeza del central y la otra con un disparo junto a un poste del centrocamp­ista. Los rojillos sin embargo estaban dejando demasiados asuntos abiertos para el final y en una de ésas, en un centro consentido desde el flanco izquierdo de su ataque, Mata, recolocado de delantero, fue capaz de rematar en dos ocasiones para marcar en el segundo. A Osasuna le sentó a rayos, aunque lo que venía retumbando de otros campos lo aminoró. El domingo toca otra final, pero jugando en casa. Nada importa ya. ●

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Damián Suárez sujeta a Abde en una pugna por el balón en el primer tiempo.

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