Diario de Noticias (Spain)

Las guerras olvidadas

- Bingen POR Amadoz

ada vez es mas difícil saber la verdad, sobre todo puestos a intentar descubrir informacio­nes verídicas en el lugar desde el que son difundidas: los grandes medios de comunicaci­ón. Las grandes corporacio­nes, en manos de gentes poderosas sin escrúpulos, dirigidas por los gobiernos que se ocupan de censurar, limitar, ocultar, para no perjudicar sus propios intereses, que benefician a los pocos que ostentan el poder y el dinero, no me merecen ya ninguna confianza.

En todas las situacione­s de guerra la verdad es la primera víctima. Eso lo sabemos todos. La misma informació­n que podría ser auténtica, porque procede de sus protagonis­tas directos, es negada de manera planificad­a por los que quieren ocultar sus desmanes. La barbarie de Palestina no tiene prácticame­nte interlocut­ores entre las víctimas del genocidio, que apenas tienen acceso a la tecnología del mundo informativ­o. A menudo solo hablan para las naciones los que niegan la realidad de los horrores que ellos están cometiendo, porque ellos sí pueden hacerlo.

Yo no puedo callar porque callar es otorgar y puede resultar una complicida­d con lo inadmisibl­e. Por eso salí a la calle para gritar no a la guerra cuando Aznar y sus mariachis comenzaron a destruir Irak y luego Siria. Por eso grito ahora en la calle mi apoyo a la Palestina ocupada desde hace 75 años que está soportando un ataque inhumano, propio de salvajes sin alma que está destrozand­o la vida de millares de niños, mujeres, ancianos y hombres de Gaza y de Cisjordani­a. Lamento también, con toda sinceridad, desde luego, la muerte

Cde las gentes inocentes del país ocupante, porque en contra de lo que algunos podrían pensar, en el rechazo a las políticas sionistas no existe, al menos por mi parte, el antisemiti­smo, un concepto que de todos modos igualaría en su origen a judíos y palestinos a pesar de que desde finales del siglo XIX funciona como neologismo referido solo al grupo étnico judío. ¿No son acaso ambos grupos humanos semitas producto ambos de las culturas heredadas por los herederos de Sem, el hijo mayor de Noé? Pero vengamos al mundo de las guerras olvidadas, y para ello hoy tengo que utilizar nombres ficticios porque las noticias y este mismo texto mío (las palabras circulan libremente por el mundo) podría ser utilizado para perjudicar a los que yo quiero proteger.

Ayer recibí la llamada desde algún lugar remoto de Etiopía de Melenik, uno de los dos chicos que nosotros, tres viajeros europeos, descubrimo­s en nuestro viaje a Etiopía en 2017. Gabriel, el segundo de los chicos, un año menor que Melenik, estaba en su aldea nativa. Los dos muchachos recibieron durante estos seis años nuestra ayuda para que iniciaran y completara­n su enseñanza universita­ria. La pobreza en la que vivían no se lo hubiera permitido. Apenas enviadas las fotos con los birretes y capas de su graduación en agosto de 2020 comenzó la guerra de Tigray, la región norteña de Etiopía que nosotros, tres años antes, recorrimos sin mayores problemas. Fueron 20 meses de guerra que también afectaron directamen­te a la región Amhara, situada inmediatam­ente al sur de Tigray.

Calladas las armas en Tigray, en abril de este mismo año de 2023 toda la región Amhara se puso en pie de guerra hasta hoy. Los Amhara, grupo étnico que conforma la cuarta parte del total de la población etíope, se negaron a entregar las armas que habían contribuid­o a sofocar la revuelta tigriña en

Por eso grito ahora en la calle mi apoyo a Palestina, ocupada desde hace 75 años, que está soportando un ataque inhumano y sin piedad

Me invaden la tristeza y la impotencia ante una situación tan implacable, e inevitable­mente rememoro mi propia historia familiar

combinació­n con las fuerzas de Addis Abeba. Temían los ataques de Tigray desde el norte y de la Oromía, otra región al sur de Amhara.

Este verano se produjeron dos ataques contra minorías amhara en la región de Oromía. 300 personas, mujeres, niños y hombres de la étnica amhara fueron asesinados. Al parecer, hubo pasividad por parte de las tropas desplegada­s por el gobierno etíope en aquella zona. Esto alimentó aún más la desconfian­za amhara hacia el poder central. Se han ido conformand­o grupos de rebeldes amhara, los llamados Fano, que han ido sumando efectivos desde entonces. Combates, matanzas se suceden estos últimos meses en toda la región Amhara. Es la guerra otra vez.

La Asociación de Amharas de América describe la situación como “guerra genocida”. Curiosamen­te, el ejército etíope está dirigido por un gobierno presidido por Abiy Ahmed, que fue galardonad­o con el Premio Nobel de la Paz. Esto es un mundo de locos, desde luego.

Melenik ha tenido que hacer una larga marcha de siete horas por monte y de noche para poder hablar conmigo. Nuestros móviles, conectados por fin, me acercan la voz de alguien como él, una buena persona que intenta sobrevivir y que me llama father (aita).

“A los amhara no nos quieren en Addis, father”, me explica Melenik. “Hoy tengo noticias muy tristes”, añade. “Hace tres días los militares del gobierno llegaron a nuestra aldea, llamaron en la casa de Gabriel y les dijeron que salieran a la calle. Allí mismo, delante de la casa, tirotearon y asesinaron al padre y al tío de Gabriel”. Gabriel y Melenik viven en la ciudad cercana a su aldea natal. Ellos no estaban en el lugar donde ocurrió la tragedia, pero ahora Gabriel está tratando de consolar a su madre y a sus hermanos y hermanas. Mele

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