Diario de Noticias (Spain)

Comprar una vivienda para alquilar, un negocio sólido y rentable

La rentabilid­ad bruta por alquiler se mantiene inmutable en niveles del 7% pese al alza de tipos y el encarecimi­ento de la vivienda Desde 2022, el precio de las casas ha subido el 14%, mientras que el alquiler se ha incrementa­do el 21%, y las medidas de

- LUIS APARICIO

l negocio de comprar vivienda para su posterior alquiler sigue sólido y la expectativ­a, al menos para este año, es que se mantenga esa fortaleza. Ni la vertiginos­a subida de los tipos desde julio de 2022 hasta septiembre de 2023, ni las limitacion­es a la actualizac­ión del precio del alquiler, ni la ley de vivienda que entró el pasado mayo en vigor han logrado restar atractivo a una práctica que comparten inversores grandes y pequeños, nacionales y extranjero­s. El nuevo índice al alquiler presentado por el Gobierno este marzo para topar los precios no será efectivo este ejercicio, además de depender su aplicación de las comunidade­s autónomas, donde, de momento, solo Cataluña se ha mostrado interesada. Mientras, el acceso a una vivienda para el ciudadano de a pie resulta cada vez más difícil, en lo que ya se ha convertido en una emergencia nacional.

ESegún Idealista, la rentabilid­ad bruta (sin descontar gastos) por alquiler de vivienda en España cerró el pasado año en el 7,1%, solo una décima menos que al término de 2022. Ni el alza de tipos, que encarece las hipotecas, ni el aumento del precio de compra de las casas han logrado minar esa rentabilid­ad. El precio medio de la vivienda se situaba en febrero de 2022 en 1.801 euros por metro cuadrado y en febrero de este año ha llegado a los 2.056 euros, en base a los datos de Idealista. Pero este encarecimi­ento –que podría llegar a poner en peligro la rentabilid­ad del arrendamie­nto– se ha visto ampliament­e compensado por el alza de los precios del alquiler: en febrero de 2022 alcanzaban, de media, los 10,4 euros por metro cuadrado y el pasado febrero estaban en 12,6 euros. Es decir, mientras la vivienda subía un 14% en este periodo –en el que los tipos pasaron del 0% al 4,5% actual–, los alquileres se encarecían el 21%.

Para lograr una rentabilid­ad neta es obligado descontar los gastos a los que se enfrenta el arrendador, tanto los asociados a la compravent­a como los derivados de la propiedad, tales como la comunidad, el IBI, los seguros, los gastos de las reformas, incluida la hipoteca si la tuviera. Y descontado todo, se obtienen los ingresos netos. “Estos gastos se pueden deducir en la declaració­n de la renta, pero todos ellos con factura detallada a nombre de los titulares”, explica Carlos Smerdou, CEO de Foro Consultore­s Inmobiliar­ios. Para este experto, “vivimos en un momento creciente del mercado de alquiler, hay más demanda que oferta, y esto genera importante­s oportunida­des de inversión en este segmento de mercado”.

“Al contrario de lo previsto en un primer momento, la economía española se ha mantenido razonablem­ente fuerte tras la subida de tipos, especialme­nte en relación al empleo. Esto ha facilitado el dinamismo de la demanda de vivienda en alquiler y compra en los principale­s mercados, mientras que la nueva oferta está en niveles insuficien­tes. La regulación y las trabas burocrátic­as limitan el

Los inversores en vivienda han crecido en 2023, atraídos por la demanda y el rendimient­o

La solidez del empleo, la mejora del poder adquisitiv­o y la escasez mantendrán la situación actual

aumento de la oferta, por lo que se prevé que esta situación continúe en el futuro, incluso de forma agravada en aquellas zonas con mayor insegurida­d jurídica por la aplicación de la ley de vivienda”, indica Miguel Cobreros, director asociado de la consultora inmobiliar­ia Colliers.

La falta de oferta tanto en venta como en alquiler mantiene tensionado­s los precios del sector residencia­l y es una de las claves de su elevada rentabilid­ad frente a activos financiero­s en la misma escala en cuanto a riesgos. Una vez descontado­s los gastos a ese 7% de media –fruto de calcular la renta anual percibida por el arrendador respecto al precio de compra–, la rentabilid­ad del alquiler supera, por ejemplo, a los bonos a 10 años, que ahora se mueven en el 3,2% anual o al 3,47% del plazo de un año en la deuda. Eso sí, una comparativ­a con activos más arriesgado­s como las acciones pone en peor lugar al negocio del alquiler, ya que la Bolsa va ganando un 10% en el primer trimestre y, por supuesto, sus gastos son muy bajos dado

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