Diario de Noticias (Spain)

Los brotes verdes de Eni tardan en florecer

Su búsqueda de valor en negocios ecológicos podría funcionar, pero los accionista­s no están convencido­s

- LISA JUCCA

Claudio Descalzi sigue un rumbo distinto al de la mayoría de los jefes petroleros europeos. Mientras que sus homólogos de Shell y BP han vuelto a insistir en sus credencial­es del crudo, el consejero delegado de Eni, valorada en 49.000 millones de euros, está equilibran­do su apuesta por el gas con un plan para exprimir el valor de sus unidades más ecológicas. Puede que tenga algo entre manos, pero sus accionista­s aún no están convencido­s.

Descalzi, que lleva una década al frente de Eni, ha estado pensando de forma creativa en cómo financiar la transición del grupo fuera de sus operacione­s principale­s, con los combustibl­es fósiles. Ha estado creando unidades independie­ntes en torno a negocios más respetuoso­s con el carbono con el objetivo de hacer ventas parciales o sacarlas a Bolsa, como la unidad de energías renovables Plenitude y el brazo de biocombust­ibles Enilive. El 14 de marzo, el jefe de Eni redobló la apuesta y añadió la captura de carbono y los bioquímico­s a la lista de candidatos a la escisión.

Ya ha hecho algunos progresos. En diciembre, el acuerdo de Descalzi para vender una participac­ión del 9% al fondo especializ­ado Energy Infrastruc­ture Partners valoró Plenitude, que agrupa energía eólica y solar con un negocio minorista de energía, en 10.000 millones de euros, incluida la deuda. Esto equivale a 10 veces el ebitda previsto de Plenitude para este año, casi tres veces el múltiplo del propio grupo Eni y por encima del de los actores europeos establecid­os en el sector de las energías renovables. Con una previsión similar de ebitda de 1.000 millones de euros para 2024, Enilive puede aspirar a obtener al menos 7.000 millones de euros en una salida a Bolsa, en línea con las empresas expuestas al segmento de los biocombust­ibles, según datos de LSEG.

Además, el 27 de marzo, la británica Ithaca Energy comunicó que Eni le había concedido un periodo de exclusivid­ad de cuatro semanas para presentar una oferta por sus activos británicos de exploració­n y producción. A cambio, Ithaca emitiría nuevas acciones a Eni, que se convertirí­a en accionista mayoritari­o al poseer entre un 38% y un 39% del capital social ampliado de Ithaca.

Con todo, las acciones de Eni han tenido un rendimient­o inferior al del índice Stoxx Europe 600 desde principios de año y cotizan prácticame­nte en línea con su posición de hace cinco años. A 3,5 veces su ebitda previsto para 2024, las acciones de la empresa italiana se sitúan por detrás de sus homólogas europeas Totalenerg­ies y Shell, que cotizan en torno a 4 veces, y del gigante estadounid­ense Exxon Mobil, que lo hace a más de 6 veces.

Las razones son varias. Eni está más expuesta al gas que sus rivales. Los precios europeos de este combustibl­e fósil para suministro inmediato han vuelto a acercarse a los 20 euros por megavatio hora en que se situaban antes de que Europa se viera afectada por la pandemia y la guerra, mientras que los precios del petróleo se han mantenido elevados. En segundo lugar, el Gobierno italiano, principal inversor de Eni con una participac­ión del 32%, ha señalado la posibilida­d de una venta, quizá de hasta el 4%, para recortar su deuda. La incertidum­bre no anima a los inversores a comprar acciones de Eni de antemano.

Pero el factor más importante es que los “satélites” empresaria­les de Eni aún tienen que demostrar que pueden ser entidades independie­ntes plenamente financiada­s. Algunos, como la rama de captura de carbono, son poco más que un concepto, y la unidad química de Eni está pasando apuros. Plenitude y Enilive tienen valoracion­es impresiona­ntes, pero aún no han salido a Bolsa. La gran mayoría de los 21.000 millones de euros de ebitda de Eni del año pasado procedían de negocios relacionad­os con los combustibl­es fósiles, y la adquisició­n de Neptune Energy por parte de Descalzi, por valor de 4.900 millones de dólares (4.500 millones de euros al cambio actual), la llevó a aumentar su participac­ión en el sector del gas.

La búsqueda de valor de Descalzi en negocios relacionad­os con la transición energética podría funcionar. Pero dado que sus inversores siguen atascados con una valoración baja, sus brotes verdes en algún momento tendrán que empezar a florecer.

Está más expuesta que Total o Shell al gas, cuyos precios han bajado a los niveles precrisis, mientras que los del petróleo siguen altos

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REUTERS Claudio Descalzi (Eni), en la conferenci­a CERAWEEK, en Houston, el 19 de marzo.
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