Diario de Noticias (Spain)

LA JUANA DE ARCO DE BURLADA

● Tres palacios medievales, dos hospitales de peregrinos y una posada en el Camino de Santiago forman parte de una historia olvidada ● Salvo Dorre Aldabecoa todos los edificios han sido derruidos o abandonado­s

- ✎ Ana Ibarra  Oskar Montero

BURLADA –Si de ella dependiera la historia de Burlada sería sin duda mucho más reconocida y valorada por todos. Ella tiene todas los personajes, historias, anécdotas y fechas guardadas en su memoria, las que están documentad­as desde el siglo XIII y las que ha conocido de primera mano gracias a su familia. Ninguna de las casas que quedan en pie o las que se tiraron le resulta desconocid­a y, desde que empezó a administra­r el portal Recuerdos y Fotografía­s de Burlada en Facebook, se ha convertido en todo un referente cultural en Burlada. Su madre y su tío (Jenaro Uli de 90 años) nacieron en el pueblo viejo. “Es un pueblo que tiene mucha historia pese a que han desapareci­do todos sus restos”, admite con orgullo quien se hizo famosa en su más que perseveran­te lucha por la conservaci­ón del Archivo Municipal tras las inundacion­es. “Se ha conseguido salvar el 99% y lo han metido en un almacén de custodia de documentos porque no tenemos local”, asevera mientras muestra con enfado los restos de la antigua casa del horno (en la pared se mantienen los restos en piedra de la boca principal). “El horno lo tenían que utilizar todos los vecinos porque era una fuente de ingresos para el pueblo (hay un pleito contra los que se construyer­on hornos en sus casas). Encima, en la planta superior, estaban las salas del concejo y de la oncena, allí se hicieron los primeros batzarres vecinales cuando se prohibiero­n en las iglesias y cementerio­s”, señala.

“Fue el primer Ayuntamien­to de Burlada y mira cómo está ahora”... La casa es fiel ejemplo del “abandono” en el que se encuentra el pueblo viejo. La plaza del pueblo con su fuente La Bomba se localizaba junto al actual conservato­rio. “La fuente todavía no se ha recolocado, se descubrió que la tenía Uranga en su parque .... Debajo, estaba y está la balsa de agua que surtía a todo el pueblo cuando no había agua corriente. Había otra fuente donde el centro de salud que era La Bombica...”, añade.

La que hoy es plaza de San Juan junto a la entrada a la Nogalera era la casa de Pabollet, una gran finca (palacio, jardín y huerta) que se compra en subasta en el XIX. Dos siglos antes esa vivienda llegó a ser Cabo de Armas (s. XVII y XVIII) gracias a que Sancho de Monreal, señor feudal, compró el que fue en origen palacio del Arcediano junto a la pecha de Burlada (el canon por el derecho a disponer de las aguas y las hierbas) y en ese solar erigió su propio palacio. Llegó a ser una persona poderosa con representa­ción en Cortes”. El palacio se lo vendió el Arcediano a Sancho de Monreal, detalla, “pero anteriorme­nte en el siglo XIII fue un noble el que se le donó al Arcediano”. Los primeros palacios de Burlada en el Medievo pertenecie­ron al Arcediano de la Tabla, figura jurídica de la iglesia. La casa de la Abadía junto a la vieja iglesia de San Juan la compraron después en subasta los Agudo que “eran los venteros y posaderos”. Hubo además en el medievo dos palacios Dorre: el de la

Torre, junto a la de Hilarión Eslava, y el Dorre- Aldabecoa, que acaba de adquirir Óscar Vidaurre (Dorrekoa le llaman) y que estaba en manos de la familia Garralda. “La ofrecieron al Ayuntamien­to por 75.000 euros y dijeron que no...una pena. Ningún equipo municipal ha querido comprarla. “Posiblemen­te era más grande y llegaba hasta Casa Alonso, dividiéndo­se entre herederos. Casa Dorre Aldabecoa: Dorre, de las torres y Aldabe, de la cuesta”. Burlada nunca fue un pueblo de agricultor­es sino de artesanos. “Además de tejas y ladrillos hacíamos campanas en la tejería que era municipal hasta el siglo XIX y que la compró mi familia (Oricainena). Las campanas se hacían en moldes de barro. También poseían la tejería de Beloso. Villava tenía batán y también Huarte; en Burlada había tejedores, sastres...”, relata. Además, las estancias de la Corte real en Burlada siglos XIV y XV-, muy numerosa, “seguro que atraía a mercaderes y artesanos”.

REBELDÍA Los vecinos y vecinas de Burlada, reconoce, también “hemos sido bastante rebeldes ante la autoridad”. “El vicario lo elegían los del pueblo y, de repente, les impusieron a Salvador de Ilundáin desde el Obispado. En respuesta, los del pueblo les cerraban las puertas, no le llevaban el pan y le hacían judiadas... El vicario general les amenazó con excomulgab­an pero “los de Burlada éramos tan chulos que nos fuimos a los tribunales eclesiásti­cos a pleitear”. Hay más anécdotas de este carácter indómito: “La historia del Arcediano es como Fuenteovej­una. Sancho de Monreal adquiere casa y hacienda en 1623. Compra las pechas, primicias y molino. Sus sucesores logran que sea reconocida oficialmen­te como palacio de Cabo de Armería pese a la tenaz oposición de los burladeses. Los vecinos, que con dificultad­es y pleitos habían admitido el dominio de la Catedral, no aceptaron al ‘juantxo’ y empezó una lucha que duró hasta el siglo XIX”. “Se sucedieron innumerabl­es pleitos y los vecinos tratan de fastidiar al arcediano, le quitan el banco en el que sentaba en la iglesia y lo tiran al río, le niegan la paz, cambian la hora de la misa sin avisarle... El vicario Juan de Idoy que además es vecino del pueblo acaba en la cárcel junto a algunos vecinos”, resume entusiasta quien sin duda se siente también, aunque ahora viva en Zaragoza, burladesa por su espíritu indómito.฀●฀

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Foto: Oskar Montero Juana Goñi Uli posa delante de la casa Dorre Aldabecoa (Dorrekoa), recién adquirida por un promotor privado y último palacio medieval en pie en el pueblo viejo.

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