JESÚS BARCOS
DIARIO DE NOTICIAS HA SIDO TESTIGO Y NARRADOR DE CAMBIOS DE IMPACTO ACAECIDOS EN LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS, COMO EL FIN DE ETA, LA LUCHA POR LA IGUALDAD DE GÉNERO, LA REVOLUCIÓN DIGITAL O EL DEVENIR POLÍTICO EN NAVARRA
somarse a la propia historia requiere tiento, calibrar emociones y evitar nostalgias, que suelen resultar estériles y conducen a extravíos, por más que el pasado albergue hitos y enseñanzas. Desde esa prevención, cuando este diario cumple 30 años, el primer éxito es haber transitado el camino de la mano de la sociedad navarra, como parte de su cuerpo social, contando lo que acontece, los asuntos más efímeros y los más profundos, los de campo y de ciudad, las historias más elevadas o los desmanes más clamorosos. En definitiva, todo lo noticiable, en las alegrías y en las
Apenas, como las parejas. El contexto en el que nació DIARIO DE NOTICIAS, cerca del ecuador de los noventa, era de cambios incipientes. La generación del baby boom se estaba incorporando al censo electoral, al mercado laboral y al inmobiliario. UPN gobernaba en Navarra un Ejecutivo liderado por Alli, dando los primeros síntomas de divorcio interno. El socialista Urralburu, expresidente ya en la oposición, estaba a punto de entrar en barrena. El PSOE decaía en el conjunto del Estado tras una docena de años en el poder. Aquel abril Aznar acuñó su célebre “Váyase, señor González”. Entre el GAL y la corrupción, el clima por momentos se volvió irrespirable, y la fuga de Roldán añadió elementos de tragicomedia al culebrón político del momento. El momento contenía tres enormes diferencias respecto al presente. La primera: aquella sociedad estaba a punto de sumergirse en la informática y la tecnología digital. De adentrarse en una auténtica revolución, desde un tiempo todavía prácticamente analógico, donde las pulsaciones eran otras. Segunda gran disparidad: el machismo imperante entonces ahora mueve al sonrojo. Hoy persisten profundas desigualdades, pero cabe recordar, por ejemplo, que en el Gobierno de Navarra surgido en el 91 no había ni una sola consejera, y en cambio en su foto oficial se contaban nueve corbatas. Lo mismo sucedió en el siguiente, el de 1995, un tripartito progresista presidido por Otano: nueve miembros, nueve corbatas. Hay que recordar que en 1994 solo una mujer formaba parte de la Comisión Europea. En el Parlamento
europeo las mujeres ocupaban únicamente el 19,3% de los escaños. La primera consejera foral fue Yolanda Barcina, en 1996. La única de aquel Ejecutivo de Miguel Sanz. Pero el tiempo madura transformaciones. Barcina un día se convertiría en sucesora de Sanz, precediendo además a las siguientes presidentas, Uxue Barkos y María Chivite.
Por último, la tercera gran dife