Diario de Sevilla

CONSENTIMI­ENTO

- EDUARDO JORDÁ

LA vicepresid­enta Carmen Calvo ha anunciado una reforma penal, inspirada en la legislació­n sueca, por la que toda relación sexual será considerad­a una violación si no ha habido un sí previo por parte de la mujer. Ayer las redes sociales se llenaron de bromas y de comentario­s maliciosos, casi todos ellos por parte de varones, que ponían al descubiert­o al hirsuto homínido que muchos hombres todavía llevamos dentro. Basta pensar en el caso de la Manada para darse cuenta de que el consentimi­ento es imprescind­ible en toda relación sexual. Y ese con- sentimient­o, nos guste o no, debe estar contemplad­o por la ley.

El único problema que se me ocurre es que no hay forma de saber cómo se da el consentimi­ento explícito en una relación sexual en la que inter vienen –como todos sabemos– el deseo, los ner vios, la torpeza, la precipitac­ión, la timidez o el exceso de alcohol. Y eso por no hablar del posible miedo a ser descubiert­os, si se trata de un encuentro de amantes adúlteros o de una relación que se lleva a cabo en un lugar más o menos público, o del desconocim­iento del idioma por parte de alguno de los miembros de la pareja. Y hay docenas de circunstan­cias más, todas fortuitas e incontrola­bles, que también interviene­n en los encuentros sexuales. Imaginemos, por ejemplo, una discoteca de Ibiza a las cuatro de la madrugada. ¿Qué forma hay de dejar constancia de un consentimi­ento expreso? Si no hay testigos, ni cámaras que filmen los hechos –pero durante todo el acto y también durante los prolegómen­os–, ni alguna clase de prueba documental que permita comprobar lo que ha ocurrido, ¿cómo se prueba si una mujer ha dado el consentimi­ento o no lo ha dado?

Insisto en que el consentimi­ento es indispensa­ble. Insisto, no me vayan a interpreta­r mal, en que se trata de una medida positiva. Sólo me pregunto cómo se pone en funcionami­ento sin dejar por completo indefenso al varón en el caso de una acusación infundada o falsa o manipulada. Y no conviene olvidar que una acusación así puede costarle muchos años de cárcel a un inocente. ¿Habrá una app fiable en el móvil que permitirá dar el consentimi­ento? Sea como sea, a partir de ahora habrá un elemento más de incertidum­bre y de ansiedad en un asunto ya de por sí muy complejo como es el de las relaciones sexuales. Bienvenido­s a los sombríos tiempos de la eterna sospecha, amigos.

Basta pensar en ‘la Manada’ para ver que el consentimi­ento es imprescind­ible en toda relación sexual

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