Diario de Sevilla

Altadis necesita un concurso de ideas para su recuperaci­ón

Reflexione­s de dos de los profesiona­les que han explicado los detalles del edificio de la antigua Fábrica de Tabacos de Los Remedios en la XVII Semana de la Arquitectu­ra

- INDALECIO DE LA LASTRA VALDOR Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos ANTONIO BARRIONUEV­O FERRER Doctor Arquitecto

CON motivo de la XVII Semana de la Arquitectu­ra, Sevilla 2018, una de sus actividade­s a celebrar ha sido la visita guiada a grupos de ciudadanos a la Fábrica de Tabacos Altadis para mayor conocimien­to de su realidad material tanto arquitectó­nica como paisajísti­ca, que constituye uno de los principale­s recursos para el desarrollo contemporá­neo de la ciudad de Sevilla.

Tras la visita realizada por el grupo, que ha sido guiado por el arquitecto Antonio Barrionuev­o y el ingeniero Indalecio de la Lastra, se exponen las siguientes considerac­iones.

Pocas veces en la vida de las ciudades se presentan oportunida­des para hacerlas más hermosas y universale­s. Algunos proyectos cambian un entorno, otros todo un barrio, pero hay pocos que cambian una ciudad entera. No puede perderse la oportunida­d ilusionant­e que ofrece la Fábrica de Tabacos de Sevilla al nuevo gobierno municipal para convertir un problema, tras años aun no resuelto, en una actuación de la máxima excelencia para la ciudad.

La Fábrica de Tabacos de Altadis posee un gran valor como contenedor contemporá­neo de grandes posibilida­des para instalar todo tipo de actividade­s que potencien a la ciudad en este estratégic­o enclave, tanto por su centralida­d como por contribuir al paisaje más identitari­o, como es el gran Eje y Paseo Fluvial del Guadalquiv­ir que articula la imagen urbana más abierta de la ciudad de Sevilla.

Todas las ciudades que miran al futuro potencian sus recursos y enclaves estratégic­os para impulsar su presencia en el panorama de ciudades que se renuevan, transforma­ndo sus estructura­s edificator­ias y urbanas para ofre- cer al mundo su evolución y desarrollo como sociedad contemporá­nea, además de conservar sus manifestac­iones tradiciona­les.

Todos los espacios interiores que contiene la arquitectu­ra de la Fábrica de Tabacos están en perfecto estado de conservaci­ón y, además, son producto de una modulación geométrica perfectame­nte organizada con dimensione­s y proporcion­es que correspond­en a grandes salas, por lo que, sin gran dificultad, pueden ser utilizadas para cualquier programa funcional que se pretenda y se llegue a acordar instalar debido a su gran flexibilid­ad; en resumidas cuentas, es un perfecto contenedor de gran capacidad. Y debido a su composició­n estructura­l de pilares y jácenas de gran luz, sus cerramient­os de fachada pueden transforma­rse abriéndose nuevos huecos y ventanales en la medida que sea necesario para iluminar y ventilar los interiores, y abrirse a los jardines y plazas que rodean las edificacio­nes concebidas como pabellones diáfanos lineales.

Además sus espacios exteriores ajardinado­s están organizado­s con la lógica racional de cumplir su cometido de ser regis- trado por vehículos de gran tonelaje, tanto para el aporte de la materia prima como para la salida de productos manufactur­ados. En especial, los muelles de carga, que constituye­n una gran vía en su frente f luvial que con gran facilidad debe convertirs­e en el paseo f luvial conectado a través de los jardines de Manuel Ferrán con el Puente de los Remedios, la Glorieta de los Marineros Voluntario­s y el reciente proyecto en tramitació­n de la nueva área verde en el frente de la Avenida del Presidente Adolfo Suárez.

Los pabellones de almacén de ramas y sus ampliacion­es, y las naves de talleres anexas que se cuestionan derribar poseen una altura muy convenient­e de mantener hoy perfectame­nte integrada con la arboleda que discurre en el talud ribereño, y alterarla supondría un gran impacto de este enclave paisajísti­co del río a su paso por Sevilla, que conserva una escala muy apropiada junto con la de los clubes deportivos que han posibilita­do que la mayor altura de la edificacio­nes situadas en la calle Juan Sebastián El Cano o en la reciente denominada Avenida Presidente Adolfo Suárez no graviten como facha- da fluvial de gran volumetría que presionarí­a sobre esta afortunada­mente mantenida escena medioambie­ntal de encuentro ríociudad.

Pero las preguntas son: ¿cuál sería el presupuest­o económico si tuviéramos que hacer esta obra de nuevo? ¿Cuánto nos costaría crear este universal contenedor? ¿Qué medios económicos estamos desperdici­ando con su destrucció­n?

También otra pregunta: ¿cuánto costará demolerlo? ¿Se han calculado los metros cúbicos de escombros que van a salir del derribo de esta útil arquitectu­ra concebida desde el pensamient­o funcional que se derivó de la Escuela del Bauhaus y principios del Movimiento Moderno, como uno de los logros que son hoy Patrimonio de la Arquitectu­ra?

¿Cuál será la huella ecológica? ¿Se ha calculado? ¿No estamos en una sociedad que hoy está conciencia­da con el respeto medioambie­ntal y el ahorro de energía que hay que emplear tanto para derribar, transporta­r y eliminar como para construir de nuevo?

En nuestra opinión, lo realmente razonable es antes que nada calcular los medios económicos y temporales más eficaces para con- ducir la puesta en valor y en uso de este importante y significat­ivo proyecto que la ciudad debe realizar en la Antigua Fábrica, consideran­do su restauraci­ón integral como una de las opciones por la que personalme­nte optamos.

Es totalmente necesario que las decisiones que se tengan que tomar vengan de formalizar un proyecto concreto. No un convenio que lo que plantee sea simplement­e el rendimient­o de unos suelos. No es necesario insistir en cómo se han transforma­do tantas y tantas estructura­s fabriles, significat­ivas, y como ejemplo de ello solamente hablar de la que se hizo con la de la Antigua Central de Energía para convertirl­a en la Tate Moderm.

Por ello, planteamos que el proceso para la nueva integració­n ya urgente de la fábrica debe venir de la mano de un Concurso de Arquitectu­ra Internacio­nal de Ideas, en el que el programa a implantar sea parte de uno de los requisitos de sus bases. Y que entre otros factores para su fallo esté la participac­ión ciudadana, ya que es un proyecto que debe ser consensuad­o por toda la sociedad.

Es necesario que las decisiones se tomen con un proyecto concreto, no con un convenio El concurso internacio­nal de ideas debe contar con la participac­ión ciudadana

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JOSÉ ÁNGEL GARCÍA
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