Ahmed, el sevillista inspirado por Puerta
Fundador de la escuela en Bagdad que recuerda al héroe, en Turquía pidió financiación para sus aprendices
Turquía es un puente entre civilizaciones. La frase es un apotegma en Asia Menor. Los periodistas turcos, en su afán por mostrar la profunda grandeza histórica de su país a sus colegas españoles desplazados a Akhisar, lo repetían orgullosos. Y llevaban razón. La mejor prueba fue la aventura que protagonizaron varios sevillistas que se vieron en Esmirna, la patria chica de Homero según la tradición, previo paso a disfrutar el sufridísimo triunfo del Sevilla en la Liga Europa. El partido fue casi una excusa. Lo que antes unía la ruta de la seda ahora lo une la ruta del balón.
Desde Birmingham llegó a Esmirna Jesús Fuentes Ceballos. En la moderna Izmir, frente a la bahía del Egeo, almorzó con Ahmed Al-Hashemi, el fundador y presidente de la Escuela Antonio Puerta y del Sevilla Irak FC, y con otros dos miembros iraquíes de su corte futbolística en tierras del Éufrates y el Tigris: Muthana Othman y Mohamed Haitian.
Ahmed es un funcionario iraquí que dedica el tiempo libre a ejercer de gestor futbolístico, altruismo puro, pasional. También viaja para acompañar al equipo de sus amores cada vez que el Sevilla se desplaza hacia oriente. Tiblisi, Krasnodar... Akhisar. Sevillista en la distancia desértica, es la cabeza visible de esa colonia mesopotámica y tenía pendiente una reunión con José Castro. Necesita financiación para su escuela de fútbol. En Twitter ha circulado la imagen de dos chavales iraquíes, dos niños de edad benjamín, dando pataditas al balón en los campos de la rústica academia. Pecho, rodilla, interior, empeine… Su técnica luce más pulida sobre la tierra pedregosa, desértica. Las camisetas, rojas, son las de la temporada de la UEFA de Turín, aquellas con el babero a franjas en la pechera, en recuerdo de la del Southampton, blanquirrojas, que fueron desechadas porque llegaron tarde para el amistoso en pro de los damnificados del terremoto de Mesina en 1908. Necesitan un reciclaje porque desde entonces el Sevilla ganó ya dos tro- feos continentales más y Ahmed, como Muthana y Mohamed, el benjamín del grupo expedicionario en el Egeo, puede presumir ya de pentacampeón de la UEFA Europa League. Suele lucir el 16 de Puerta en su camiseta del Sevilla.
Para verse con José Castro se arregló a la europea: impecable traje oscuro, camisa blanca y corbata. Antes, había estado almorzando en Esmirna con Jesús, un sevillano sevillista que lleva años viajando con su equipo. “En Lille éramos 13”, recuerda Jesús, antes de reconocer que el partido con el Panathinaikos, en Atenas, lo marcó. Parma, Bolton, Moscú, Tiblisi, Trondheim... Su periplo euroa- siático se remonta a mucho antes que Eindhoven, aquella explosión que justificó un cántico, el de la Peña Sevillista Mi tío tenía razón, que luce Jesús orgulloso en el escudo de su polo de Bukta y que enamoró a Ahmed. En el escudo, la figura de Silvio, el rockero sevillista que desechó hacer fortuna en Inglaterra.
Ni siquiera su migración laboral a Inglaterra priva de su pasión expedicionaria a Jesús. Cuatro horas de autobús hasta Londres, vuelo a Estambul y luego, a Esmirna y Akhisar. Del corazón de Inglaterra, en el noroeste, a este nudo de civilizaciones hay 3.500 kilómetros de complicadas combinaciones. Ahmed y su pequeña corte de sevillistas iraquíes llegaron desde Bagdad, al sureste de Esmirna, en avión, con transbordo en Estambul, la ciudad puente por antonomasia. Apenas 2.150 kilómetros desde Arabia a la más europea de las ciudades de Asia Menor.
A los postres cantaron el himno de El Arrebato. Es de lo poco que saben de español los iraquíes, que sólo hablan árabe. El inglés les cae demasiado lejos a Ahmed, Muthana y el benjamín de la expedición intercultural. Desde aquellos sportsmen que escandalizaban a la rancia sociedad hispalense de 1.900 hasta esos niños iraquíes que homenajean a Puerta ha pasado más de un siglo. Tras el encuentro en Turquía, puente de civilizaciones, y tras deambular por territorio persa regresaron a sus hogares, como los 10.000 de Jenofonte. La Anábasis sevillista. Una Odisea en blanco y rojo con un motivo puramente vitalista.
La academia funciona en la capital de Iraq desde 2016 en pro de una mejor calidad vital