En patín del Támesis al río Guadalquivir
portavoz de Ciudadanos, miembros de Vox, y Luis Duarte y José Antonio Fernández Rincón, del Distrito Casco Antiguo.
Junto a la placa, Skate Park Ignacio Echeverría, Luis Muñoz, grafitero y tatuador, dibujó a una joven sobre un patín en un puente que simboliza el que cruzaba Ignacio cuando perdió la vida. “Lo he hecho con mucho cariño pensando en sus padres”, dice el artista, viajero como Ignacio. “Yo llevaba siete años en Tailandia, vine a Sevilla para firmar unos papeles, conocí a mi chica y me quedé en Triana”.
En la familia de Ignacio Echeverría hay dos antecedentes sevillanos. Jacinto Bengoa, su tatarabuelo, era maestro armero de la Maestranza de Artillería y su hija atravesaba todos los días el puente de Triana para llevarle la comida. Al evocar al segundo antepasado, la emoción le traicionó a Joaquín Echevarría. “El otro ascendiente viene por su madre. Era un escocés criado en Sevilla, John Dawnie, que formaba parte del Batallón Tradicionalista que con un grupo de sevillanos se enfrentó a los franceses en la batalla del Puente de Triana de 1812. La marquesa de la Conquista, descendiente de Pizarro, le dio la espada del conquistador del Perú. Prefirió lanzarla al agua antes que rendirse...”. Los aplausos mitigaron las lágrimas del padre de Ignacio. “Con ese capote de palmas triunfa cualquier torero”.
Ignacio Echeverría era un experto en desenmascarar y desarmar a los malos. Su heroísmo y valentía es la prueba empírica, frente a lo políticamente correcto, de que los buenos y los malos landa del Norte. El 4 de diciembre, las tres policías de Londres se unían para galardonarlo. Joaquín Echevarría ha leído el sumario y le consta que de las tres vidas que salvó el arrojo de su hijo, dos eran policías británicos. “La tercera, una señora francesa”. Más las que salvó después, “porque Ignacio los golpea y los entretiene y dos de ellos lo apuñalan por la espalda. Querían matar mientras iban bailando, habían tomado anabolizantes”.
Sevilla se incorpora a otras ciudades que han incluido a este Daoíz gallego al callejero. “En Madrid todavía no han puesto la placa”. Joaquín y Ana tienen nueve nietos. “Sus sobrinos no dejan de hablar de su tío”. Los dos hermanos mayores, Joaquín y Enrique, nacieron en Madrid. Ignacio y sus hermanas, en As Pontes de García Rodríguez, pueblo industrial de La Coruña donde se trasladó su padre, que se jubiló recientemente de profesor de Proyectos en la Escuela de Minas.
Descubierta la placa, trasvase emocional del Támesis al Guadalquivir, llegaban patinadores aprovechando la tregua de agua. Un hombre saludaba a Joaquín y le decía a su hijo, un niño con casco y patines: “Salúdalo, es el padre de un héroe”. José Delgado luce una camiseta que imprimieron en Jaén a raíz de la muerte de Ignacio. Es de 1978, quinta de la Constitución y del héroe del puente de Londres. También trabaja en el sector de la banca. La nueva espada de Pizarro es un monopatín trianero. Lección de vida de quien la dio porque, como dijo su padre, “no dejaba pasar de largo las injusticias”.