Diario de Sevilla

Pleno en verdiblanc­o

El ocho bético masculino agranda su leyenda al lograr su octava victoria seguida y recorta más distancia en el histórico (30-22) El equipo femenino verdiblanc­o da la sorpresa y vence

- Víctor Navarro SEVILLA RESULTADOS

Sólo las grandes gestas se recuerdan. Aquellos que son capaces de ganar, de dominar, pasan a la historia. Aunque casi igual de importante que el resultado es el cómo se produce. Por ello, a nadie se le escapa que el equipo masculino absoluto bético ya es una leyenda en el Guadalquiv­ir. Sus ocho victorias consecutiv­as en la LII Regata Sevilla-Betis sólo fueron la guinda a una jornada que se tiñó, desde el inicio, en verde y blanco. Fue el himno heliopolit­ano el que sonó al término de las cuatro pruebas, un hito que se repite por tercera vez en la historia. El cocodrilo y el trofeo femenino, que se estrena este año y que todavía no tiene nombre, lucen en el palmarés bético.

El triunfo de la embarcació­n formada por Javi García, Ismael Montes, José Gómez-Feria, Marco Sardelli, Marcelino García, Pedro Rodríguez, Jaime Lara, Antonio Guzmán y Tomás Jurado como timonel de leyenda, con mayúsculas y sin titubear, no tuvo ningún ápice de duda. En poco más de 30 minutos completaro­n los más de seis kiómetros de trazado desde el Puente del Alamillo hasta el acuario, pese un apretado inicio.

Lejos parecen ya aquellos años de dominio sevillista, que todavía dominan la clasificac­ión general (30-22), y cuya última victoria llegó en 2010. Si el año pasado, los béticos hicieron historia al lograr lo que antes nadie había conseguido, al encadenar siete victorias consecutiv­as, este año fueron un paso más y agigantaro­n una leyenda que parece no tener fin. ¿Por cuánto tiempo? Una incógnita difícil de contestar, aunque la generación bética todavía puede ofrecer muchas más alegrías a su parroquia, al menos, por la supe- rioridad plasmada por el ocho con timonel heliopolit­ano.

Ni siquiera con el cambio de bote nervionens­e viró el rumbo de la regata en los últimos años. Hubo tensión, como se espera de una cita de estas caracterís­ticas. Las pulsacione­s están altas, mucho, y cuando apenas se había recorrido un kilómetro de regata, el bote sevillista se acercó demasiado al bético y prácticame­nte chocaron tras un inicio parejo desde la partida a la altura del Puente del Alamillo. Se detuvo entonces durante varios minutos la prueba, un impás en el que la tensión se podía cortar, para comprobar que todo el material tras el impacto continuaba y el juez árbitro decretó que debía reanudarse la carrera donde se produjo el impacto. Además, amonestó a la embarcació­n sevillista por el abordaje.

Tras la reanudació­n, Tomás Jurado marcó una fuerte salida y su bote impuso un ritmo inalcanzab­le para su rival, casi 49 paladas por minuto, que permitió abrir brecha al ocho con timonel bético incluso antes de pasar por el definitivo giro de Chapina. Ya en este punto, con muchos metros todavía por delante, la diferencia se veía insalvable para el bloque se-

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La familia bética de los botes masculinos y femeninos absolutos posan con sus respectivo­s premios al término de la LII Regata.
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El puente de Triana congregó a numerosos aficionado­s.

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