Macron defiende su gestión de la crisis
Acusado de reaccionar tarde y mal a la crisis de los chalecos amarillos, el Gobierno francés defendió ayer su gestión de la situación ante la Asamblea Nacional en una sesión que introdujo en el hemiciclo las reivindicaciones del movimiento contestatario.
El primer ministro francés, Édouard Philippe, compareció al día siguiente de haber decidido congelar durante seis meses la subida de impuestos del carburante y las tarifas de la electricidad y el gas para asegurar que ha escuchado la rabia de los franceses y ha actuado en consecuencia a la espera de hallar las soluciones adecuadas.
“Si no las encontramos, no restableceremos esos impuestos. (...) Estas decisiones tienen como objetivo devolver la serenidad al país”, indicó Philippe, convencido del rumbo marcado desde la llegada al poder en mayo de 2017.
Al término de la sesión de debate, se sometió a votación la gestión gubernamental, que fue aprobada por mayoría absoluta, con 358 sufragios de los diputados de La República en Marcha (LREM) y sus socios centristas, frente a 194 votos en contra.
El Ejecutivo quiere emprender un debate nacional en torno al ritmo de la transición ecológica, la necesidad de alternativas al trayecto de casa al trabajo y la bajada de los impuestos.
El primer ministro admitió que tal vez las medidas aplicadas han sido “insuficientes o demasiado técnicas”, y reconoció que ha llegado la hora de entablar “un verdadero diálogo sobre las preocupaciones de los franceses”.
Los mismos que llevan tres semanas echándose a las calles, bloqueando rotondas y autopistas del país, primero para reclamar la suspensión del impuesto al carburante, pero después también para denunciar su empobrecimiento. “El verdadero responsable está en el Elíseo. Es él quien, llegado el momento, deberá rendir cuentas ante los franceses”, apuntó ayer el jefe de filas del grupo conservador Los Republicanos, Christian Jacob-
Las reivindicaciones del movimiento de los ‘chalecos amarillos’ llegan a la Asamblea