Ante el espectáculo bulímico
La cantaora jerezana estrena hoy en el Teatro Villamarta de Jerez, con las entradas agotadas desde hace semanas, su ‘Concierto de Navidad’
da a verme. Será distinto a la zambomba que se hace habitualmente en el Villamarta”.
La Macanita y el resto de intérpretes de este Concierto de Navidad llevan varios meses de ensayos. No en vano, el germen del espectáculo comenzó a gestarse antes del verano. Por eso mismo, la cantaora sólo tiene palabras de agradecimiento “para todos mis compañeros, en especial a Julio Lozano que ha trabajado mucho y con el que me he matado”, confiesa entre risas.
“Han sido muchos días de ensayo, de trabajo, de sacrificio... Espero que tenga su recompensa. También me gustaría dar las gracias al público, de Jerez y de fuera, que ha llenado el teatro, es algo que me ilusiona porque, como todo el mundo sabe, soy una persona que confía poco en sí misma y no esperaba que se agotara todo el papel”.
El montaje de esta noche en el teatro jerezano alternará villancicos tradicionales, de toda la vida, con otros orquestados para la ocasión, aunque también propios del acervo popular y creaciones nuevas, como un villancico-nana que hará la cantaora. Pero además, el espectáculo contará con dos artistas invitados, por un lado Alonso Núñez Rancapino Chico y por otro Fernando Soto.
Ambos tendrán su momento en solitario, en especial Fernando Soto, que estrenará un villancico de Coral de los Reyes arreglado para la ocasión por Julio e Ignacio Lozano. Pero también compartirán escenario con La Macanita, a modo de dúos, otro de los momentos que seguramente darán que hablar. Además de todo el repertorio preparado, fijado para algo más de hora y media, habrá “un poquito de fiesta por Jerez”, asegura la cantaora del barrio de Santiago.
El elenco al completo lo conforman, aparte de los artistas comentados con anterioridad, la guitarra de Manuel Valencia, el piano y la flauta de Elena López, el arpa de Ana Crisman, el bandoneón de Melchor Campuzano, los violines de Sandra Raña y Belén Lucena, componentes del Costellas Sextet, las violas de Josias Caetano y Marta González, el violonchelo de Benjamín Rodríguez y el contrabajo de Antonio Corrales. El cuerpo de colaboradores se completa con los coros de Mila Méndez, María del Cañero, Rocío del Cañero y May del Cañero; y las palmas de Chicharito y del Macano.
IMPERIO
Rancapino Chico y Fernando Soto, entre otros, acompañarán a la artista jerezana
Tan a la espalda de la programación del Teatro Central se presenta esta Imperio, que no podemos ni facilitarles los datos más habituales de la ficha técnica y artística: nombres de los responsables de la dirección, la escritura o de los jóvenes intérpretes, que no hemos podido encontrar en ningún lugar. El anonimato, por otro lado, quizás case perfectamente con la pretensión un poco gruesa, si bien pertrechada en esforzadas humoradas, de la obra, calibrar los abismos de la condición humana al hilo de las transformaciones (y suspensiones éticas aparejadas) en las sociedades hipertecnológicas y multiconectadas.
Imperio, que abreva explícitamente en el look kubrickiano, en su odisea acronológica y en el encabalgamiento de la risa trasera y la sacudida visceral –aunque mejor le hubiese ido atendiendo a las particulares misiones espaciales de otro cineasta de más intenso aliento político, Alexander Kluge–, tiene mucho que decir y poco tiempo para hacerlo, con el consiguiente atropello. Quiere hablar de la fascinación de la imagen, de sus pornografías y banalizaciones en los circuitos digitales, de imperialismos pretéritos y futuros, de violencia y demagogia, recurriendo a ritornelos (los iconos del fotoperiodismo excitados por la nueva incorporación al pathosformel del asesino turco del embajador ruso en Ankara) para los que, además de la reclamada distancia –uno de los mantras de la obra–, habría que haber mendigado silencio (el gran ausente). Sólo así se puede ver algo entre las imágenes, entre cualquier aquí y cualquier allí.
Faltó, entonces, secreto, pero también engrasar las escenas colectivas –ritmadas como en un cuarteto de carnaval–, muy inferiores a los apartes confesionales.
Obra a medio cocer, ‘Imperio’ vuela algo más en las escenas confesionales