El maestro de los nuevos pasteleros
en Francia, trabajando en el Crillon de París, cuando aprende la disciplina, el orden, la limpieza y la técnica para ser un gran pastelero. Gagnaire le enseñará que todo es posible, motivándole para investigar y Jean Luc Figueras le dará la confianza necesaria para desarrollar su propia obra. También ha trabajado durante su carrera en distintos restaurantes de Michel Bras y en El Bulli, antes de crear Espai Sucre.
También es cofundador y organizador del concurso internacional de postres de restaurante The Best Restaurant Dessert, además de impartir cursos y ponencias en España, Italia, Francia, México, Estados Unidos y Canadá.
Sus creaciones abarcan todo el universo dulce. Para Butrón, el chocolate se puede combinar con todo. Algunas de sus combinaciones son chocolate, vinagre de Módena, frambuesa y pimienta, o chocolate con queso y sal. En 1998 recibió el Premio al mejor pastelero de España, y en 2006 el Premio Nacional de Gastronomía, entre otras distinciones. En Canal Cocina ha presentado el espacio Azúcar Arte, en el que propone versiones actualizadas de postres tradicionales como las natillas, la cuajada o las fresas con nata. Maestros del mundo dulce como Javier Aparicio o Jordi Roca, entre otros, han acudido como invitados. El futbolista del Bayern Franck Ribeeryry ha recuperado sin quererlo (o sí) una excentricidad gastronómica que, pese a lo que se pueda pensar, no es ni mucho menos nueva. El jugador francés celebró el pasado día de Reyes con una comida en Dubai en la que el principal plato fue un filete bañado en oro de 24 kilates valorado en 1.400 euros.
Ribery alardeó en las redes sociales de su dorado menú, aderezado por el excéntrico chef turco Nusret Gökçe –más conocido como Salt Bae–, y las críticas no se hicieron esperar. Polémica, insultos y sanciones. Y una nueva tendencia gastronómica: el uso del oro en la comida. Antes que el galo han pasado ya por el restaurante del cocinero turco otros futbolistas, como Messi o Pogba, aunque no ha trascendido que comiesen su popular bistec dorado.
El uso de este metal precioso en la mesa no es ni mucho menos perjudicial, y muchos chefs lo utilizan como “toque mágico” para sus platos más prestigiosos. Este metal precioso comenzó a usarse como condimento ali- menticio en la Edad Antigua, en Egipto; y también aparece durante la Edad Media o en China o la India. De hecho, los egipcios lo consumían porque pensaban que les acercaba más a su dios Ra.
La medicina tradicional en China, por su parte, le atribuía propiedades relativas a la longevidad; en la India, se creía que su consumo atraía los favores de las divinidades; en el siglo XVI, se hizo conocida la receta italiana Rissoto d’oro con basílica e parmagiano; y las bandejas de frutas eran espolvoreadas con oro durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Actualmente, el oro comestible se utiliza en los platos en forma de lámina, en polvo o en virutas.
Los chefs más prestigiosos del planeta han utilizado el oro para embellecer algunos de sus platos más llamativos, como es el caso de Salt Bae en la carne, pero también en postres o los entrantes más llamativos.
Hay empresas que comercializan este oro gastronómico, como la alemana Eytzinger Gold Leaf Manufacturer, que desde 1867 ha estado produciendo la hoja de oro más fina. También Oro Gourmet, es la empresa con mayor reconocimiento en la comercialización de estos metales comestibles.
Para Butrón, el chocolate puede combinarse con vinagre o queso