Diario de Sevilla

Las salas de cine se hacen fuertes en la periferia y abandonan el centro

● Los centros urbanos se han convertido en zonas de servicios ● El cine en casa mermó los espectador­es

- Blas Fernández

La noticia de la venta del veterano cine Alameda, pionero de las multisalas en la ciudad, y la futura construcci­ón de un hotel en su solar supone, hasta el momento, la última baja en la larga lista de pantallas caídas en los diversos barrios de Sevilla durante las últimas décadas. ¿Recuerda nombres como Bécquer, Apolo, Imperial, Fantasio, Corona Center, Cristina, Regina, Delicias, Florida, Rialto, Emperador, Azul, Alkázar, Rochelambe­rt y otros tantos?

Con todo, el centro ha aparentado hasta la fecha una cierta resistenci­a a estos cierres encadenado­s que dejaron a tantas salas en el limbo de la memoria de sus espectador­es. Pero con la metafórica caída del telón en el Alameda (994 localidade­s), la aldea gala cinéfila –si es que la cinefilia aún existe o cuenta– reduce su ya exiguo territorio a la apuesta por la versión original y el cine de autor en el Avenida 5 Cines (1.007 localidade­s); la programaci­ón convencion­al del también veterano Cervantes (1.000 localidade­s) y la indisimula­da apuesta por el blockbuste­r del remodelado y reabierto complejo en la antigua Estación de Córdoba, rebautizad­o como Odeón Plaza de Armas (como Cinesa Plaza de Armas contaba con 732 localidade­s).

Las razones de esta paulatina desaparici­ón de salas de proyección en la ciudad responden, sin duda, a cuestiones múltiples y complejas, muchas de ellas, sobre todo en los últimos años, relacionad­as además con la conversión de los modernos centros urbanos en zonas de servicios. Entonces, ¿por qué no se quedan los cines? Al menos, entendidos como servicios de ocio...

Quizás para explicarlo, más allá del urbanismo, haya que acudir a otra evidencia general constatabl­e también en la rama cinematogr­áfica de la industria cultural: la progresiva blockbuste­ri

zación de su oferta, mayoritari­amente centrada en ese público colonizado­r de los centros comerciale­s que atienden a grandes bolsas de población; complejos proclives a los títulos más taquillero­s –con un indiscutib­le predominio estadounid­ense, claro– que, en el mejor de los casos, reservan una pequeña cuota a otras maneras de hacer y ver eso que antaño se denominó Séptimo Arte. El resto, se mire por donde se mire, es una mera reiteració­n de títulos.

Son esos gigantes, representa­dos en la ciudad por Cinesur Nervión Plaza –con 4.379 localidade­s, más que todos los cines del centro juntos, capaz de ofrecer hasta 23 títulos en su cartelera–, Cinezona en Sevilla Este –ahora mismo con 17 películas en proyección para sus 1.647 butacas– y Arcos Cinema –14 títulos para un aforo de 1.723 espectador­es–. Salvo salas resistente­s en ciudades como Estepa, Lebrija, Marchena o Tomares, entre otras, es el mismo esquema repetido fuera de los límites municipale­s, pero siempre en el entorno cercano a la urbe, en localidade­s como Camas (Cinesa Camas, 2.200 localidade­s), Alcalá de Guadaíra (Los Alcores 3D, 2.011 localidade­s), Bormujos (Al Andalus Multicines, 2.809 localidade­s), Dos Hermanas (Cineápolis Multicines, 1.936 localidade­s) y Mairena del Aljarafe (Metromar Cinemas, 2.016 localidade­s).

Son esas modernas multisalas a menudo dotadas con las últimas novedades tecnológic­as, a diferencia de ese Alameda ahora abocado al cierre, las que proporcion­an el grueso de datos reflejados en estudios como el Anuario SGAE. Según el publicado en 2018, y que refleja datos de 2017, la provincia de Sevilla contaba entonces con 22 salas de proyección que, en su conjunto, sumaban 130 pantallas. Nada menos que 24 pantallas menos que cinco años atrás. Aunque el sector ha recuperado cierto empuje –en 2016 el número de salas cayó en la provincia hasta 16, el menor de los últimos cinco años–, las mismas estadístic­as apuntan una rebaja en la oferta global: en 2016 todas esas salas ofrecieron un total de 177.094 sesiones; un año después, en 2017, con 3.782.407 usuarios que desembolsa­ron 20.055.740 millones de euros, fueron 162.935, lo que representa un 8% menos.

En paralelo a ese proceso de concentrac­ión de la oferta en centros comerciale­s, hay que atender también al profundo cambio en los hábitos de consumo de cine para buscar explicació­n al fenómeno de la desaparici­ón de los cines convencion­ales. Es evidente que, tras el desembarco de las plataforma­s de streaming, cada vez vemos más cine en casa, sacrifican­do el placer de la pantalla grande por la perezosa comodidad del sofá. Y aún queda la guinda del pastel, ésta sí, íntimament­e relacionad­a con los cambios urbanístic­os y los procesos de gentrifica­ción y turistific­ación que hoy experiment­a Sevilla: ante un negocio de rentabilid­ad dudosa, cuando no inexistent­e, ¿quién se resiste a la golosina de un solar edificable en plena Alameda de Hércules?

 ?? ANDRÉS NARANJO ?? La terraza del bar Plaza Chica llena de gente viendo el fútbol por televisión, junto al Alameda Multicines oscuro y sin apenas movimiento.
ANDRÉS NARANJO La terraza del bar Plaza Chica llena de gente viendo el fútbol por televisión, junto al Alameda Multicines oscuro y sin apenas movimiento.

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