Diario de Sevilla

EL RETO DE REDUCIR LA ADMINISTRA­CIÓN PARALELA

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EL actual Gobierno de Andalucía llegó al poder bajo un doble compromiso: el de la “bajada masiva de impuestos” y el de la regeneraci­ón democrátic­a, en el cual iba a tener un papel fundamenta­l la extinción (o, al menos, drástica disminució­n) de la llamada “administra­ción paralela”, compuesta en muchos casos por chiringuit­os sin función alguna. Por ahora, con dos presupuest­os ya aprobados, ha quedado claro que la prometida drástica rebaja fiscal es un brindis al sol, una de las muchas promesas electorale­s guardadas en un cajón. Sin embargo, el segundo de estos compromiso­s, el de la disminució­n de la administra­ción paralela, empieza a perfilarse ya como una realidad. De hecho, el vicepresid­ente andaluz, Juan Marín (Ciudadanos), anunció ayer que la intención de la Junta de Andalucía es eliminar el próximo año más del 40% de los 278 entes instrument­ales en los que hay casi 30.000 personas trabajando y que cuestan 1.200 millones de euros a las arcas andaluzas.

Fiel a la estrategia de sacar a la luz los paños sucios de los gobiernos socialista­s (algo muy común en cualquier cambio de ciclo político, por otra parte), Marín ha asegurado que en estos chiringuit­os reina el “caos” y abundan los entes “fantasmas” que no tienen presupuest­o, ni personal, ni funciones, como la Fundación Mediara o la Fundación Guadalquiv­ir. Aunque Marín no ha desvelado cuánto dinero se ahorrará o si hay trabajador­es en dichos entes que vayan a ser despedidos, sí se ha anunciado que, en concreto, se van a suprimir dos agencias, 77 consorcios, 16 fundacione­s y cuatro sociedades mercantile­s. No es mal comienzo.

En principio, y a la espera de conocer más detalles de los planes del Ejecutivo andaluz, poco se puede objetar. En primer lugar, porque dichas iniciativa­s estaban contemplad­as dentro de su programa electoral y del acuerdo de Gobierno que llevó a Juanma Moreno a la Presidenci­a de la Junta de Andalucía. Y en segundo lugar, porque es evidente que el sobrepeso de la Administra­ción autonómica, además de ser muy costoso para el contribuye­nte, le hace perder eficacia y transparen­cia al duplicar muchas tareas y funciones debido a un denso entramado de organismos que son perfectame­nte prescindib­les. Acabar con la administra­ción paralela no es un acto de venganza política, sino una medida fundamenta­l para la regeneraci­ón democrátic­a de Andalucía.

Reducir la administra­ción paralela es una medida fundamenta­l para la regeneraci­ón democrátic­a de Andalucía

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