HASTA SIEMPRE, SEVILLA
LA Congregación de Ntra. Sra. de la Caridad del Buen Pastor fue fundada en la ciudad de Angers (Francia) en 1835 por Sta. Mª Eufrasia Pelletier. Se abrió la primera casa en España, concretamente en Barcelona, el 2 de octubre de 1880. Y fue el 7 de diciembre de 1912 cuando llegaron a Sevilla las primeras cinco Hermanas del Buen Pastor, todas ellas españolas, para hacerse cargo de la educación de un grupo de niñas y jóvenes, pues este servicio que se nos pedía entraba de lleno en lo que nosotras entendemos que es nuestra Misión.
Cualquiera que sea nuestra actividad apostólica siempre irá dirigida a hacer visible el Carisma encomendado y que lo resumimos en: “UNA PERSONA VALE MÁS QUE UN MUNDO”.
Las Hermanas del Buen Pastor han permanecido en la ciudad hasta ahora. Han sido poco más de 106 años sin interrupción, vividos con ilusión, entrega, y hoy diríamos que también con profesionalidad.
La permanencia del Buen Pastor en Sevilla ha sido muy prolongada en el tiempo y es fácil de entender que durante ese tiempo las Hermanas han prestado diferentes servicios centrados siempre en la atención de mujeres, jóvenes y niñas, no siempre de la misma forma y no siempre en el mismo lugar.
Primeramente estuvieron en la calle Campamento, en la barriada de San Bernardo, conocida también como “el arrabal de los toreros pobres”. Se le dio a esta casa el nombre de “Ntra. Sra. de las Nieves”. Al principio, las hermanas abrieron una escuela dominical para las niñas pobres del barrio. Se trasladaron después a Santo Domingo de Porta Coeli, instalándose en una antigua hospedería de los PP. Dominicos.
En agosto de 1916 las hermanas se hicieron también cargo de la dirección de la casa llamada “Talleres del Buen Pastor” situada en la calle Fabiola.
Esta obra de “Los Talleres” de la Asociación del Buen Pastor en Sevilla, había sido fundada por el Rdo. P. Francisco Javier García, de la Compañía de Jesús, con el objetivo de dar gratuitamente educación religiosa y formación para el trabajo a jóvenes con dificultades económicas, para que pudieran tener más posibilidades a la hora de encontrar trabajos que les ayudaran a vivir dignamente a ellas y, en muchos casos, a sus familias.
Pasado algún tiempo, se adquirió una casa contigua a los Talleres del Buen Pastor y se amplió la obra con una Escuela Primaria para niñas, completamente gratuita.
En 1970 hubo que cerrar los “Talleres del Buen Pastor” y la Escuela. En este momento era ya más fácil encontrar estos servicios en instituciones públicas y privadas creadas exclusivamente para estos fines.
En 1973, tras la venta de algunos terrenos de la finca de “Ntra. Sra. de las Nieves” y dado que las construcciones eran muy obsoletas, se construyen, en el terreno de Porta Coeli, nuevos edificios para albergar a jóvenes residentes y se inicia el “Colegio Buen Pastor”. Pocos años después pasaría a destinarse toda la finca y sus construcciones a colegio de enseñanza (sito en la calle Martínez de Medina).
En 1980, un grupo de hermanas se instalan en la zona de Rochelambert, con el objetivo de acoger a menores con dificultades familiares. Se pretende que la vida de los niños, viviendo en grupos reducidos y en pisos, sea lo más parecida posible a lo que se vive en el entorno familiar. En este momento se establece que los grupos sean mixtos, tal como son las familias y para que los grupos de hermanos no tengan que separarse por ser niños o niñas.
Bajo la dirección de las Hermanas el Colegio Buen Pastor estuvo funcionando con gran éxito hasta 1991 en que fue traspasado a otra Entidad. Aunque en el mismo, continúan viviendo y trabajando un grupo de hermanas, apoyadas por algunas de las que viven en Rochelambert, hasta el año 1993 en que se cesa definitivamente en esta actividad por entender que es un servicio en el que ya hay muchos y buenos profesionales que darán continuidad a esta labor y, por nuestra parte, priorizar así la atención a los menores, más acorde con el Carisma de la Congregación.
Además, las hermanas colaboran en la catequesis, Cáritas, etcétera, en las parroquias del entorno, siendo parte activa de la comunidad parroquial a la que pertenecen en cada momento.
Muchos han sido los desvelos, la pobreza, los sufrimientos, los pesares; pero mayores han sido, sin duda, las alegrías y los gozos por cumplir la Misión en este bonito rincón del mundo.
¡Cuántas hermanas, cuántos jóvenes, adolescentes y niños y niñas tienen parte de su vida trenzada con estos lugares! Tantos recuerdos que vuelven a nuestra mente: Recuerdo de las hermanas que gastaron sus vidas con generosidad y nos dejaron un ejemplo de donación y de confianza en el Señor. Recuerdo de vivencias festivas, días de celebraciones sentidas y compartidas. Recuerdo, cómo no, de cuantos han hecho camino con nosotras: educadores, profesores, capellanes, bienhechores, colaboradores, amigos, voluntarios; todos han sido sostén en nuestra tarea de “hacer visible el Amor Misericordioso de Dios”.
A lo largo de los 106 años que la Congregación ha permanecido en Sevilla ha tenido que irse adaptando y adoptar diferentes cambios para dar una respuesta mejor a las necesidades que se iban presentando, y ahora ha llegado el momento de decir adiós y lo hacemos no sin tristeza, aunque sabiendo que es lo que se pide de nosotras en este momento.
Nuestra fundadora decía que “el agradecimiento es la memoria del corazón”, ahora, en este año de 2019, nos vamos de la ciudad de Sevilla, con el corazón agradecido y lleno de esperanza.
“Nos vamos de la ciudad de Sevilla con el corazón agradecido y lleno de esperanza”