La proclamación de la presidenta interina de Bolivia divide a América
A favor o en contra. Así han respondido las cancillerías americanas después de que Janine Áñez se convirtiera en la presidenta interina de Bolivia en medio de la crisis política que llevó a Evo Morales a presentar su renuncia.
La proclamación de Áñez ha sido recibida con saludos y rechazos de varios Gobiernos de la región y ha puesto de manifiesto de nuevo la división de un continente en bloques casi antagónicos.
Áñez asumió el martes la presidencia interina de Bolivia en una sesión parlamentaria con la ausencia de los representantes del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), partido de Morales.
La senadora opositora llega al poder de forma provisional en un país convulso, con los militares en las calles, ocho muertos y cerca de 500 heridos, actividad comercial a la baja y un ex presidente que desde México anima al diálogo sin dejar de
México, Uruguay, Venezuela y Argentina se niegan a reconocer a Áñez
acusar a la oposición de haber perpetrado un golpe de Estado.
Los reconocimientos a Áñez llegaron desde Colombia, Guatemala, Brasil y EEUU, países que a través de sendos mensajes le manifestaron su apoyo para que Bolivia supere la crisis en la que se encuentra actualmente.
Por el contrario, uno de los países que está decididamente con Morales es México, que le concedió asilo político y que no prevé apoyar a Áñez amparándose en uno de sus axiomas en política exterior: la Doctrina Estrada, que no otorga “reconocimientos” de Gobiernos que puedan “herir la soberanía”.
Uruguay también recurre a su habitual política exterior, después de que el canciller Rodolfo Nin Novoa, asegurara que su país sólo reconoce “a presidentes surgidos de elecciones” días después de que calificara de “golpe de Estado” la salida de Morales.
También el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y el mandatario electo de Argentina, Alberto Fernández, negaron la figura de la presidenta interina.