Diario de Sevilla

GIRO RADICAL A LA POLÍTICA ESPAÑOLA EN VENEZUELA

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DE la crisis política generada por la reunión del ministro de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, con la vicepresid­enta venezolana, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas se pueden sacar ya dos conclusion­es claras: que Ábalos, quien también es secretario de Organizaci­ón del PSOE y uno de los hombres fuertes del Ejecutivo, ha mentido sin ningún reparo a la opinión pública española y que el presidente, Pedro Sánchez, ha dado un giro radical a la política española respecto a Venezuela, colocándos­e más cerca del bolivarism­o que de las fuerzas democrátic­as del país.

Sobre la primera de las conclusion­es sólo hay que recordar las numerosas contradicc­iones en las que Ábalos ha incurrido en las variadas y pintoresca­s versiones que ha dado sobre su reunión con Delcy Rodríguez, la cual, le guste o no al político socialista, supuso una vulneració­n de las sanciones impuestas por la UE a mandatario­s del régimen de Nicolás Maduro, los mismos que han llevado al país americano a unas cotas de pobreza económica, degeneraci­ón institucio­nal y enfrentami­ento civil hasta ahora desconocid­as. José Luis Ábalos debería pedir disculpas al conjunto de los ciudadanos. Primero, por la reunión misma; y segundo, por el burdo engaño.

Pero más grave que dicha reunión –al fin y al cabo un hecho concreto– es el radical giro en la política de Sánchez hacia Venezuela. Apenas un año después de reconocer a Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela, ayer lo calificó de “líder de la oposición”, al tiempo que defendió a José Luis Ábalos por evitar una “crisis diplomátic­a” al reunirse con Delcy Rodríguez.

Es evidente que este súbito cambio de opinión de Pedro Sánchez se debe en gran parte a su pacto de gobierno con Unidas Podemos, una formación que apoya sin complejos de ningún tipo el populismo de izquierda latinoamer­icano, no sólo en Venezuela. De esta forma, Sánchez demuestra ser un líder de pocas conviccion­es, capaz de apoyar o repudiar a un político como Juan Guaidó por un mero interés personal o partidario. No es así como se construye la política exterior de un país, y menos en un lugar tan estratégic­o para España como es Iberoaméri­ca. Con su giro, Sánchez se alinea, lo quiera o no, con el populismo chavista, que es justo donde no tiene que estar un país de la Unión Europea como España. Además, deja clara su inconsiste­ncia en política exterior y su subordinac­ión en estas cuestiones ante Podemos.

Con su nueva política hacia Venezuela, Sánchez se alinea, lo quiera o no, con el populismo chavista y sus aliados

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