Arte y cultura con olor a pólvora
La rehabilitación y puesta en uso de la Fábrica de Artillería permitirá fortalecer un nuevo tejido industrial
La Fábrica de Artillería de Sevilla, que supera los cuatro siglos de vida y nació para elaborar cañones entre el bullicio de animales y personas, se prepara para acoger un vivero de industria cultural que devuelva el ajetreo a sus pasillos.
El proyecto Centro Magallanes de Emprendimiento de Industrias Culturales y Creativas cuenta con un presupuesto de 27 millones de euros, de los cuales el 75% pertenecen a fondos europeos, una colaboración transaccional entre Sevilla, Alentejo y Algarve como parte del programa de Cooperación Interreg Poctep de la UE.
Un ecosistema crecerá dentro de la fábrica para potenciar la industria cultural, desde videojuegos a moda, que expandirá sus raíces más allá de la ciudad de Sevilla: Andalucía se hermana con Alentejo y Algarve, las tres regiones que acogerán centros Magallanes. El andaluz será el más importante, y acogerá espacios empresariales, formativos y de exhibición que confluirán en un entorno sostenible que se retroalimente.
Se destinarán 9.500 metros cuadrados de superficie a crear un vivero empresarial, un lugar escénico experimental multiusos, estudios de grabación, salas de exposición, oficinas, escenarios de teatro y danza que se reconvierten en salas de conferencias y patios que pueden convertirse en escenarios, en total serán cinco los espacios interconectados. Se conservarán muros, materiales y estructuras como las techumbres de metal y madera, aunque se construirán nuevos elementos que carguen el peso. Las vías y rieles de carga se rehabilitarán y los conductos excavados para trasportar mercancía se utilizarán para montar laboratorios fotográficos y espacios técnicos.
“Puede ser un eje vertebrador industrial en Andalucía”, cuenta Javier Huesa, arquitecto del Ayuntamiento de Sevilla, quien advierte sobre la importancia de la iniciativa para el nacimiento de nuevos profesionales y el fortalecimiento del tejido cultural.
El proyecto Magallanes “tiene vocación de permanencia a largo plazo”, apunta, para ello en su candidatura se planteó “la formación en emprendimiento y la explotación de nuevas ideas”.
Pero, sin duda, su bastión es la difusión trasfronteriza, “la transacionalidad es el mayor valor del proyecto, la famosa raya no debe existir”, y advierte sobre la importancia de las relaciones hispanolusas que “existen” gracias a acciones como ésta.
Los objetivos de desarrollo sostenible están muy presentes en la intervención, por lo que el ahorro energético era una de las claves a resolver en la intervención, y es que, debido a que se trata de un edificio protegido existen limitaciones que “impiden crear un recinto de emisiones cero”, indica el arquitecto. “Aun así, hay ventajas”, añade, y es que la propia estructura y su espesor ayudan a la conservación térmica.
“Se van a dejar todas las huellas”, según el arquitecto, que añade señalando las manchas de los techos: “Son morteros de calor originales”, y sigue mostrando los desperfectos de los muros que limpiarán y conservarán. “Sellaremos la cal y el ladrillo”, dice.
La fábrica rezuma patrimonio industrial desde el muelle de carga hasta la funcionalidad del propio edificio, los rieles de las vagonetas hacia la fundición mayor y menor, y los talleres de crisol, “se va a quedar así”, repite una y otra vez apuntando a los paramentos multicolores. No sabe si es por los hollines acumulados a lo largo de los siglos o por las puertas de fundición, pero Huesa exclama que allí “todavía huele a industria”, actividad lejana a la que Europa tiene reservada para la fábrica, destinada a convertirse en el refugio de la cultura en Andalucía, en el que los crisoles y hollines serán los únicos rastros de las armas.
Javier Huesa
Arquitecto municipal
El proyecto Magallanes puede ser un eje vertebrador industrial en Andalucía”