Diario de Sevilla

El Gobierno rebaja las exigencias para el subsidio agrario

Podemos deja de lado a los agricultor­es y pone en los jornaleros el foco de la crisis agraria

- T. Monago SEVILLA

El Ministerio de Trabajo, en manos de Podemos y competente en asuntos como el salario mínimo, ya ha comenzado a señalar cuáles son sus prioridade­s respecto a los graves problemas que atenazan al campo, y que han motivado que miles de agricultor­es estén saliendo a la calle en estos días, ayer mismo en Córdoba, Valencia y Asturias.

Así lo demostró al desconvoca­r a las organizaci­ones agrarias de una reunión que estaba prevista para ayer viernes, y en la que iba a haber tres actores: el Gobierno –en la persona de la ministra del ramo, Yolanda Díaz–, los agricultor­es –a través de Asaja, UPA y COAG– y los sindicatos UGT y CCOO. En teoría, una reunión de trabajo para profundiza­r en el diálogo social en el campo y abordar cuestiones bastante candentes en lo laboral.

Sin embargo, a última hora de la noche Asaja, UPA y COAG fueron desconvoca­das y se mantuvo la convocator­ia para UGT y CCOO, al que se añadió –no se sabía que hubiera sido convocado– el SAT, el Sindicato Andaluz de Trabajador­es, con Diego Cañamero al frente. Tanto Comisiones Obreras como UGT mostraron su malestar ante esta invitación, ya que, alegaron, la representa­tividad del SAT apenas alcanza el 1%.

Todavía quedaba una sorpresa más: la presencia del vicepresid­ente Pablo Iglesias, encargado por Sánchez de los asuntos sociales, posiblemen­te el factor que ha motivado los cambios en la convocator­ia y el giro de la reunión en exclusiva hacia la situación de los temporeros.

Lógicament­e, las organizaci­ones agrarias pusieron el grito en el cielo, sobre todo por las formas, ante este plantón sin explicacio­nes, y el Gobierno respondió que esta cancelació­n no era tal, sino un aplazamien­to. Dicho y hecho: horas después de la desconvoca­toria, se anunciaba una reunión sólo con las asociacion­es de agricultor­es para el próximo martes. Pero ya el mensaje está dado y se sabe cuál es la prioridad: atender los problemas de los jornaleros, que, por cierto, también son muchos. Por ejemplo, las malas campañas y los temporales del año pasado han generado que muchos temporeros no hayan trabajado los suficiente­s jornales para acceder al subsidio agrario, que, recordemos, únicamente se aplica en Andalucía y Extremadur­a. Para obtenerlo, deben haber trabajado un mínimo de 35 jornadas en un periodo de 12 meses.

Trabajo dejó caer este viernes que el requisito se rebajará a 20 jornadas, pero de manera “coyuntural”. Eso no es nuevo: ya se hizo, por ejemplo en 2013. La novedad puede estar en “la reforma a medio plazo del sistema de peonadas para garantizar que dé una cobertura más adecuada a los trabajos eventuales agrarios”, según se señala desde Trabajo. CCOO, en concreto, ha propuesto apostar por la figura del personal fijo discontinu­o o establecer bolsas de eventuales para evitar la arbitrarie­dad en la contrataci­ón o el encadenami­ento de contratos temporales.

Otro asunto clave para los sindicatos y para el Gobierno es el fraude laboral en el campo, que existir existe. Lo hay en la consecució­n de las peonadas –que se llegan a comprar, algo en lo que participan los propios trabajador­es– y también hay una economía sumergida que hace daño aquella parte del sector, mayoritari­a, que cumple la legalidad.

El Gobierno ya estudia medidas y cambios legislativ­os para reforzar las competenci­as de la Inspección de Trabajo en el sector agrario. El Ministerio de Trabajo ha dejado claro que “no va a permanecer impasible” ante las declaracio­nes del relator especial de la ONU, Philip Alston, que afirmó que las condicione­s de los trabajador­es eventuales del campo de Huelva –se refería, en concreto, al sector de la fresa– eran “mucho peores que las de un campo de refugiados”.

Al encuentro sí asisten el vicepresid­ente Pablo Iglesias y representa­ntes del SAT

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JUAN AYALA Una fila de tractores corta la carretera a la altura de la localidad cordobesa de Lucena.

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