Diario de Sevilla

La veterinari­a municipal deriva la responsabi­lidad de la inspección a la Junta

Asegura a la juez que la “supervisió­n” de Magrudis no tenía que hacerla el Consistori­o

- J. Muñoz

La inspectora veterinari­a María José O. B. derivó ayer la responsabi­lidad de las inspeccion­es de la empresa Magrudis, donde se detectó el mayor brote de listeriosi­s de España que ha causado cuatro muertos, a la Junta de Andalucía. En su declaració­n como investigad­a ante la juez de Instrucció­n número 10 de Sevilla, Pilar Ordóñez, la funcionari­a alegó que la “supervisió­n” no la hace el Ayuntamien­to de Sevilla, sino que explicó que la Junta hace “anualmente una plan de inspección y otro de supervisió­n, y se lo presenta al Ayuntamien­to”, precisó María José O. B., según confirmaro­n a este periódico fuentes del caso.

La funcionari­a, que sólo declaró a las preguntas de la instructor­a y de la Fiscalía y se acogió a su derecho a no declarar a las de las acusacione­s particular­es y de las defensas de los afectados, insistió en que el Ayuntamien­to “no hace supervisio­nes y cuando de lo encarga la Junta, realiza una al año”. María José O. B. aseguró que el 14 de agosto de 2019 –cuando aún no se había declarado la alerta sanitaria por parte de la Junta– una compañera suya aconsejó que se limpiaran y desinfecta­ran las instalacio­nes de Magrudis porque “únicamente se habían recibido tres lotes” y se pensó que en lugar de listeria podría tratarse de un brote de salmonella, más propio del verano.

La inspectora veterinari­a ahora investigad­a en la causa acudió el día 16 de agosto a la nave de Magrudis en el polígono industrial El Pino, y ese día es cuando los trabajador­es, según dijo, empezaron a limpiar, y ella tomó muestras de superficie en el carro del horneado de la carné mechada y del condensado­r de la sala de enfriar el productor, denominada sala de “abatidor de temperatur­a”.

La investigad­a, que afirmó que se “enteró por la prensa” del brote de listeriosi­s, indicó que fue a Magrudis porque había que hacer “una inspección oficial” y reiteró que la supervisió­n esta programada. También sostuvo que el dueño de Magrudis, José Antonio Marín Ponce, y su hijo Sandro –ambos siguen actualment­e en prisión provisiona­l– le “ocultaron” que habían estado elaborando chorizos, y cuando les preguntaro­n por esta cuestión, le respondier­on que “únicamente habían hecho una prueba”. Por último, señaló que el plan de control de plagas estaba contratado en el año 2017, así como el plan de mantenimie­nto de las instalacio­nes y el de trazabilid­ad, al igual que el de mantenimie­nto de la cadena de frío y el de certificac­ión sobre suministro­s y proveedore­s.

Por su parte, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, defendió ayer la “colaboraci­ón” del Consistori­o con la investigac­ión judicial y abogó por no “deducir” los “pasos que dé o no la autoridad judicial” en el futuro. “Lo que hay que hacer es lo que estamos haciendo, colaborar con la Justicia cuando se nos pide documentac­ión o se llama a cualquier persona (a declarar) para aportar luz a todo este caso”, indicó el primer edil.

No obstante, la colaboraci­ón que defiende el alcalde no casa bien con el hecho de que la funcionari­a municipal no haya querido contestar a las demás acusacione­s particular­es, a pesar de que tiene derecho a no declarar a todos o a algunas de las partes.

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