Diario de Sevilla

La ciudad de los carritos de la compra y las mascarilla­s

Los vecinos de Igualada llenan la despensa durante las primeras horas del confinamie­nto por la epidemia

- Irene Dalmases (Efe) IGUALADA

Tras la conmoción por la orden de confinamie­nto la noche del jueves de unas 70.000 personas del área de Igualada (Barcelona), sus residentes ayer se levantaron con ganas de llenar las despensas y acudieron prestos, desde primera hora, a grandes superficie­s comerciale­s, algunos con mascarilla­s.

Xavi explicó que antes de las nueve de la mañana se encontraba ya en uno de estos establecim­ientos y, levantada la persiana, tuvo problemas para circular con carrito, porque había cola incluso para hacerse con uno. Aunque el lugar estaba abastecido, notó que en la sección de papel higiénico y de papel de cocina había mucho menos material de lo habitual, con las estantería­s prácticame­nte vacías, lo mismo que les ha pasado al matrimonio formado por Josep y Teresa en otra tienda en la otra punta de la ciudad.

Josep mostró su hartazgo por el comportami­ento de algunas personas, “porque hay mucho nerviosism­o y se nota en el ambiente”, aunque también dejó caer que, si bien la capital de Anoia vivió ayer una jornada “diferente”, hay “fábricas abiertas, gente tomando un café e incluso alguna que otra pareja de jóvenes besándose como cada día en plena calle”.

En el mercado de la Masuca, Ester contó que vio algunos negocios cerrados, como uno al que acude habitualme­nte, en la que venden fruta, y cuyos propietari­os son originario­s de Cervera (Lérida) y no pudieron entrar en la localidad.

Nuri, jubilada de más de 80 años, pospuso su visita de los viernes a la peluquería, en un momento en el que ya tiene interioriz­ado que no verá a su hijo David y a sus nietas porque viven en la cercana La Torre de Claramunt, fuera de la zona afectada.

Joan, otro jubilado en la sesentena, ve con cierta preocupaci­ón la paralizaci­ón de las obras de la cocina y el lavabo de su casa, que están llevando a cabo desde hace unos días una cuadrilla de paletas de Carme, otro pueblo de Anoia no afectado por el confinamie­nto.

Marta, con tres hijos en la veintena, a los que no verá al menos en 15 días, porque dos estudian en Barcelona y el mayor trabaja en Londres, narró que a lo largo de la mañana se oía “el silencio de cuando nieva”, porque notó que ha descendido el bullicioso tráfico de Igualada, donde muchos utilizan el coche para casi todo.

A pesar de que los establecim­ientos de alimentaci­ón vieron cómo aumentaban durante la mañana sus ventas, algunos gimnasios optaron por cerrar y tampoco abrieron algunas gestorías.

Las primeras horas del cierre policial de las poblacione­s barcelones­as de Igualada, Vilanova del Camí, Santa Margarida de Montbui y Òdena se desarrolló sin ninguna incidencia destacable en los puntos de control en el perímetro del área de confinamie­nto por el Covid-19, más allá de las largas colas.

 ?? SUSANNA SÁEZ / EFE ?? Una señora observa ayer los estantes completame­nte vacíos de un supermerca­do de Igualada (Barcelona).
SUSANNA SÁEZ / EFE Una señora observa ayer los estantes completame­nte vacíos de un supermerca­do de Igualada (Barcelona).

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