Sevilla se quedará sin pasos en la calle por primera vez desde 1933
Nadie asume oficialmente el peso de la decisión, mientras la Conferencia Episcopal llama a la suspensión de las procesiones en toda España
El presidente del Consejo admite ya que “está claro” que no habrá pasos en la calle
No habrá cofradías en la calle. Sevilla vivirá una Semana Santa sin un solo paso, como ocurrió en 1933 por efecto de los desórdenes de la Segunda República. En la Semana Santa de aquel año se dio lo que no pasaba en Sevilla desde 1825, cuando tampoco salió ninguna cofradía. La decisión todavía no es oficial porque nadie asume el peso de la decisión, dada su impopularidad. En el fondo, todas las partes implicadas juegan a apurar los plazos para no incurrir en errores ni sufrir el desgaste propio de una decisión de estas características. Fuentes oficiales del Ayuntamiento califican de “locura” que se piense en que puede haber Semana Santa en la calle: “El asunto está clarísimo, pero el alcalde no tiene esa competencia como sí la tiene en la Feria”.
Ayer mismo, sobre las 20:30, se produjo un mensaje sorprendente del presidente del Consejo horas después de que el Gobierno decretara el estado de alarma. Francisco Vélez se ha dirigido a los hermanos mayores para que se abstengan de tomar ninguna decisión sobre la salida o no en la próxima Semana Santa, amenazada seriamente por la crisis del coronavirus.
El texto de Vélez fue el siguiente: “Querido amigo, en estos días próximos, como bien sabes, estamos esperando las indicaciones procedentes de las autoridades competentes a propósito de la celebración o suspensión de nuestras estaciones de penitencia. Te ruego paciencia hasta que se comunique oficialmente la decisión y no toméis ninguna iniciativa a título particular sobre vuestras salidas procesionales para que todos estemos coordinados, muchas gracias y un abrazo”.
Posteriormente, el presidente del Consejo de Cofradías de Sevilla, Francisco Vélez de Luna, sí fue rotundamente claro en declaraciones a este periódico al afirmar que la suspensión de las procesiones de Semana Santa “es algo que cualquiera tiene claro”. El presidente está en contacto permanente con el Arzobispado y el Ayuntamiento para que la suspensión oficial se anuncie lo antes posible, seguramente el lunes o el martes. “Es lo más sensato. Lo que tenemos es lo que tenemos”, concluyó.
Las propias cofradías empezaron a tomar medidas aisladas, como la suspensión de los ensayos, los traslados y el reparto presencial de papeletas de sitio. Las decisiones de las autoridades políticas y sanitarias han terminado por forzar una decisión que, incluso, ha tardado en llegar en función de la evolución del coronavirus en España, más aún si se tiene en cuenta la situación de Italia.
La Conferencia Episcopal Española emitió ayer unas orientaciones ante la propagación del coronavirus en las que afirma que las procesiones de “este tiempo” han de suprimirse. Aunque en la nota no se especifica si se refiere a las de Semana Santa, algunos obispos, como los de Valladolid, Alicante, Mérida-Badajoz, Mallorca y Ceuta, se han adelantado a las recomendaciones de la CEE y han suprimido precisamente estos desfiles que acompañan a las celebraciones de la Semana Santa.
“Esta situación (la crisis del coronavirus) nos convoca a una creatividad pastoral para ayudarnos unos a otros a vivir la cuaresma y la Semana Santa de una manera nueva. Los pastores somos especialmente convocados a una nueva entrega y creatividad en la manera de acompañar al Pueblo de Dios”, añade en otro momento de las consideraciones que, según precisa, pueden ser modificadas en función de la evolución de la situación y las indicaciones de las adminsitraciones.
Así, señala que en este itinerario cuaresmal, “carente de algunos signos litúrgicos comunitarios y de las expresiones de la devoción popular en la calle”, está llamado a un camino aún más arraigado en lo que sostiene la vida espiritual: “la oración, el ayuno y la caridad”. “Que los esfuerzos realizados para contener la propagación del coronavirus se acompañen del compromiso de cada fiel para el bien mayor: el cuidado de la vida, la derrota del miedo, el triunfo de la esperanza”, añaden.