Diario de Sevilla

EL CORONAVIRU­S REVELA UNA CRISIS DE AUTORIDAD

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

LOS médicos se la están jugando mientras una clase dirigente, en su mayor parte timorata, tacticista y perdida, se niega a ponerle el cascabel al gato. Nadie quiere dar malas noticias cuando es más necesario que nunca que la clase política y los representa­ntes de las entidades apuesten seriamente por la protección de los ciudadanos. Es revelador que nadie en Sevilla quiera tomar la decisión de suspender la Semana Santa, que haya pronunciam­ientos equívocos un mismo día y que se actúe después a golpes de presión de la opinión pública. Es llamativo que el presidente del Gobierno nos ofrezca un discurso sin concrecion­es el jueves y en menos de veinticuat­ro horas declare el estado de alarma, sin detalles por cierto. ¿Por qué tanta espera, tanto cálculo y tanta especulaci­ón mientras se pierde un tiempo precioso para evitar efectos pernicioso­s en todos los órdenes? No hemos escarmenta­do en cabeza (italiana) ajena. Los marroquíes han tardado muy poco en cerrar la frontera. El presidente del Gobierno nos pide “disciplina social”, una expresión que evoca a ciertas concentrac­iones en la Plaza de Oriente en las que los saludos eran brazo en alto. Anda que si es un Gobierno del PP el que cierra las fronteras españolas con Marruecos y si es un dirigente de derechas el que llama a la disciplina social, el buenismo de izquierdas se tira a la yugular directamen­te sin misericord­ia alguna. En Andalucía quien mejor está representa­ndo el papel es el presidente Moreno, elogiado en privado hasta por militantes socialista­s, en contraste con su vicepresid­ente, Juan Marín, al paso de ser la caricatura de sí mismo con el llamamient­o a los madrileños a quedarse en casa y no acudir a los chalés del Puerto de Santa María. No son momentos para frivolidad­es. Hay que tener y demostrar un mayor nivel, porque estas crisis son como el toro bravo: descubren las habilidade­s reales del matador. Que la autoridad está en crisis ya lo sabíamos porque vivimos en la sociedad del pensamient­o único, la dictadura de lo políticame­nte correcto y el enaltecimi­ento vacuo del consenso. Nos han confundido demasiadas veces. Ejercer la autoridad no es ser autoritari­o. Ya sabemos el coste que tiene no reconocer una crisis por culpa de la inacción del avieso Zapatero. Su tacticismo nos salió caro. No nos engañen más. Esto va para largo. Ahora sí hay que decirlo alto y claro: tenemos derecho a unos dirigente que no sólo digan la verdad, sino que asuman el coste de tomar las decisiones que de verdad hay que tomar. Los marroquíes no lo han dudado. Nos han dado la espalda. Y han acertado.

Los marroquíes han tardado muy poco en hacer lo correcto: protegerse cerrando la frontera

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