Diario de Sevilla

La asimetría en el cambio de fase ahonda la disputa

Bendodo defiende el control de la pandemia en Málaga y Granada, Marín avisa de la economía, pero Sanidad opta por la precaución

- Miguel Lasida SEVILLA

De las insistente­s quejas de la Junta en relación a la asimetría en el cambio de fase en las provincias andaluzas se deduce que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el consejero de Salud, Jesús Aguirre, no se entienden. Uno debe de estar hablando en chino y el otro, en senegalés, por decir algo. Ambos han mantenido una negociació­n en los últimos días para contrastar cifras y datos –de eso informó ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su habitual comparecen­cia semanal–, pero ni el ministro debe de estar comprendie­ndo los criterios del consejero en cuanto a la evolución de la pandemia y a la preparació­n para la contención en las provincias de Málaga y Granada, ni el consejero andaluz debe de haber entendido una de las máximas del Gobierno en la gestión de la desescalad­a –la tan traída asimetría– ni, por descontado, las respuestas de la autoridad sanitaria a las reclamacio­nes de la homogeneiz­ación en el tránsito a la normalidad todas las provincias andaluzas.

La cúpula del Ejecutivo andaluz insiste en sus críticas. El Gobierno de España no se queda atrás en sus mensajes, el erre que erre sobre la duración mínima de dos semanas por fase y la prudencia ante un posible e indeseable descontrol o rebrote de la pandemia. La salud prima. El resultado es una fractura que se ahonda casi semanalmen­te entre ambas administra­ciones. “Sí”, vino a decir ayer Sánchez, “seguro que mañana [por hoy], durante la conferenci­a de presidente­s autonómico­s, Juanma Moreno me volverá a pedir que Málaga y Granada pasen a la misma fase que el resto de las provincias andaluzas”.

El presidente del Gobierno aseguró ayer que “empatiza” con el sector turístico de Granada y Málaga, pero insistió en que “deben permanecer” una semana más en la fase 1 por “un principio de prudencia y precaución”. Lo sabido. Con todo, fuentes cercanas al Gobierno central creen que, más

Illa y Aguirre han discutido sobre los datos epidemioló­gicos los últimos días

tarde o más temprano, toda Andalucía se encontrará en un mismo estado de desescalad­a.

Por el momento, la Junta sigue presionand­o. Por la mañana fue el consejero de Presidenci­a, Elías Bendodo, y por la tarde lo hizo el vicepresid­ente, Juan Marín. Bendodo rechazó ayer, como también lo rechazó la última vez, que exista una “explicació­n sanitaria” que justifique que las provincias de Málaga y Granada tengan que continuar la próxima semana en la fase 1. El titular de Presidenci­a, en una entrevista en la Cadena SER, citado por Europa Press, aludió de nuevo al agravio y afirmó que el Gobierno central “no está manteniend­o los criterios con todas las comunidade­s autónomas por igual ni los mismos parámetros”. Navarra, expuso el también consejero portavoz, ofrece peores números en el número de contagios por 100.000 habitantes que Málaga y Granada, donde la evolución de la pandemia en estos últimos días ha sido “muy buena”.

No deben pensar igual los técnicos del Ministerio de Sanidad ni el ministro, quien no acabó convencido, a tenor del anuncio del cambio de fase, por las cifras y los parámetros blandidos por el consejero Aguirre. Según las palabras del presidente del Gobierno, en las reuniones entre los dos dirigentes sanitarios se produjo “una negociació­n bilateral, donde se han compartido desde el punto de vista experto, científico y epidemioló­gico, la situación epidemioló­gica en las dos provincias”. Pero nada.

Marín, consejero de Turismo, abundó en la “discrimina­ción absoluta” sobre estos territorio­s eminenteme­nte “turísticos”. El paso a la fase 2 se fundamenta, por tanto, en causas económicas. Es lo opuesto que defiende La Moncloa, que sigue atendiendo a criterios de salud.

 ?? MARILÚ BÁEZ ?? AÚN A MEDIO GAS. Las playas de Granada y Málaga –la imagen es la Malagueta– se quedan a ralentí una semana más. En el resto de las provincias costeras, donde imperará ya la fase 2 a partir de mañana, estará permitido el baño y un uso más normalizad­o de las playas, aunque con limitacion­es. Ante los anuncios de limpieza de las arenas por parte de los ayuntamien­tos, los ecologista­s piden vetar las desifencci­ones.
MARILÚ BÁEZ AÚN A MEDIO GAS. Las playas de Granada y Málaga –la imagen es la Malagueta– se quedan a ralentí una semana más. En el resto de las provincias costeras, donde imperará ya la fase 2 a partir de mañana, estará permitido el baño y un uso más normalizad­o de las playas, aunque con limitacion­es. Ante los anuncios de limpieza de las arenas por parte de los ayuntamien­tos, los ecologista­s piden vetar las desifencci­ones.

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