Una labor esencial detrás del mostrador
Además de dispensar medicamentos, los farmacéuticos están haciendo de médicos, psicólogos y hasta de maestros
Las farmacias son uno de los pocos servicios básicos que durante el estado de alarma han estado subiendo la persiana cada día. Desde el inicio de la pandemia, a sus profesionales les está tocando enfrentarse cara a cara con un virus que lo ha puesto todo patas arriba. Su trabajo no es fácil, han asumido leyes y normas, funciones médicas, adaptado espacios... cambios en un día a día con los que en definitiva saldrán reforzados como servicio esencial y sanitario mas cercano a la población.
La crisis del coronavirus nos dejará en la retina muchas imágenes difíciles de olvidar. Si echamos la vista atrás y nos vamos al comienzo nos acordaremos cómo las farmacias se convirtieron en el principal recurso de una ciudadanía que buscaba mascarillas por doquier ante la necesidad de protegerse de un virus que corría como la pólvora entre la población. El desabastecimiento entonces de estos productos de protección marcó el inicio de una crisis sanitaria sin precedentes y los carteles en las puertas de estos negocios con el clásico “no hay mascarillas” dieron la vuelta al mundo. Sólo han pasado algo más de dos meses desde entonces, pero la intensidad del momento hace que esas inquietudes formen ya parte de un pasado alejado. Ahora, en las farmacias ya hay mascarillas y geles hidroalcohólicos y, aunque sigue sin haber guantes, el otro producto estrella de esta crisis, “se pueden hacer menos necesarios con una correcta higiene de mano”. Así lo recomienda el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, Manuel Pérez. “Independientemente del uso de guantes, la desinfección con soluciones hidroalcohólicas y el lavado de manos periódicamente y al menos durante 30 segundos es clave en estos momento”, señala.
A fin de proteger al gremio, desde este organismo se remitió los primeros día de la declaración del estado de alarma una serie de recomendaciones a las farmacias asociadas. “En concreto se enviaron 16 recomendaciones”, recuerda Pérez. Entre ellas figuraban medidas como aconsejar a los usuarios ir a la farmacia de uno a uno, acudir sólo cuando fuera estrictamente necesario, tratar de mantener la máxima distancia de seguridad dentro de la farmacia, que los profesionales que atienen estuvieran siempre detrás de los mostradores, que utilizaran mascarillas y guantes y que enseñaran a la población a ponérselos y quitárselos con seguridad, entre otras. “También le pedimos al Ministerio equipos de protección que finalmente no llegaron. Nosotros no hemos tenido ayuda de nadie para el tema de la protección. La Consejería, en un momento determinado, nos facilitó algo, pero poca cosa. Nos hemos suministrado como hemos podido y a estas alturas todos tenemos EPIS”, afirma el presidente de los farmacéuticos que recuerda a los 19 compañeros fallecidos a consecuencia del coronavirus, los 500 compañeros afectados y el cierre de unas 40 farmacias en España por la infección de todo su personal.
La provincia de Sevilla cuenta con 872 farmacias y alrededor de 3.000 farmacéuticos colegiados. Julio Cansino y Mati Muñoz son dos de estos profesionales que están viviendo esta crisis desde dos puntos diferentes de la provincia. Mati es propietaria junto a su padre de la única farmacia del municipio de El Ronquillo. Aquí, esta joven farmacéutica lleva atendiendo pacientes, como ella los llama a lo largo de toda la entrevista, desde hace seis años que acabó la carrera. “Desde que los veo entrar por la puerta ya se lo que me van a decir”, afirma y matiza: “El trato aquí con el paciente es muy familiar porque nos conocemos todos y tenemos mucha relación”. La crisis sanitaria ha llevado a este pueblo de la zona Norte de la provincia y de unos 1.300 habitantes una reorganización sanitaria por la que los vecinos se han quedado sin servicio de urgencias en el centro de salud por las tardes. Por esta razón la far
Las más de 800 farmacias de la provincia fomentan con su trabajo su compromiso