La crisis del
des con juegos de mesa. Se lleva varios aprendizajes: ha preparado nuevos postres con su madre y dedicado más tiempo a cocinar. En las tardes libres sin clases on line de 08:30 a 14:30 ha leído muchísimo y ha visto series de televisión. Elogia a sus profesores y a su tutor por el gran esfuerzo que están dedicando a los alumnos en estos meses. Lo que peor soportó al principio del encierro fue no poder abrazar a sus abuelos ni a sus amigas, por más que se conectaran por videollamadas. Clara destaca que el apoyo de sus padres y hermanos ha sido clave para sobrellevarlo todo bastante mejor, y actualmente está contenta. El insomnio no le afecta, aunque sí el sueño ligero de madrugada y que le cuesta ponerse a trabajar más que normalmente.
En Nervión, más cerca ya de la Cruz del Campo, Javier, de 17 años, espabilado y buen deportista que avanza en los estudios con resignación, confiesa que ha estado “encantado” en el confinamiento y mucho más relajado que de costumbre, pese a su gran afición a salir a la calle con los amigos. También ha ayudado más que antes en las tareas de la casa (limpiar y ordenar los cuartos, y en la cocina) y se lo ha pasado en grande dedicando largas horas del confinamiento a charlar con su padre de política, cuestión que hasta ahora no le había interesado. En el lado negativo, la pereza y la desmotivación que le invadían para trabajar y practicar deporte, una desgana derivada de las pocas horas de sueño que quedan al acostarse tarde viendo películas en Netf lix.
En el centro de la ciudad, Eduardo, de 14 años y buen estudiante, le ha cogido el gusto a disfrutar de la casa sin necesidad de salir a la calle, en ese universo y mundo propio que es estar en su cuarto con su música. Ha echado de menos sus partidos de fútbol y los paseos con sus amigos. Le ha costado trabajo mantener la motivación para trabajar a diario en las tareas del colegio y continuar las clases de inglés. Las tardes las ha dedicado a jugar a la play con sus primos y amigos, y por la noche a ver las series de la plataforma de vídeo bajo demanda Netflix.
En el Aljarafe, Luis, de 16 años, ha intentado llevar con el mejor ánimo posible la situación. Ha aprovechado estos meses para aprender a tocar la guitarra, y saber cómo cocinar un buen bizcocho con su madre. Confiesa que ha ayudado más en las tareas de la casa que de costumbre. La familia ha establecido turnos con los dos hijos para recoger la cocina a diario. Otro aspecto que ha valorado del encierro es el tener a su padre y a su madre con ellos muchas más horas que de costumbre.
En el lado menos positivo, Luis admite que ha estado aburrido e inquieto por la saturación de deberes, por la imposibilidad de salir a hacer deporte varios días a la semana (jugar al fútbol) y por no poder estar con sus amigos. Necesitaba más que las videollamadas con la pandilla de dos a tres veces a la semana. Su vía de escape ha sido el patio y sacar al perro.
En la misma familia de Luis, su hermana Lucía, de 17 años para 18, buena estudiante, ha sentido verdadero agobio por la interrupción de las clases justo en el año en que se examina de Selectividad. Su inquietud ha estado vinculada sobre todo a esta preocupación y a no saber qué va a suceder con sus estudios y sus clases. De ahí que no haya conciliado bien el sueño. Por lo demás cuenta que el confinamiento ha sido mejor de lo que imaginaba.
“He aprovechado para aprender a tocar la guitarra y cocinar un buen bizcocho”
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