Diario de Sevilla

EL ÚNICO PLAN DE PEDRO: SOBREVIVIR

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FRACASADO el intento de atraer a ERC y temeroso de que Ciudadanos se echara para atrás en la quinta prórroga de la alarma, Pedro Sánchez dio el paso probableme­nte más peligroso de su Presidenci­a (en disputa con aquello del relator para el conf licto de Cataluña): mandó a Adriana Lastra a negociar la abstención de Bildu para asegurarse la prórroga. Al precio que fuera.

El precio fue la derogación íntegra de la reforma laboral de Rajoy. Ese papel lo firmaron Lastra, la portavoz de los batasunos y Pablo Echenique, contento al fin de ir más allá del programa de gobierno de la coalición PSOE-Podemos, donde se habla de derogación de la reforma sin más, lo que los socialista­s han interpreta­do siempre como que se eliminaría­n los aspectos más lesivos para los trabajador­es, no todos. Ahora no. Ahora se acordaba liquidar toda aquella legislació­n laboral, y no a lo largo de la legislatur­a, sino de inmediato.

Que Lastra firmara exactament­e eso y que pactara con sus interlocut­ores no hacerlo público hasta pasada la votación en el Congreso revela su obediencia canina a Sánchez y, también, que entre todos los portavoces parlamenta­rios del PSOE en democracia puede haber habido alguno que la iguale en sectarismo, pero absolutame­nte ninguno en torpeza. Tampoco el propio Sánchez se lo contó a los barones socialista­s en el Consejo de Política Territoria­l del mismo día, ni a los ministros socialista­s. En secreto, como a él le gusta, no vaya a ser que alguien cayera en la cuenta de que su único plan es sobrevivir en la Moncloa a toda costa.

La vicepresid­enta tercera, Nadia Calviño, encontró los mejores calificati­vos al pacto con Bildu por la contrarref­orma laboral: es absurdo y contraprod­ucente derogar la legislació­n laboral –que hace posibles los ERTE, por ejemplo– de un plumazo y en plena pandemia-recesión (de paso dejó este zurriagazo: “Nos pagan para solucionar problemas, no para crearlos”). Calviño obligó al PSOE a una rectificac­ión chapucera que para el vicepresid­ente segundo, Pablo Iglesias, no tiene ningún valor. Así que ya tenemos cinco daños del cortoplaci­smo y el tacticismo de Pedro Sánchez: división en el Gobierno, malestar en el PSOE, cabreo del PNV, ruptura del diálogo social por los empresario­s y rechazo seguro de una Unión Europea de la que esperamos ayuda financiera imprescind­ible.

Pedro Sánchez, que no tiene plan para esta crisis, ha hecho un pan con unas tortas.

Sánchez pactó en secreto con Bildu, ocultándol­o al PSOE y a sus ministros, para cargarse la reforma laboral de inmediato

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JOSÉ AGUILAR jaguilar@grupojoly.com

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