El Cristo del Mayor Dolor regresa a San Lorenzo tras su restauración
El Crucificado de la Hermandad de la Bofetá ha sido intervenido por Carmen Bahima
El Cristo del Mayor Dolor fue repuesto al culto en la mañana de ayer durante una misa celebrada en la Parroquia de San Lorenzo. El Crucificado titular de la Hermandad de la Bofetá fue retirado del culto a principios de diciembre para ser restaurado por Carmen Bahima. Con esta inter vención ha culminado la restauración de las imágenes de la citada Hermandad. El Cristo del Mayor Dolor ha sido sometido a una inter vención integral que ha permitido recuperar los valores estéticos de esta importante talla que procede de la época antigua de la hermandad y que fue realizada en torno al año 1600. El Cristo tendría que haber vuelto para su besapiés y vía crucis de cuaresma, pero el
Se ha rescatado una policromía que la talla tenía bajo la aplicada en los años 90
estado de alarma por el Covid19 lo impidió, permaneciendo hasta ayer mismo en el taller de la restauradora.
La intervención ha permitido consolidar la talla y se ha levantado la última policromía que tenía –gruesa y bastante tosca– que impedía admirar los finos rasgos anatómicos de la imagen. Tras comenzarse la limpieza, la restauradora advirtió la mala calidad de la policromía existente, probablemente de los años 90. Tras varias catas, se evidenció la existencia de otra capa de color en buen estado que, tras acordarlo la comisión de expertos creada para la intervención, se decidió recuperar. Esta policromía, podría deberse a la mano de Sebastián Santos, que restauró al Cristo tras un incendio ocurrido en el año 1942 en su altar en San Antonio de Padua. Debajo de la policromía que se ha rescatado hay algunos restos de otra que es muy parecida a la que se ha sacado a la luz.
En la intervención también se le ha realizado al Cristo una nueva corona de espinas en madera de cedro tallada y policromada y se ha sustituido el INRI de la cruz, que está sujeto por dos clavos de forja, uno de ellos extraído de la propia talla.
Aunque entre los expertos se ha venido inscribiendo esta talla anónima en la producción tanto de Andrés de Ocampo como de Juan de Oviedo, en la publicación que ha editado la hermandad con motivo del centenario de su reorganización, el historiador del arte Rafael J. Ríos Delgado la apunta definitivamente a la gubia de Andrés de Ocampo. Para ello se basa en el análisis formal y estilístico realizado con motivo de la restauración y en la comparación con otras tallas tanto de Oviedo como de Ocampo. A la misma conclusión ha llegado la comisión de expertos que ha guiado la restauración, compuesta por historiadores de reconocido prestigio, como Andrés Luque Teruel, Guillermo Martínez Salazar, Francisco Ros González o Alicia Iglesias Cumplido.
El estudio directo de esta talla, realizada en madera de ciprés, de tamaño algo menor que el natural y que transita entre el manierismo y un incipiente barroco, les ha llevado a concluir que fue realizada por Ocampo en torno al año 1600.
En la hermandad no existe documentación que aclare cuándo y cómo llegó a su seno. Las investigaciones realizadas por el equipo coordinado por Juan Pedro Recio para la realización del libro del centenario de la reorganización, sí ha revelado, por otro lado, datos muy interesantes sobre la advocación.
En los diferentes documentos hallados por los historiadores se pone de manifiesto que esta imagen nunca recibió en la época antigua la advocación de Mayor Dolor. Era el Cristo Cautivo de la Bofetada el que recibía este nombre: se le reconocía indistintamente como Cristo de la Bofetada o Cristo del Mayor Dolor. Al Crucificado, como en tantas otras hermandades, se le llamaba simplemente “Santo Cristo”. Será tras la reorganización, en 1919, cuando el Crucificado pasa a recibir culto como Santo Cristo del Mayor Dolor.