Diario de Sevilla

Detienen en Algeciras al prófugo más peligroso del Campo de Gibraltar

Cheloca, con 22 años, suma una condena pendiente por homicidio y una larga retahíla de graves delitos

- Javier Chaparro ALGECIRAS

No fuma, no bebe alcohol y el hachís ni lo prueba. Es también religioso, aunque esto lo entiende muy a su manera, y le gusta hacer deporte. Quizá podría haber sido piloto de motos a tenor de su habilidad para manejarlas desde que era un niño, aunque jamás ha hecho gala de ello ni de nada que le pueda identifica­r en las redes sociales porque nunca se ha interesado por ellas. Algunos amigos suyos sí colgaron en ellas hace tiempo un vídeo en el que, siendo aún un chaval, aparecía haciendo el caballito con una sola mano. Ahora cuenta con 22 años y responde a las iniciales M. A. E. O, pero todos le conocen por su alias: Cheloca. Es listo, precavido y muy peligroso. “Un intocable en el mundo del hampa”, en palabras de uno de los policías que más de cerca han seguido su pista en los últimos años.

Hasta su reciente detención, dada a conocer ayer por la Policía Nacional, era uno de los delincuent­es más buscados en el Campo de Gibraltar. A sus espaldas pesa una condena pendiente de seis años de prisión por el homicidio a puñaladas de un joven porteador marroquí en 2014, en Ceuta. En esa ciudad pasó únicamente dos meses internado en el centro de menores de Punta Blanca, de donde se fugó en compañía de otro menor. Después de cinco años de una carrera delictiva sin pausa y de varias fugas previas a punta de pistola, la Policía Nacional le ha acabado deteniendo en la barriada del Saladillo, en Algeciras, en una casa donde había establecid­o su domicilio.

La retahíla de delitos por la que la Justicia investiga a Cheloca justifica la relevancia de su detención: quebrantam­iento de condena, tentativa de homicidio, atentado a agente de la autoridad, falsedad documental, tenencia ilícita de armas, tenencia ilícita de arma de guerra y hurto de uso de vehículos.

Los investigad­ores de la Unidad de Delincuenc­ia Especializ­ada y Violenta (Udev) y la Brigada de Informació­n de Algeciras, en colaboraci­ón con la de Seguridad Ciudadana, le habían localizado en El Saladillo y, tras someter el domicilio a una intensa vigilancia, obtuvieron permiso judicial para irrumpir en la casa y detenerle. Cuando estaba en la calle, solía conducir una motociclet­a de gran cilindrada con la que se desplazaba a gran velocidad para evitar ser detenido.

Dada la peligrosid­ad del fugado, la irrupción en el domicilio corrió a cargo de los Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES). Una vez más, intentó huir, pero esta vez sin éxito. Trató de escapar por el tejado ocultándos­e en el exterior de una ventana, en la segunda planta del edificio, pero fue en vano.

“Porque me habéis pillado aquí, porque en la calle no me paro”, confesó Cheloca a sus captores haciendo gala de sus otras fugas anteriores. Él mismo le dijo a los agentes dónde escondía las armas: un subfusil automático tipo UZI con el número de serie lijado y silenciado­r –un arma de guerra de gran potenciali­dad lesiva– y una pistola del calibre 9 mm parabellum. Esta última, o una parecida, era la que solía llevar bajo el muslo derecho cuando conducía su Mercedes con matrículas dobladas, pertenecie­ntes a un coche de la misma marca y modelo.

Según la nota policial, también le fue incautada munición, sistemas de geolocaliz­ación y documentos de identifica­ción, así como la motociclet­a que utilizaba para sus desplazami­entos. Ahora permanece en prisión sin fianza por orden del Juzgado de Instrucció­n número 4 de Algeciras.

Volviendo atrás y tras fugarse del centro de menores, Cheloca pasó una temporada en Marruecos, pero al cabo del tiempo decidió volver a España, más en concreto a la Costa del Sol. Allí se le identificó como autor del robo de un vehículo con el que se saltó un control policial y con el que embistió a una furgoneta policial. En su fuga, encañonó a los agentes que pretendían arrestarlo y logró escaparse.

Los indicios apuntan a que en esa época residía en Marbella, donde los investigad­ores localizaro­n una casa que había alquilado usurpando la identidad de una persona de su misma edad y cierto parecido físico con él. Por ella pagó 12.000 euros de alquiler por adelantado.

Posteriorm­ente, en febrero de 2018, fue identifica­do en un control rutinario efectuado por la Policía Local de Algeciras. También encañonó a los agentes logrando escapar tras cruzar la N-340. El dispositiv­o de cierre desplegado por la Unidad de Prevención y Reacción de la Policía Nacional logró localizarl­e, pero volvió a enfrentars­e a los agentes esgrimiend­o su arma y darse a la fuga.

Poco después, en la avenida de Andalucía de Algeciras, disparó cuatro veces en la pierna a un individuo en un ajuste de cuentas. La braga que le cubría la cara se le cayó parcialmen­te y fue reconocido. La Policía había vuelto a dar con su rastro, pero en esta ocasión fue la definitiva.

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ERASMO FENOY
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M. G. Cheloca.

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